Hacienda pone a los jueces un terminal para investigar insolvencias
Los insolventes ficticios, las personas que son condenadas y esconden o desv¨ªan sus patrimonios a terceros para eludir el pago de las multas judiciales y las indemnizaciones a las v¨ªctimas, lo tienen ahora m¨¢s dif¨ªcil. Los cuatro jueces de Madrid que se encargan en exclusiva de ejecutar sentencias sobre delitos menores -los m¨¢s irritantes para el ciudadano- disponen desde hace dos meses de ordenadores conectados con Hacienda.
Estos cuatro magistrados ya no tienen que enviar a Hacienda sus exhortos por correo pidiendo informaci¨®n sobre el patrimonio de una persona que, contra todos los indicios, se declara insolvente para eludir indemnizar a la v¨ªctima o pagar la multa de la condena. Varios funcionarios de Hacienda se han trasladado a los juzgados, con ordenadores especiales, y se han puesto a disposici¨®n de los cuatro juzgados de ejecutorias creados en 1996 en Madrid. Su ¨²nica misi¨®n es conseguir que se cumplan las sentencias que dictan los 23 juzgados de lo penal que hay en la plaza de Castilla (los que enjuician delitos con penas de hasta tres a?os). Antes de crearse estos juzgados, las deudas impagadas de los condenados (indemnizaciones a v¨ªctimas, multas...) se cifraban en "cientos de millones de pesetas", recuerda el magistrado Javier Mart¨ªnez L¨¢zaro, titular del Juzgado de Ejecutorias n¨²mero 4 de Madrid. No hay estad¨ªstica oficial, pero, tras dos a?os de funcionamiento, la cifra se ha reducido sensiblemente: "Al existir mayor control, estamos consiguiendo que muchos delincuentes paguen", destaca. "Una gesti¨®n de Manuela Carmena [anterior decana de los juzgados y en la actualidad vocal del Consejo General del Poder Judicial] con Hacienda ha permitido la instalaci¨®n de este servicio", afirma Mart¨ªnez L¨¢zaro.
Estos juzgados, los primeros de su tipo que existen en Espa?a, se crearon porque los jueces de lo penal, desbordados entonces de trabajo y sin medios humanos y materiales, sol¨ªan anteponer la celebraci¨®n de los juicios a la ejecuci¨®n de las sentencias, lo que dejaba a las v¨ªctimas en una cierta situaci¨®n de indefensi¨®n. El agresor se escudaba en su insolvencia, unas veces real y otras muchas ficticia, para no pagar.
Ahora, y aunque los medios siguen siendo parcos, los cuatro jueces de ejecutorias disponen de 120 funcionarios a su cargo y de un servicio unificado para ejecutar las sentencias y un ordenador directamente conectado con Hacienda, que permite descubrir la evoluci¨®n econ¨®mica de una persona; por ejemplo, si ha traspasado a terceros sus pertenencias coincidiendo con la sentencia.
Aparte del ordenador, la nueva legislaci¨®n penal ha puesto en manos de estos jueces otra arma eficaz: en determinados delitos, les faculta para suspender o suavizar la condena si el reo se compromete a resarcir a la v¨ªctima y a pagar, incluso de forma fraccionada, la multa que se le imponga. De tal forma que gente que antes se escudaba en insolvencias aparentes, ahora paga inmediatamente si con ello evita ir a la c¨¢rcel o cumplir arrestos.
C¨¢rcel y sida
En enero de 1996, cuando nacieron estos cuatro juzgados, las estanter¨ªas de los 23 juzgados de lo penal de Madrid acumulaban 34.000 sentencias pendientes de ejecuci¨®n; 10.000 eran causas con preso. Hoy, dos a?os despu¨¦s, la cifra de sentencias pendientes se ha reducido a 25.000, de las que 8.000 son con preso. El nuevo C¨®digo Penal permite al juez, si el delito es leve, acordar que un reo purgue su pena mediante trabajos de utilidad p¨²blica: borrar pintadas de paredes, limpiar parques... Esta medida, sin embargo, apenas se est¨¢ aplicando, admite este juez. Uno de los motivos es que, de momento, no existe una infraestructura adecuada. Por ley, es la Administraci¨®n penitenciaria la que, mediante convenios con organismos p¨²blicos, debe facilitarla, subraya Mart¨ªnez L¨¢zaro, que cuenta: "Hace unos d¨ªas habl¨¦ de este asunto con el director de una prisi¨®n. Me coment¨® las dificultades de control que supone aplicarla: ?qui¨¦n controla y vigila que el reo haga el trabajo encomendado, qu¨¦ trabajo le pones, est¨¢ facultado para hacerlo?".
Adem¨¢s, los jueces de ejecutorias de Madrid se est¨¢n topando con otras dificultades en su trabajo a la hora de tomar una decisi¨®n sobre el tipo de castigo y alternativas aplicables al reo de un delito. "Necesitar¨ªamos un departamento, dotado con forenses, psic¨®logos y oficiales judiciales, que nos auxiliasen con vistas a decidir en que casos procede suspender la ejecuci¨®n de una pena y las alternativas m¨¢s factibles para su reinserci¨®n".
De momento, los jueces est¨¢n suspendiendo la ejecuci¨®n de las condenas a los delincuentes ya penados que se hallan gravemente enfermos; por ejemplo, con sida muy desarrollado. Unos 200 reos se han beneficiado de esta humanitaria medida desde que, en enero de 1996, se crearon los juzgados de ejecutorias. "Se les suspende la pena aunque sean reincidentes; eso s¨ª, el beneficio desaparece inmediatamente si, una vez en libertad, vuelven a delinquir", se?ala Mart¨ªnez L¨¢zaro.
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