Mar en calma
Es Mar¨ªa Or¨¢n una soprano a contracorriente. Su vinculaci¨®n a la ense?anza, los a?os en Friburgo (Alemania) y su propia forma de entender el canto, le han llevado a adoptar una tendencia firme hacia el mundo del lied o, si se quiere, hacia la canci¨®n en estado puro. La ¨®pera le interesa relativamente, cuidando mucho la elecci¨®n de papeles. Su programa en el Real abord¨® varias lenguas -italiano, franc¨¦s, alem¨¢n, espa?ol- y se movi¨® cronol¨®gicamente en un abanico que abarcaba desde Benedetto Marcello hasta Rodolfo Halffter.La cantante canaria se recre¨® en cada s¨ªlaba, gust¨¢ndose a s¨ª misma. Cuidadosa y dominadora con la fon¨¦tica, con los sonidos cerrados de las vocales francesas, con la pronunciaci¨®n seca de las consonantes alemanas, su forma de cantar tiene mucho de clase magistral. No admite concesiones. Fue envolvente, por ejemplo, en el Menuet d'Exaudet e interioriz¨® hasta el susurro el ciclo completo Amor y vida de mujer, de Schumann. Algo flotaba en el ambiente que recordaba a Victoria de los ?ngeles o Montserrat Alavedra. El encanto de Mar¨ªa Or¨¢n es sutil, sereno, de buen gusto, sin forzar nunca el lado expresivo, m¨¢s intelectual que emotivo, m¨¢s narrativo que instrumental. Tiene el peligro de la monoton¨ªa y exige una complicidad, pero si se aceptan sus reglas de juego el placer est¨¢ asegurado.
Mar¨ªa Or¨¢n Mar¨ªa Or¨¢n (soprano), Chiky Mart¨ªn (piano)
Obras de Marcello, Weckerlin, Schumann, Strauss, Guridi y Rodolfo Halffter. Teatro Real, 2 de junio de 1998.
Es un placer, en cualquier caso, sencillo, de mesa-camilla, sin sobresaltos ni nubes en el horizonte. Su Guridi fue espl¨¦ndido -y, en especial, No quiero tus avellanas una delicia- y las canciones de Marinero en tierra, de Rodolfo Halffter, gozaron de un instinto secreto en su impecable exposici¨®n.
Chiky Mart¨ªn entendi¨® perfectamente desde el piano el tono que la soprano quer¨ªa dar. Sus acentos y acompa?amientos resonaban como un eco en el r¨ªo sonoro de la cantante.
No fue un ¨¦xito apote¨®sico, porque no es una forma de canto espectacular. Tampoco es elitista, sino m¨¢s bien sosegada, elegante. Una refinada matizaci¨®n acompa?¨® el Recuerdo aquella tarde, de Adi¨®s a la bohemia, de Soroz¨¢bal, y una tristeza que sal¨ªa del alma produc¨ªa un estremecimiento en el fado Ay, que linda moza, de Ernesto Halffter, ofrecidos como primeras propinas. Entonces, la soprano cambi¨® de registro y se fue a La tar¨¢ntula . Fue un error. Faltaba chispa, gracia, intenci¨®n. Bien es cierto que a esas alturas de la noche Mar¨ªa Or¨¢n ya se hab¨ªa emborrachado de cantar a su manera, y en esa situaci¨®n siempre se puede disculpar la ¨²ltima copa.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.