Pina Bausch trae al Teatro Real dos de sus creaciones m¨¢s queridas
Fumando con fruici¨®n, hablando muy bajo y con mucho sentimiento, Pina Bausch regres¨® ayer a Madrid con su compa?¨ªa, la Tanztheater Wuppertal, con la que a partir del lunes va a mostrar en el Teatro Real dos de sus montajes m¨¢s queridos. Primero, Ifigenia en T¨¢uride, su visi¨®n de una ¨®pera de Gluck que cre¨® hace 25 a?os, y despu¨¦s, Nelken (Claveles), coreograf¨ªa basada en m¨²sicas de Gershwin, Louis Armstrong o Billy Hollyday que estren¨® en 1982. Bausch, gran mito de la danza moderna, a?ora mucho bailar: "S¨ª, lo echo de menos. Pero no estoy acabada".
Vestida totalmente de negro, con el pelo recogido en un mo?o, las manos fin¨ªsimas y unos gestos elegantes y precisos, Pina Bausch recibi¨® a la prensa en el Real durante una hora larga. Empez¨® diciendo que estaba "muy, muy contenta" de volver a Madrid, adonde no ven¨ªa desde 1992, y luego habl¨® de ella misma y de su profesi¨®n; es decir, de sus sentimientos: "Desde hace mucho, mi forma de trabajar est¨¢ muy influida por los deseos, por la manera en que vivimos y sentimos. No s¨¦ explicar c¨®mo llega mi trabajo a la gente ni la forma de encontrar ese sentimiento. No tiene forma, no est¨¢ dicho. Pero lo que siento cuando trabajo es que estoy abierta a todo".La bailarina explic¨® que el proceso del que nacen todas sus creaciones es siempre el mismo: "Consiste en hablar con los bailarines y los m¨²sicos, hablar de cosas sencillas, preguntarles lo que sienten, lo que les preocupa. Yo voy apuntando y poco a poco voy encontrando respuestas. El camino es complicado, pero muy divertido, y cuando est¨¢ listo, est¨¢ listo. Es muy f¨¢cil saber que una cosa est¨¢ preparada para empezar a andar. Simplemente est¨¢ ah¨ª. Pero a veces tardas a?os en encontrarlo".
?se es el caso de Nelken, un montaje inspirado en diferentes m¨²sicas, desde Schubert hasta el jazz o Franz L¨¦har. Bausch lo estren¨® en 1982, pero la versi¨®n que podr¨¢ verse en el Real del 16 al 19 de junio es muy distinta. "Es una pieza que ha cambiado mucho a lo largo del tiempo. He ido quitando cosas, a?adiendo otras, moviendo bailarines... Ni siquiera dura ya lo que duraba... Al final, la he dejado de tocar. Pero, en fin, no hay reglas. Cada pieza tiene su historia".
Parto doloroso
Por ejemplo, Ifigenia, que sigue siendo hoy tal y como era ya en 1974. Fue su primera creaci¨®n como core¨®grafa, y la recuerda como un parto feliz, pero doloroso: "Era mi primera ¨®pera y estaba muy asustada. Gluck es un m¨²sico muy dif¨ªcil y hab¨ªa que ensamblar muchas cosas distintas: la danza, el canto, la orquesta, el director... Y hacerlo de una manera nueva, creativa... As¨ª que procur¨¦ dejarme llevar por lo que ten¨ªa dentro, por lo que hab¨ªa aprendido en la escuela de arte de Essen".All¨ª conviv¨ªan bailarines, escultores, m¨²sicos, dise?adores, y se consideraba que todas las artes son una sola. "Esa convivencia es muy enriquecedora, y seguramente me ayud¨® a ver que la obra dejaba espacio para hacer cosas. Sorprendentemente, el estreno fue un gran ¨¦xito, a pesar de que la hicimos en Wuppertal, un teatro muy cl¨¢sico con un p¨²blico m¨¢s cl¨¢sico todav¨ªa".
La core¨®grafa, nacida en Solingen en 1940, no sabe si considerarse una cl¨¢sica de la danza moderna o lo contrario. Mejor dicho, no le importa en absoluto. "Nunca me hago esa pregunta, y me siento una privilegiada por no tener que juzgar lo que hago", dice, encendiendo el en¨¦simo pitillo (el contrato exige que le dejen fumar en el patio de butacas y en el escenario). "Lo ¨²nico que me preocupa es la manera de expresar mejor. Seguramente cambio con los a?os, como todo el mundo, pero es muy dif¨ªcil resumir un proceso tan largo. S¨®lo s¨¦ que intento estar siempre abierta al mundo exterior, que trato de entender c¨®mo siente la gente. Lo m¨¢s importante de todo esto es el p¨²blico. Hay veces que hace falta sacudirlo un poco, porque est¨¢ demasiado acomodado. Y otras veces es mejor no pegar directo a la cabeza... Probablemente, el secreto es encontrar un equilibrio. Como en la vida".
"Pero contestar a eso es como explicar la raz¨®n por la que hago esto", a?ade Bausch. Y entonces cuenta que empez¨® a hacer coreograf¨ªas para ella misma y que sin darse cuenta los compa?eros le dec¨ªan si pod¨ªan unirse. "Luego form¨¦ la compa?¨ªa y me encontr¨¦ con que alguien ten¨ªa que hacerse cargo de todo...". Eso signific¨® que, poco a poco, Pina Bausch fue dejando de bailar. Hoy, de vuelta en Madrid, podr¨¢ hacerlo, como en 1992, en el Candela.
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