Juicios y prejuicios
EL DETERIORO de la imagen de la justicia no puede ser ajeno al protagonismo social de algunos jueces m¨¢s dados al espect¨¢culo que a la administraci¨®n de justicia. Son pocos, pero su atosigante, presencia en los medios est¨¢ teniendo un efecto desastroso. Esta misma semana, el Consejo del Poder Judicial ha acordado expedientar al juez Joaqu¨ªn Navarro, el famoso juez de las ondas, por un art¨ªculo publicado en El Mundo ?hace siete meses!, y abrir una investigaci¨®n en relaci¨®n a otro aparecido en el mismo medio el 24 de marzo.En el primero de dichos art¨ªculos, el conocido juez, habitual de las tertulias radiof¨®nicas, arremet¨ªa contra su colega Baltasar Garz¨®n, al que acusaba de constituir un caso de "vanidad patol¨®gica", de actuar guiado por el "odio" hacia su compa?ero el tambi¨¦n juez G¨®mez de Lia?o, y de dictar resoluciones "prevaricadoras", entre otras cosas. El segundo texto conten¨ªa, seg¨²n la denuncia formulada por el presidente de la Sala Segunda del Supremo, Jos¨¦ Jim¨¦nez Villarejo, "calumniosas imputaciones y graves injurias" contra dos magistrados -de esa sala, siempre en torno a la admisi¨®n a tr¨¢mite de una querella contra G¨®mez de Lia?o presentada por directivos del Grupo PRISA.
El prestigio de la Administraci¨®n de justicia es en Espa?a ¨ªnfimo y decreciente, seg¨²n diversas encuestas. La ¨²ltima, difundida por el CIS hace una semana, certifica que es la instituci¨®n peor valorada y la que inspira menos confianza a los ciudadanos. Esas encuestas revelan que la justicia es percibida desde hace a?os como lenta, ineficaz, arbitraria, incoherente, discriminatoria, abusiva y depositaria de un poder excesivo. Sin duda hay motivos materiales y organizativos que explican ese deterioro, y as¨ª lo hac¨ªa constar el Libro Blanco presentado en octubre pasado por el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Javier Delgado. Pero seguramente no es menos determinante la contradicci¨®n entre la imagen ideal de los jueces que tienen los ciudadanos, y la evidencia de comportamientos muy subjetivos -demasiado humanos- de algunos magistrados muy famosos.
Aqu¨ª se conoce mejor el sistema judicial norteamericano que el espa?ol. En cambio, estamos perfectamente al d¨ªa de las opiniones -y prejuicios- que unos cuantos jueces tienen sobre pol¨ªtica, moral y hechos varios. Y no por los autos que redactan, sino por sus art¨ªculos o su presencia en las tertulias de radio. El m¨¢s prol¨ªfico de todos es el juez Navarro, un antiguo falangista -autor de un libro- de texto de Formaci¨®n del Esp¨ªritu Nacional y ex profesor de la Escuela de Mandos Jos¨¦ Antonio-, que despu¨¦s de pasar por el PSP y el PSOE -fue secretario general de ese partido en Almer¨ªa, adem¨¢s de senador y diputado- se ha convertido en uno de los te¨®ricos de la cruzada antifelipista, sector apocal¨ªptico. El mismo d¨ªa que el Consejo del Poder Judicial acordaba investigarle, se presentaba en Madrid el ¨²ltimo producto de su pluma con Julio Anguita como presentador apologeta.
En otro libro anterior sosten¨ªa tal juez, entre otras muchas opiniones igual de ponderadas, que las caracter¨ªsticas del Gobierno socialista eran "la cleptocracia, la canallocracia, el envilecimiento y la putrefacci¨®n", y que actuaba, como los vampiros, "desde las sombras, para asegurar as¨ª la indefensi¨®n de las v¨ªctimas". ?Qu¨¦ garant¨ªas de imparcialidad puede ofrecer un juez que hace ostentaci¨®n de semejantes creencias o prejuicios? Esa facilidad para pasar directamente del p¨²lpito al tribunal ?no resulta contradictoria con la funci¨®n jurisdiccional, que permite al juez enviar a los ciudadanos a prision por largos a?os?
Una cierta sobriedad de estilo no es que sea deseable, sino que forma parte del bagaje necesario del juez, del mismo modo que la discreci¨®n es consustancial al oficio de confesor y el valor al de soldado. La Constituci¨®n proh¨ªbe expresamente la militancia pol¨ªtica o sindical de los jueces, a fin de subrayar la imagen de neutralidad consustancial a su funci¨®n. Pero tal prohibici¨®n le parece al juez de las ondas "un insulto a la inteligencia media del ciudadano, una estupidez". Afirmar, como sus hooligans en los medios, que cuando expresa esas opiniones lo hace en su condici¨®n de ciudadano y no de juez es una falacia: es imposible desligar ambas, y as¨ª lo subrayan los propios medios en que escribe o perora, y en los que se requiere su opini¨®n precisamente en tanto que juez o magistrado.
El juez Navarro asegura que su amigo G¨®mez de Lia?o es agredido por Ia justicia que complace al pr¨ªncipe". ?A qu¨¦ pr¨ªncipe complac¨ªa Joaqu¨ªn Navarro cuando en su manual de formaci¨®n pol¨ªtico-social y c¨ªvica explicaba en 1969 que el gobernador civil "representa en la provincia ¨¦sa comunidad de los espa?oles en unos mismos ideales que es el Movimiento"?
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