Almunia y Borrell se disputan la elaboraci¨®n del programa y el liderazgo de la oposici¨®n
Sin perder las buenas formas, Joaqu¨ªn Almunia, secretario general del PSOE, y Jos¨¦ Borrell, candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, mantienen sus espadas en alto. La negociaci¨®n para encontrar acomodo a uno y a otro acaba de empezar y no concluir¨¢ hasta la v¨ªspera del Comit¨¦ Federal del 9 de mayo, que podr¨ªa terminar con un reparto claro de papeles o con la dimisi¨®n de Almunia y la celebraci¨®n de un congreso extraordinario en 45 d¨ªas. Ambos reivindican como propios el control sobre la maquinaria electoral, la elaboraci¨®n del programa y la direcci¨®n de la pol¨ªtica de oposici¨®n.
El secretario general del PSOE entreg¨® ayer a Jos¨¦ Borrell una propuesta con 12 puntos en los que especifica cu¨¢l debe ser el papel de cada uno tras el resultado de las elecciones primarias. La s¨ªntesis de todos ellos es que el candidato a la Presidencia del Gobierno no debe crear estructuras nuevas en el partido, y menos un aparato aut¨®nomo, sino que su labor debe apoyarse en la ejecutiva existente, en el comit¨¦ federal y en el grupo parlamentario. De momento, las posturas de uno y otro est¨¢n muy distantes. La ma?ana empez¨® bien, con una reuni¨®n multitudinaria de diputados y senadores del Grupo Parlamentario Socialista en torno a Almunia y Borrell. No obstante, la buena marcha de este acto a puerta cerrada, que se prolong¨® durante m¨¢s de tres horas, dej¨® un sentimiento agridulce al final cuando Almunia con toda tranquilidad dijo: "No es grave, ni importa demasiado, perder 40 d¨ªas para hacer un congreso extraordinario". "Ciscar puede prepararnos para entonces una buena ponencia de estatutos", apostill¨® dirigi¨¦ndose con la mano al secretario de Organizaci¨®n.
El desconcierto vino algo despu¨¦s cuando se anunci¨® que Almunia y Borrell iban a reunirse por primera vez a charlar con bastante tiempo por delante. Iniciar¨ªan la conversaci¨®n en el grupo parlamentario y la continuar¨ªan durante un almuerzo. Pero s¨®lo hubo una primera parte, de dos de la tarde a tres menos diez. Cada cual se fue por su lado y no hubo almuerzo en com¨²n. El candidato Borrell sali¨® con gesto circunspecto y Almunia sonriente.
El documento de Almunia, que defiende sin mayores cambios la estructura vigente del partido, parece una r¨¦plica a lo que el candidato a la Presidencia del Gobierno hab¨ªa expuesto el d¨ªa anterior en una reuni¨®n de la ejecutiva del PSC. Borrell pretende el control de la maquinaria electoral, con un equipo propio, y de la elaboraci¨®n del programa socialista. En la misma l¨ªnea de poderes, considera necesario dirigir la labor de oposici¨®n. No ve as¨ª las cosas Almunia, que en su escrito reserva esas funciones a la ejecutiva. "?Qui¨¦n hace el programa electoral?", se le pregunt¨® despu¨¦s de su entrevista con Borrell. "El partido", contest¨®. "?Qui¨¦n dirige la labor de oposici¨®n?". "La direcci¨®n del grupo", dijo. Su propuesta, a la que Borrell tendr¨¢ que dar respuesta, sostiene sin ambages que el programa electoral es tarea de "las ¨¢reas de la ejecutiva", si bien reconoce que el candidato tiene que aportar su impronta.
El departamento electoral es precisamente una de las reclamaciones de Borrell. Pero no cree la ejecutiva que esa m¨¢quina deba cambiar del sitio donde est¨¢, que es bajo la dependencia del secretario de Cipri¨¤ Ciscar. Pese a esta negativa, el candidato a la Presidencia no renuncia, seg¨²n sus allegados, a tener una "m¨ªnima estructura de comunicaci¨®n".
El desacuerdo es mayor respecto al nuevo r¨®tulo parlamentario de Borrell. Teniendo en cuenta que no quiere ser el portavoz, la ejecutiva est¨¢ dispuesta a crear para ¨¦l un status nuevo, que le garantice todo el protagonismo necesario, pero no de presidente, en contra de lo que han sugerido algunos de sus partidarios, ya que ese cargo corresponde al secretario general.
De estas cuestiones empezaron a hablar ayer Almunia y Borrell, en la citada reuni¨®n de 50 minutos y en una posterior, a las siete de la tarde, tambi¨¦n en el Congreso. En esta segunda cita Borrell transmiti¨® a Almunia su enfado porque se hab¨ªan filtrado a la prensa sus propuestas.
En el PSOE se da por hecho que habr¨¢ acuerdo antes del 9 de mayo, aunque tuviera que ser con la mediaci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez. Aun as¨ª, Almunia parec¨ªa afrontar ayer con naturalidad la posibilidad de un congreso extraordinario. "No vaya a ser que por no tomar ahora las decisiones necesarias dentro de unos meses lo lamentemos", dijo en p¨²blico. A puerta cerrada plante¨® al grupo parlamentario el escenario de ese congreso como una situaci¨®n excepcional ante la necesidad de establecer unas reglas del juego claras.
La necesidad de delimitar funciones tambi¨¦n fue mencionada por Borrell. "Las reglas que debemos adoptar no pueden escribirse en la arena sino que deben quedar esculpidas en granito".
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