'El cante'

Son las ocho de la ma?ana. En mi dormitorio de un hotel de Estambul, empu?o el mando a distancia para enterarme de lo que ocurre en el mundo a trav¨¦s de la televisi¨®n por cable. Todas las estaciones transmiten noticias en todos los idiomas. Todas, menos la Nuestra, facci¨®n Internacional, que da el cante: est¨¢ poniendo un serial latinoamericano para deficientes hormonales. No ser¨¢ el ¨²nico que los pobres telespectadores que siguen el servicio a lo ancho del planeta tengan que tragarse. Es m¨¢s, si yo, en vez de ser una dama madura en vacaciones, fuera una joven turca enamorada de Espa?a y decidida a aprender nuestro idioma, ya estar¨ªa turulata, tanto por los acentos como por los acontecimientos. Calculen el alcance de la broma. Ahora mismo ha terminado el serial, pero tampoco pasamos a las noticias. Por el contrario, sale un pijosinger que desgrana la indescriptible melod¨ªa que nos representar¨¢ en Birmingham con motivo de ese magno certamen, el Festival de Eurovisi¨®n, que a?o tras a?o re¨²ne a lo m¨¢s cretino de cada pa¨ªs, en un intento (logrado) de demostrar que en toda Europa cuecen horteras.

Tiemblo pensando en lo que emitir¨¢n despu¨¦s, dado que ya he sido advertida de que un ameno programa de actualidad me contar¨¢ por qu¨¦, en Robledo de Chavela, nadie que haya tenido la precauci¨®n de pasar su coche por el manto de la Virgen de Navadahonda sufrir¨¢ accidentes automovil¨ªsticos mortales. Pero lo que sigue es un videoclip de rabioso inter¨¦s p¨²blico, con la banda sonora de Mejor imposible. Otro espacio alardeando de Ia singularidad de nuestras fiestas populares" y, menos mal, ?el telediario! Merced al cual me apercibo de que el Mercedes que Gonz¨¢lez de Caldas le regal¨®, en su d¨ªa, a Sof¨ªa Mazagatos, era de segunda mano. Grandioso.