Un lazo con el pasado

Rosario Terr¨®n Santos, de 85 a?os, constituye el hilo directo viviente entre las dos visitas reales a Las Hurdes: la de Alfonso XIII y la de su nieto el rey Juan Carlos. En la casa de Acacio Terr¨®n hace 76 a?os, en Casar de Palomero, un pueblo situado al borde de Las Hurdes, el rey Alfonso XIII durmi¨® durante su hist¨®rico viaje.La familia Terr¨®n conserv¨® intacta la habitaci¨®n donde pernoct¨® el rey, con la cama alta de barrotes de madera, colchas bordadas, el crucifijo en la pared y una jofaina encima de la palangana. "La quisimos conservar, porque hemos sido poca familia; no necesit¨¢bamos esta habitaci¨®n". Uno de los familiares comentaba ayer que por all¨ª deber¨ªa andar todav¨ªa el orinal usado por el rey.

Contin¨²a Rosario su relato: "El duque de Miranda le dijo a mi padre que le diera una postal para que le pusiera el rey un aut¨®grafo, pero el rey dijo que no, que le iba a mandar una fotograf¨ªa". La fotograf¨ªa con la dedicatoria de Alfonso XIII se encuentra colgada en la sala de estar.

Ayer, 76 a?os despu¨¦s, su nieto el rey Juan Carlos visit¨® el lugar. No lleg¨® a caballo ni hac¨ªa calor; llov¨ªa en forma torrencial. Esto no impidi¨® que cientos de lugare?os se congregasen en la plaza para vitorear a los reyes, que saludaron desde el balc¨®n.

Despu¨¦s se dirigieron a la ermita de la Cruz Bendita, una iglesia del siglo XVIII construida sobre una sinagoga jud¨ªa. En este lugar, cristianos y jud¨ªos viv¨ªan en armon¨ªa despu¨¦s de que los musulmanes hubiesen abandonado el lugar.

Un Viernes Santo del a?o 1488, los jud¨ªos apedrearon la Cruz Bendita para replicar a una paliza que, dicen, los cristianos les hab¨ªan propinado el d¨ªa anterior.