Melancol¨ªa en el Pizju¨¢n
El Sevilla sale triste y melanc¨®lico al c¨¦sped del S¨¢nchez Pizju¨¢n. Los jugadores desfilan entre la silbatina de los aficionados, bajo un cielo denso y ba?ados por un intenso aguacero. Son las 18.55 horas. El Sevilla sale a cumplir un partido de tr¨¢mite porque ya se sabe de la victoria del Villarreal en casa del Legan¨¦s (0-2) con la que se cierra cualquier posibilidad matem¨¢tica de alcanzar los puestos de promoci¨®n. Los 10.000 aficionados presentes le reprochan a los jugadores una campa?a desastrosa. El aguacero es fuerte, r¨¢fagas de agua golpean las tribunas, pero, sin embargo, all¨ª est¨¢n presentes los fieles seguidores con sus banderas y bufandas, empapadas, pesadas, pero siempre en alto. Por los pasillos del estadio se pasea Biri- Biri, el jugador gambiano que hizo las delicias de los sevillistas en los a?os setenta. "Espero que la temporada pr¨®xima sea mejor. A m¨ª me parece importante ganar los tres partidos que restan para reivindicar el amor al club", dice este delantero que se hizo famoso por su entrega y agilidad. El Sevilla, entre tanto, empieza a despedirse de su afici¨®n en el pen¨²ltimo partido de la temporada en casa, sin ninguna gana. Frente tiene al Albacete que necesita un triunfo para huir del descenso a Segunda Divisi¨®n B. Es un encuentro de dos equipos en crisis, tristes. El ¨¢rbitro Rodr¨ªguez Santiago autoriza el comienzo del partido pese a que la pelota ni siquiera puede correr un metro porque el c¨¦sped est¨¢ anegado. El Sevilla tiene a Molnar en la delantera. M¨¢s por necesidad que por convicci¨®n. El dan¨¦s no quiere al Sevilla, el Sevilla no lo quiere a ¨¦l, pero parad¨®jicamente encabeza la tabla de goleadores del equipo blanco con nueve anotaciones. Se le alinea para poder colocarlo en el escaparate, igual que a Hibic que desde el banquillo observaba el aguacero. Una, dos, tres jugadas pero el bal¨®n ya no corre. El ¨¢rbitro llama a los capitanes. Monchi, del Sevilla; y Mel¨¦ndez, del Albacete. Los jugadores toman la pelota para hacerla saltar pero ¨¦sta se queda estancada entre los charcos. El ¨¢rbitro decide mandar a los jugadores al vestuario. Han transcurrido dos minutos y 30 segundos de juego. La gente pide, con ganas, que se juegue el partido entero. La visibilidad es poca, casi nula y solo el Albacete da muestras de querer jugar. El Sevilla sale de nuevo. La afici¨®n sigue sin moverse mientras el estadio soporta el temporal. Pasan 40 minutos y Monchi y Mel¨¦ndez tir¨¢n la pelota, que sigue sin rebotar, la lluvia cae con fuerza. Los aficionados comentan la victoria del Villarreal, el triunfo del Badajoz y el ascenso directo del Alav¨¦s y el naufragio del Sevilla. Son las 20.10 horas. El delegado de campo, Juan Antonio Solis, anuncia en una conferencia de prensa, que el encuentro queda aplazado definitivamente y que la fecha de su celebraci¨®n la dictaminar¨¢ el Comit¨¦ de Competici¨®n. La tarde en que el Sevilla supo que no tendr¨ªa m¨¢s oportunidades en esta temporada, no pod¨ªa ser m¨¢s melanc¨®lica. Afuera sigue lloviendo.
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