Reforma de Correos
QUE EL servicio de Correos ten¨ªa que ser reformado y liberalizado es una afirmaci¨®n sobre la que existe en Espa?a un amplio acuerdo social, y que adem¨¢s exige la Uni¨®n Europea. Que esa reforma debe hacerse mediante un proceso prudente y controlado de privatizaci¨®n es seguramente un acuerdo tan extendido como el anterior, sobre todo porque parte del mercado postal ya est¨¢ en manos de compa?¨ªas privadas que han ocupado los servicios m¨¢s r¨¢pidos o especializados. Por tanto, las protestas, huelgas y movilizaciones que ha generado la Ley Postal, capitalizadas por una parte de los sindicatos, s¨®lo se explican como respuesta a la l¨®gica preocupaci¨®n por una futura y masiva p¨¦rdida de empleo derivada de la privatizaci¨®n y parcelaci¨®n de los servicios aglutinados hasta ahora en un organismo p¨²blico.Ahora bien, una cosa es que el proyecto de Ley Postal, aprobado por el Congreso y en tr¨¢mite en el Senado, est¨¦ dise?ado con estos criterios, y otra muy distinta que resuelva eficazmente los problemas que plantea reformar un servicio p¨²blico con 65.000 trabajadores. Desafortunadamente, el proyecto no proclama con suficiente contundencia que el servicio p¨²blico universal queda garantizado ni aclara c¨®mo ser¨¢ financiado dicho servicio. La aplicaci¨®n de un sistema de contratos-programa puede ser una idea inicial, pero es necesario concretar plazos, inversiones y puestos de trabajo. Tampoco hay que olvidar que el sistema postal espa?ol ha acumulado en los ¨²ltimos a?os un d¨¦ficit importante de inversi¨®n en infraestructuras, y que tal retraso requiere un plan financiero y organizativo de envergadura. El compromiso de servicio p¨²blico debe contar con que hay 200.000 ciudadanos en medios rurales que no tienen servicio a domicilio y otros 320.000 atendidos con periodicidad irregular.
El factor que determinar¨¢ el ¨¦xito o el fracaso de la reforma del correo es, no obstante, la habilidad con que el Gobierno sea capaz de negociar -con los sindicatos, pero tambi¨¦n con las empresas que ocupar¨¢n el mercado postal- el ritmo y la oportunidad de la reforma. No basta con plantear un proyecto, mejor o peor instrumentado t¨¦cnicamente y pactado con los aliados parlamentarios, para conseguir una reforma en profundidad que sea m¨¢s eficaz y m¨¢s barata para los ciudadanos. Hay que controlar su aplicaci¨®n y explicarla.
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