La "armada" bate r¨¦cords en Par¨ªs
Ocho espa?oles se clasifican para octavos y marcan un hito en el Grand Slam
Roland Garros se ha convertido en un feudo espa?ol. Es posible que tampoco este a?o haya un campe¨®n espa?ol, pero la armada no pasar¨¢ ya desapercibida en el torneo parisino. Ayer, ocho jugadores espa?oles -Corretja vio suspedido su partido por la lluvia con bola para igualar a dos sets ante Gumy- lograron clasificarse para los octavos de final y eso constituye un r¨¦cord no s¨®lo en la historia del torneo, sino tambi¨¦n en la del Grand Slam. No se trata de una marca absoluta, puesto que en la historia de los cuatro grandes torneos esa situaci¨®n ha sido, probablemente, incluso rebasada por estadounidenses y australianos. Pero demuestra el tremendo potencial actual de un pa¨ªs, que desde la legendaria era de Manuel Santana, Andr¨¦s Gimeno y Manuel Orantes, hasta el renacimiento marcado por Arantxa S¨¢nchez, Conchita Mart¨ªnez y Sergi Bruguera ha vivido pr¨¢cticamente en el limbo. Ahora las cosas han cambiado. Hist¨®ricamente, Espa?a bas¨® su influencia internacional en un s¨®lo o a lo sumo dos jugadores. Cuando Lili ?lvarez disput¨® tres finales en Wimbledon entre 1926 y 1928 era el ¨²nico espa?ol capaz de hacerlo. Lo mismo ocurri¨® cuando Santana y Gimeno hicieron su aparici¨®n en el contexto del tenis mundial en los a?os sesenta. Entre los dos ganaron cinco t¨ªtulos del Grand Slam -cuatro Santana y uno Gimeno-. Nadie de su generaci¨®n se acerc¨® a su nivel.La continuidad lleg¨® con Orantes, campe¨®n en el Open de Estados Unidos en 1975. Pero Jos¨¦ Higueras, que le sigui¨®, no pas¨® de las semifinales de un Grand Slam.
Fueron todos ellos casos ¨²nicos, impensables incluso en el contexto social que se viv¨ªa en Espa?a. Pero las nuevas generaciones de tenistas espa?oles han llegado en camadas. Arantxa y Conchita Mart¨ªnez abrieron las puertas internacionales al tenis femenino con sus triunfos en el Grand Slam (tres Arantxa -dos Roland Garros y un Open de Estados Unidos- y uno Conchita, Wimbledon) y permitieron la aparici¨®n de otras tenistas como Mag¨¹i Serna, Vivi Ruano, Gala Le¨®n, Cristina Torrens o Mar¨ªa Antonia S¨¢nchez, habituales ahora en el circuito de la WTA.
Y de igual forma, Sergi Bruguera elev¨® el list¨®n que hab¨ªa mantenido Emilio S¨¢nchez Vicario durante 10 a?os y dio nuevos br¨ªos al tenis espa?ol con sus dos t¨ªtulos de Roland Garros (1993 y 1994). Por aquella ¨¦poca naci¨® toda la nueva generaci¨®n. Un grupo de grandes jugadores que han coincidido en el tiempo y en el lugar.
Un grupo de amigos que no s¨®lo se han consolidado en la ¨¦lite mundial, sino que han ba?ado de nuevas ilusiones a toda la generaci¨®n anterior. Y gracias a ello, los r¨¦cords han ido cayendo uno tras otro, hasta alcanzar aquella marca imborrable de 1994, cuando dos espa?oles ganaron en Roland Garros (Arantxa y Bruguera), otro fue finalista (Berasategui) y otro campe¨®n junior (Jacobo D¨ªaz).
Desde entonces, la armada ha ido marcando la historia. Hasta ayer en Par¨ªs, donde F¨¦lix Mantilla, Albert Costa, Carles Moy¨¤, Pato Clavet, Alberto Berasategui, Arantxa S¨¢nchez, Conchita Mart¨ªnez y Mag¨¹i Serna rompieron todas las marcas anteriores y se clasificaron para octavos de final. Ocho de 32 y protagonistas de ocho de los 16 partidos de octavos. Ning¨²n otros pa¨ªs tiene a tantos jugadores en el cuadro masculino. Y s¨®lo Estados Unidos (con 5) supera a las tres espa?olas del femenino.
Dos veces anteriormente tres jugadoras espa?olas se hab¨ªan clasificado para octavos de final de un Grand Slam (Roland Garros 1995 y 1996). Pero nunca antes tantos hombres estuvieron en octavos. Un hito incuestionable. Una marca dif¨ªcilmente repetible, pase lo que pase en los pr¨®ximos d¨ªas en este Roland Garros.
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