Por naturales
Fue como un desquite. Despu¨¦s de la pl¨²mbea feria que se lleva, feria de inhibiciones, de mediocridades, de falsas figuras y sus insoportables derechazos, lleg¨® Jos¨¦ Tom¨¢s y tore¨® al natural.Tore¨® por naturales hasta hartarse. La cantidad de naturales que le dio Jos¨¦ Tom¨¢s a su primer toro cubr¨ªa el cupo de una feria entera. En toda la feria de Sevilla no se han dado tantos; en la de Madrid, tampoco.
Al minuto ya se hab¨ªa echado Jos¨¦ Tom¨¢s la muleta a la izquierda, ya se cruzaba y adelantaba la muleta, ya se tra¨ªa al toro toreado... Hasta cinco tandas de naturales dio y en cada tanda hab¨ªa un mont¨®n.
Demasiados, si bien se mira. De lo bueno, poco -suele decir la sabidur¨ªa popular-. Si se torea de verdad al natural, no hay toro que resista la hondura de la suerte.
Varias / Caballero, Barrera, Tom¨¢s Toros: 1?
Jandilla, escaso trap¨ªo, inv¨¢lido, aborregado; 2?. Puerto de San Lorenzo, devuelto por inv¨¢lido; sobrero Gim¨¦nez Indarte, bien presentado, flojo, manso, noble; 3?. Gavira, escaso trap¨ªo, manso, flojo, aborregado; 4?. Juan Antonio Ruiz, discreta presencia, flojo, manso; 5?. Valdefresno, regord¨ªo, flojo, manejable; 6?. El Torre¨®n, bien presentado, inv¨¢lido, aborregado. Manuel Caballero: estocada perdiendo la muleta (palmas y pitos); pinchazo y estocada trasera (silencio). Vicente Barrera: estocada atravesada trasera y rueda de peones (silencio); metisaca, media, rueda de peones y descabello (silencio). Jos¨¦ Tom¨¢s: primer aviso con mucho retraso antes de matar, pinchazo, estocada, rueda de peones - segundo aviso - y se echa el toro (escasa petici¨®n y vuelta); pinchazo y estocada (dos orejas); sali¨® por la puerta grande. Asisti¨® el Pr¨ªncipe de Asturias, a quien los espadas le brindaron toros. Plaza de Las Ventas, 28 de mayo. Corrida de la Prensa. Lleno.
Algo debi¨® de suceder, pues, para que Jos¨¦ Tom¨¢s pudiera estar diez minutos pegando naturales al toro aquel, que por a?adidura estaba inv¨¢lido.
Acaso ocurri¨® que no todos los naturales ten¨ªan la misma factura. Largos unos, cortos otros; varios ligados, el resto sin ligar; ora obligando con mando f¨¦rreo e impresionante templanza, ora dej¨¢ndose tropezar la muleta y sac¨¢ndola del remate hecha un rebu?o. Por mitades quedar¨ªa el balance de los naturales defectuosos y los naturales extraordinarios.
Pero lo grande era, de todos modos, que hab¨ªa toreado al natural. Y se notaba la diferencia.
El natural es la suerte esencial del toreo. Un natural ejecutado a modo -con sus tiempos de parar, templar, mandar y cargar la suerte- compendia la emoci¨®n y la belleza supremas del arte de torear. Y de esos instrument¨® Jos¨¦ Tom¨¢s unos cuantos al sexto toro de la tarde, hierro El Torre¨®n, que por cierto estaba inv¨¢lido y embest¨ªa con aborregada docilidad.
Empez¨® la faena Jos¨¦ Tom¨¢s con unos estatuarios de escalofriante ce?imiento y un cambio de mano torer¨ªsimo. Lig¨® dos magn¨ªficas tandas de redondos. Y luego interpret¨® los naturales inspirado por la corte celestial.
No hubo de acumular un mont¨®n de naturales. Dio los justos, en dos tandas; impecablemente ligados; con tanta hondura y tan estremecido sentimiento, que el toro ya no pod¨ªa soportar m¨¢s y el p¨²blico se encontraba en un estado de conmoci¨®n extrema y de m¨¢ximo delirio provocados por la m¨¢gica intensidad de los momentos vividos.
Pinch¨® Jos¨¦ Tom¨¢s en su primer intento y en el segundo marc¨® impecablemente los tiempos del volapi¨¦ mientras cobraba un estoconazo sensacional por el hoyo de las agujas que tir¨® al toro sin puntilla. Y la plaza se hizo un clamor...
El otro toreo de la tarde posey¨® distinto corte, opuesto cante. El corte se ajustaba a los usos de la tauromaquia moderna, pegapasista e insustancial. El cante se reduc¨ªa a una adormecedora salmodia.
El pundonor de Manuel Caballero, que entr¨® a quites, ci?¨® chicuelinas, breg¨® concienzudo, ensay¨® tapat¨ªas, peg¨® cuantiosos muletazos, resultaba evidente; mas no pareci¨® que abrigara tambi¨¦n el prop¨®sito de aprovechar todo ese esfuerzo para conseguir alguna creaci¨®n art¨ªstica, aunque fuera por casualidad.
Lo propio cabr¨ªa decir de Vicente Barrera, empe?ado en ejecutar su toreo vertical. Toreo anticuado pues incluye ciertos registros que las aficiones de sucesivas ¨¦pocas rechazaron por superficiales y ventajistas. De perfil, la muleta retrasada, marcando corto el viaje era el toreo amanoletado, que estuvo de moda, pero de eso hace m¨¢s de medio siglo. Pesad¨ªsimo se puso Vicente Barrera con su toreo vertical.
Para ejecutar el arte del toreo no hacen falta tantas complicaciones. Basta echarse la muleta a la izquierda y torear por naturales. Jos¨¦ Tom¨¢s lo hizo as¨ª y acab¨® con el cuadro.
Babelia
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