Almunia y Borrell se comprometen a evitar un congreso extraordinario en el PSOE
El secretario general del PSOE, Joaqu¨ªn Almunia, y el candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Jos¨¦ Borrell, van a intentar entenderse. Ambos se reunieron ayer en privado y, tras lanzarse mutuamente todos los reproches almacenados, decidieron poner las bases para llevarse bien pol¨ªtica y personalmente. Ambos confesaron que ninguno de los dos ten¨ªa el menor inter¨¦s en la celebraci¨®n de un congreso extraordinario, por lo que se han comprometido a evitarlo. Almunia asegur¨® a Borrell que estar¨¢ en todas las decisiones importantes del partido y ¨¦ste respondi¨® que har¨¢ lo posible para creer que la Ejecutiva es sincera cuando afirma que va a dedicar todos sus esfuerzos a ayudarle a ganar las elecciones.
La reuni¨®n que celebraron ayer en privado Almunia y Borrell en la sede federal del PSOE tuvo lugar tras dispararse todas las alarmas y cuando muchos dirigentes se ve¨ªan ya en un congreso extraordinario. La Ejecutiva del pasado lunes s¨®lo sirvi¨® para encrespar m¨¢s los ¨¢nimos, hasta tal punto que Borrell amenaz¨® en la ma?ana del martes con pedir la temida convocatoria. Tras tres horas de entrevista, secretario general y candidato pusieron "el marcador de agravios a cero", seg¨²n expresi¨®n de Borrell y se comprometieron a trabajar juntos con lealtad y evitar la celebraci¨®n de tal congreso. Ambos confesaron que a ninguno, por razones diferentes, le interesa.Borrell reconoci¨® a Almunia, seg¨²n conocedores de la reuni¨®n, que no quiere un congreso extraordinario "porque lo perder¨ªa". Almunia le replic¨®, a?aden esas fuentes, que tampoco lo desea "porque podr¨ªa suponer un avance de los guerristas". Adem¨¢s, todo el tiempo que necesitan para preparar las elecciones generales -y antes las municipales y auton¨®micas- tendr¨ªan que dedicarlo a las cuestiones congresuales que, en ning¨²n caso, se desarrollar¨ªan de manera pac¨ªfica, sino en medio de un conflicto asegurado.
Petici¨®n de explicaciones
La reuni¨®n empez¨® por lo m¨¢s reciente. Fue Almunia el que pidi¨® explicaciones a Borrell por su advertencia a la ejecutiva de que pedir¨ªa la convocatoria del congreso extraordinario si volv¨ªa a ser marginado, tal y como se hab¨ªa sentido al no participar en el pacto con Nueva Izquierda. Fuentes conocedoras de la reuni¨®n afirman que Almunia le pregunt¨® qui¨¦n era ¨¦l para "para amenazar a la ejecutiva". Borrell replic¨® que es "el candidato a la presidencia del Gobierno elegido por el partido" y que Almunia hab¨ªa informado a la prensa de que le har¨ªa "part¨ªcipe de las decisiones de la Ejecutiva "cuando fuera posible".Borrell sigui¨® al contraataque y le reproch¨® a Almunia sus palabras de despedida en la reuni¨®n del Consejo Territorial en la noche del lunes. En la reuni¨®n, Almunia repas¨® ante los barones del partido la lista de quienes tienen capacidad para convocar un congreso: el secretario general, la ejecutiva y el comit¨¦ federal. Almunia dijo entonces: "El candidato, si no se siente c¨®modo, puede ir al comit¨¦ federal y que ¨¦ste convoque un congreso, si es que logra convencer a sus miembros".
As¨ª iba transcurriendo el encuentro entre ambos, entre recordatorio y reproche mutuo, y con argumentos de disensi¨®n claros por ambas partes. Almunia critic¨® a Borrell que estuviera "instalado en la desconfianza", que todo lo viera con doble intenci¨®n y que tuviera una acusada tendencia al victimismo. Y, sobre todo, destac¨® su preocupaci¨®n porque Borrell sea utilizado por los guerristas. El candidato le respondi¨® que la obsesi¨®n de la ejecutiva con el guerrismo era excesiva, y le record¨® que en su trayectoria nada ha tenido que ver con este sector.
Borrell consider¨® l¨®gico que los guerristas quieran recuperar el poder y record¨® que, hace algunos a?os, Almunia estaba en minor¨ªa y ahora es secretario general, una vez conseguido que el guerrismo dejara de ser mayor¨ªa. El candidato hizo ver a su interlocutor que el llamado guerrismo es en estos momentos un grupo muy heterog¨¦neo y quiso saber si desaprobaba el nombramiento de Luis Mart¨ªnez Noval, adscrito a este sector, como portavoz adjunto del grupo parlamentario. "No, claro", le replic¨® Almunia, pues Mart¨ªnez Noval goza del respeto pol¨ªtico y personal del secretario general y el grupo parlamentario al completo.
Almunia reconoci¨® que no hab¨ªa hecho bien las cosas al dejar al candidato al margen de la negociaci¨®n con Nueva Izquierda y le asegur¨® que no volver¨ªa a suceder. Borrell dijo que le cre¨ªa y le explic¨® que los ciudadanos deb¨ªan percibir que el candidato estaba en el meollo de la direcci¨®n. "La gente no me va a votar si ven que no pinto nada", argument¨®.
El secretario general tambi¨¦n crey¨® a Borrell cuando asegur¨® que no desea un congreso extraordinario, pero le pidi¨® que ponga algo m¨¢s de su parte y pida a quienes lo est¨¢n solicitando que olviden este asunto. Lo primero que hizo Borrell tras la reuni¨®n fue telefonear al presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, para rogarle que deje de pedir un proceso congresual, ya que ¨¦l y Almunia quieren entenderse. No le encontr¨® en el despacho, pero lo iba a intentar horas despu¨¦s.
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