El f¨²tbol, a favor del lenguaje universal contra la violencia
El autor propone dignificar el f¨²tbol y organizaruna "confabulaci¨®n pac¨ªfica" para evitar que grupos minoritarios lo desacrediten
El incidente ocurrido el pasado 1 de abril, ha vuelto a colocar el f¨²tbol en el punto de mira y nos induce a analizarlo m¨¢s all¨¢ de un perfil netamente deportivo. Lo rechazable de los hechos nos permite, sin embargo, reflexionar sobre su trascendencia social y reafirmar nuestras posturas a favor de la convivencia pac¨ªfica. El Real Madrid, considerado por la FIFA como el mejor club de la historia, no contribuir¨¢ a torcer el esp¨ªritu deportivo que m¨¢s y m¨¢s hondo ha calado en el coraz¨®n de los ciudadanos. Rechaza que los excesos de unos pocos anulen la grandeza de un espect¨¢culo que tantas alegr¨ªas proporciona y alienta tantos sue?os. El club est¨¢ dispuesto a emplear toda su energ¨ªa en corregir las deficiencias que puedan encontrarse, limpiar¨¢ y controlar¨¢ hasta donde le sea posible elementos poco dispuestos a aceptar el juego de la convivencia. Es prop¨®sito de su presidente contribuir al engrandecimiento de un equipo cuya altura moral y profesionalidad se corresponde con la afici¨®n que lo secunda. No se escapa que algunas de las cr¨ªticas puedan estar alentadas por el crecimiento, para algunos desmesurado, adquirido por el f¨²tbol en los ¨²ltimos tiempos, hasta convertirlo en el mayor espect¨¢culo de masas. Sin embargo, ha sido este desarrollo lo que ha permitido modernizarlo y engrandecerlo sin perder un ¨¢pice de su caracter¨ªstica principal: una esencia democr¨¢tica que lo convierte en pr¨¢ctica asequible para cualquier aficionado.
En el proceso hist¨®rico segu¨ªdo, que nos ha permitido ser los mejores del mundo, hemos intentado hacer coincidir el inter¨¦s del Real Madrid, de la ciudad de Madrid y de Espa?a con el de cada ciudadano aficionado al f¨²tbol, y muy especialmente los madridistas. En este esfuerzo seguimos aportando nuestro trabajo e imaginaci¨®n, aunque a veces no nos sintamos correspondidos por circunstancias ajenas al club, pero no por ello escondemos la cabeza bajo el ala ignorando lo sucedido. El presidente Lorenzo Sanz ha sido el primero en pedir disculpas y reconocer que se siente avergonzado por lo ocurrido, actitud noble que le honra y le hace merecedor del cargo que ostenta. Un club de esta dimensi¨®n, entronado como el mejor de la historia, debe tener unas miras de alto alcance, y a los madridistas nos toca ahora, m¨¢s que nunca, movilizar a los aficionados al f¨²tbol y a la ciudadan¨ªa en general para actualizar las conciencias en el sentido de que el f¨²tbol constituye un' proyecto de convivencia y diversi¨®n. Excepto un grup¨²sculo minoritario, la afici¨®n, madridista es consciente de la responsabilidad, que significa apoyar un deporte de masas, odia la violencia y la manipulaci¨®n. La presencia de emblemas alusivos a pr¨¢cticas antidemocr¨¢ticas es rechazada por la mayor¨ªa que acude a nuestro estadio. Este respaldo es el mejor argumento para decir basta ya a actitudes violentas y a la instalaci¨®n de s¨ªmbolos que envenenan la convivencia.
La repercusi¨®n internacional de este deporte, con diferencia el de mayor implantaci¨®n, le convierte en veh¨ªculo id¨®neo para difundir un mensaje universalista a favor de la no violencia. Esta plataforma de comunicaci¨®n nos obliga a todos, clubes, medios de informaci¨®n, Liga Profesional, Federaci¨®n de F¨²tbol, instituciones, etc¨¦tera, y a cuantos tenemos una implicaci¨®n m¨¢s directa, a establecer un compromiso ¨¦tico, que propicie la divulgaci¨®n de un clima de convivencia saludable. Desde el punto de vista sociol¨®gico, el f¨²tbol, en cuanto fen¨®meno y espect¨¢culo de masas, sirve de catalizador de tensiones que pueden desembocar en actos violentos. Ansiedades, frustraciones y angustias individuales o colectivas encuentran una expresi¨®n c¨®moda en el campo, seg¨²n reconocen los expertos al explicar, claves que ayuden a comprender la aparici¨®n de movimientos incontrolados, situados radicalmente al margen de la inmensa mayor¨ªa que secunda el f¨²tbol. Esta situaci¨®n s¨®lo puede atajarse desde la "confabulaci¨®n pac¨ªfica" de quienes, aun estando directamente relacionados con este deporte, podemos intervenir en rebajar la tensi¨®n que pueda provocar brotes violentos.
La Comisi¨®n Antiviolencia, aun siendo necesaria, no responde a las necesidades aqu¨ª planteadas, puesto que se limita a la imposici¨®n de sanciones, dejando de lado el elemento b¨¢sico y cohesionador, que es la educaci¨®n en la convivencia. Proponemos la creaci¨®n de un foro de debate entre los actores implicados en el f¨²tbol, a fin de canalizar iniciativas que redunden en la eliminaci¨®n de los perfiles m¨¢s agresivos. Ser¨ªa la mejor aportaci¨®n a un deporte que huye del elitismo y mantiene el car¨¢cter democr¨¢tico que le ha asegurado tan ingente n¨²mero de seguidores. En cualquier pueblo, por aislado y deprimido que fuera, no ha faltado una imagen de chavales que aprovechan cualquier espacio libre para so?ar a ser figuras. Un deporte que por sus propias caracter¨ªsticas favorece la dentificaci¨®n con la comunidad, barrio, ciudad o pa¨ªs y constituye uno de los mayores ejemplos de trabajo en equipo, eje fundamental en que se apoya la moderna gesti¨®n, por cuanto revierte en mejores resultados y mayor grado de satisfacci¨®n.
Deporte de proyecci¨®n universal, lo que implica un lenguaje com¨²n y comprensible, independientemente de las fronteras. En definitiva, si bien es verdad que el f¨²tbol ha rebasado su condici¨®n de deporte para constituir una industria, no debe olvidarse la repercusi¨®n positiva que ha tenido en la sociedad. En este sentido, debemos contribuir a dignificar el f¨²tbol, evitando el posible descr¨¦dito que puedan ocasionar grupos minoritarios.
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