Fernando Cepeda: "Desastre total"
?Que no mujer... que s¨ª, que todav¨ªa estoy en los toros... S¨ª, ya s¨¦ que son casi las 10, pero es verdad... (mirando al tendido) Me ha colgado, no me cree. Ser¨¢ posible?. Esta conversaci¨®n m¨®vil se pudo escuchar ayer entre el d¨¦cimo y el und¨¦cimo toro. La misma cara de dos palmos que luc¨ªa el marido interlocutor mostraba uno de los carniceros de Las Ventas: ?Si no caben?. En el desolladero, 22 piezas 22 (dos por animal) colgando descabezadas y ondulantes. Los matadores no andaban a la zaga. El primero en intentar aclarar lo sucedido fue el diestro que bati¨® todas las marcas al recibir a cinco astados, Cepeda: ?Desastre total?.
A su vera, Luis Francisco Espl¨¢, que acompa?¨® la salida de tres. ??Que c¨®mo juzgar¨ªa la corrida? Y yo que s¨¦. Llev¨® 22 a?os de alternativa y en ocasiones como ¨¦sta me pregunto si s¨¦ torear, si s¨¦ poner banderillas... Necesitar¨ªa cinco o seis d¨ªas para reflexionar e intentar comprender qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando?, comenta el diestro desde (para terminar de a?adir un punto m¨¢s de exotismo al asunto) la misma ducha del hotel.
Uceda Leal -a ¨¦l le correspondieron los tres que faltan- es el m¨¢s gr¨¢fico: antes de atender la primera pregunta pide perd¨®n ante una risa que se empe?a en resultar incontenible. ?La corrida, y mira que han salido toros, ha tenido flojeza, falta de clase, peligro y... de todo?.
Nunca visto
Repitiendo unanimidad, todos a una declaran no haber presenciado, ?ni o¨ªdo?, a?ade Leal, algo parecido en sus carreras. ?As¨ª no es que sea dif¨ªcil hacer algo, es simplemente imposible. La gente se cansa y, pese a las ganas que tengas, s¨®lo piensa en que acabe cuanto antes?, afirma Cepeda a la vez que se entrega a una sumaria descripci¨®n de sus faenas: ?El primero (o su segundo), pues exactamente igual que los Murteira del otro d¨ªa. Y el segundo (habla del quinto) no quer¨ªa ni a la muleta ni a m¨ª. Iba y no iba. Pasaba y no embest¨ªa. Como si con ¨¦l no fuera la cosa?.Espl¨¢ deja pasar turno. ?Y qu¨¦ voy a decir ?Que he estado ah¨ª en mis dos toros? ?Y de qu¨¦ sirve estar ah¨ª??, comenta y se enreda en una r¨¢pida reflexi¨®n: ?Esto es tan complicado y tan sencillo a la vez. Por un lado, no sale el toro como la gente quiere. Es decir, es algo as¨ª como cultivar orqu¨ªdeas en el desierto. Por otro, no s¨¦. Vamos a ver, un espect¨¢culo que vive de la emoci¨®n no puede estar pendiente de un instrumento como una b¨¢scula. Eso sirve en las verduler¨ªas?.
El que cerraba la terna se expresa al borde de la desesperaci¨®n: ?Uno viene con todas las ganas y se encuentra con algo as¨ª. El primero era tan violento que se ha partido la pata y el segundo ten¨ªa un peligro sordo... Reba?aba por el derecho, por el izquierdo se acostaba... La gente, claro, con este descontrol, ni enterarse. Al final, s¨®lo te queda la impotencia?. La misma sensaci¨®n que exhib¨ªa el se?or del m¨®vil ante la desconfianza de su se?ora esposa. ?Oiga, que no se lo cree. Que mi mujer no se cree que est¨¦ en los toros?.
Babelia
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