El genio de Paul Klee llena el IVAM
El museo valenciano presenta una amplia retrospectiva, con 122 obras del artista
La m¨¢s completa retrospectiva de Paul Klee (M¨¹nchenbuchsee, 1879-Muralto, 1940), con una selecci¨®n de 122 obras de toda su biograf¨ªa creadora, se abre ma?ana al p¨²blico en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), de Valencia. Los comisarios, Emmanuel Guigon y Tom¨¢s Llorens, este ¨²ltimo conservador jefe del Museo Thyssen-Bornemisza, de Madrid, donde la muestra se exhibir¨¢ en junio, han ocupado cinco salas, sobre otros tantos periodos del artista. El montaje, patrocinado por el BBV, ofrece una oportunidad ¨²nica para seguir el itinerario de uno de los grandes artistas de este siglo.
Se trata de la cuarta monogr¨¢fica dedicada a Klee en nuestro pa¨ªs. Teniendo en cuenta que Klee es uno de los artistas capitales de nuestro siglo y la pr¨¢cticamente nula representaci¨®n de su obra en nuestras colecciones p¨²blicas, excepci¨®n hecha del Museo Thyssen Bornemisza, de Madrid, que cuenta con cuatro obras, no se puede menospreciar esta insistencia.Hay que reconocer que resulta dif¨ªcil hallar un caso parecido al de Paul Klee en el arte del siglo XX. En primer lugar, por la originalidad, la calidad y la intensidad de la obra pict¨®rica realizada, pero tambi¨¦n, en segundo, por el alt¨ªsimo nivel de conciencia cr¨ªtica con que se plante¨®, en un plano te¨®rico, por qu¨¦ hizo lo que hizo y, en general, por qu¨¦ el arte moderno discurri¨® por determinados caminos.
En relaci¨®n con esto ¨²ltimo, hay un testimonio muy al alcance nuestro, ya que ha sido traducido y reeditado en castellano varias veces. Me refiero a sus Diarios, aunque tambi¨¦n a otros escritos suyos sobre arte, como, sobre todo, los cuadernos de ense?anza de su etapa como profesor en la famosa Bauhaus y las conferencias dictadas en diversos lugares.
Inicialmente relacionado con el grupo expresionista de M¨²nich, el del Jinete Azul, la trayectoria art¨ªstica de Paul Klee fue, no obstante, lo suficientemente singular como para que aparezca asociada a las m¨¢s diferentes tendencias de la vanguardia hist¨®rica, como, adem¨¢s de la expresionista antes citada, las del poscubismo, por v¨ªa de Delaunay, y la del surrealismo, cuyos primeros representantes pl¨¢sticos de la d¨¦cada de los veinte, Mir¨® y Masson, sufrieron su estimulante influencia.
Pero, en realidad, la obra de Klee, desde su revelador viaje a T¨²nez en 1914, junto a los tambi¨¦n pintores Louis Moillet y August Macke, alcanz¨® un grado de madurez personal que ya estuvo definitivamente m¨¢s all¨¢ de cualquier relaci¨®n circunstancial con cualquier movimiento vanguardista contempor¨¢neo. En este sentido, s¨®lo resulta comparable con Henri Matisse y Pablo Picasso.
Como ¨¦stos, Klee se supo mantener en una tensi¨®n equidistante entre las corrientes figurativas y normativas de la vanguardia de entreguerras, lo que supuso afirmar simult¨¢neamente el sentido narrativo y formal de la obra de arte dentro de la m¨¢s exigente dial¨¦ctica. Muerto a los 61 a?os, los ¨²ltimos a?os de la vida de Klee, marcados por la tragedia de tener que refugiarse en Suiza tras la subida de los nazis al poder, fueron, no obstante, desde un punto de vista creativo, de una intensidad estremecedora.
La obra de los a?os treinta, en efecto, supuso para Klee una inmersi¨®n en las m¨¢s oscuras zonas del mundo interior, en las que ahond¨® con la penetraci¨®n de un m¨ªstico visionario, pero sin que la correspondiente floraci¨®n de este universo subjetivo se cerrara al mundo circundante; antes, por el contrario, fue logrando dotar a cada una de sus im¨¢genes de una fuerza apocal¨ªptica, muy a tono con los terribles acontecimientos hist¨®ricos entonces desencadenados.
Por lo dem¨¢s, aunque Klee se apart¨® voluntariamente de los cen¨¢culos art¨ªsticos de moda, el impacto de su obra nada m¨¢s terminada la II Guerra Mundial fue formidable y su huella en el arte europeo de los a?os cuarenta y cincuenta no tiene parang¨®n. Es cierto que, tras imponerse la Escuela de Nueva York, con sus grandes formatos y su formalismo cada vez m¨¢s desnudo, su obra qued¨® relativamente relegada, pero se trat¨® de un olvido pasajero, como le ocurri¨® a Picasso a partir de los cuarenta, al que se trat¨® de preterir err¨®neamente en algunas plataformas cr¨ªticas americanas. De hecho, ahora lo vemos, la obra de Klee tiene garantizado, con la m¨¢s deslumbrante claridad, el porvenir.
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