Par¨ªs y Bonn llegan a la cumbre de Cardiff con un planteamiento menos ambicioso para Europa
Los quince jefes de Estado o de Gobierno de la Uni¨®n Europea (UE) llegan hoy a Cardiff para celebrar su cumbre semestral. Aterrizan influidos por el s¨ªndrome de hacer menos Europa , como propugnan en su homil¨ªa previa dos l¨ªderes m¨¢s virtuales que reales, el canciller alem¨¢n, Helmut Kohl -quiz¨¢ sea ¨¦ste su ¨²ltimo Consejo Europeo- y el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, a¨²n perfumado por su aciago papel en la cumbre del euro. Su af¨¢n nacionalista y localista, jaleado por el presidente de turno, el brit¨¢nico Tony Blair, s¨®lo tiene enfrente, de momento, un d¨¦bil dique: la Comisi¨®n de Jacques Santer.
Esta cumbre es peligrosa, porque se discutir¨¢ mucho y se decidir¨¢ poco. Nada m¨¢s imprevisible que una reuni¨®n de l¨ªderes ociosos buscando espacio para destacar relieve propio. Pueden soltar liebres de todos los pelajes. En medios comunitarios y de la diplomacia espa?ola se teme fundamentalmente el debate ?mal preparado y mal organizado? de la financiaci¨®n futura de la Europa comunitaria, y el ?af¨¢n nacionalista? de la pareja Kohl-Chirac.La carta previa de ambos ha ido fraguando malestar a medida que los expertos profundizaban en su an¨¢lisis. Su propuesta fundamental es nacionalista y particularista, alegan sus cr¨ªticos. El objetivo ?no puede ser jam¨¢s edificar un Estado central europeo?; nada de ?una Europa centralizada?, sino ?mantenimiento de la diversidad de tradiciones pol¨ªticas, culturales y regionales?, la ?preservaci¨®n en el esp¨ªritu de las particularidades locales, regionales o nacionales? y m¨¢xima toma de decisiones ?a nivel local, regional o nacional?, sostienen las dos potencias.
?Postulan un renacimiento de la vieja Europa repleta de taifas, encabezadas por una Alemania que, pese a los augurios de excesivo peso lanzados cuando la unificaci¨®n, aparece hoy desgarrada entre los l?nder m¨¢s levantiscos? En todo caso, no hay en el texto una sola menci¨®n a la armonizaci¨®n fiscal y laboral que los propios Gobiernos reputan urgente en la era del euro. Apenas nada de una Europa grande, sino microc¨®smica, salvo una referencia lateral a la ampliaci¨®n al Este. Y s¨ª una cr¨ªtica furibunda a las instituciones comunitarias, por su ?tendencia a alejarse? de los ciudadanos y su ?exceso de centralizaci¨®n?, acompa?ada de un prop¨®sito expl¨ªcito de meterlas en cintura.
Diplom¨¢ticos de otros pa¨ªses carentes de esas obsesiones tardothatcherianas denuncian que tras este enfoque late ?el deseo de desquite de Bonn contra el Tribunal de Justicia? por dos sentencias recientes contrarias a ¨¦l, sobre ayudas familiares por hijo y consagrando el derecho a operarse en otro Estado miembro, enviando la factura a la Seguridad Social alemana.
Altos funcionarios detectan las iras del canciller por la dureza de la pol¨ªtica de competencia aplicada por el comisario Karel Van Miert, incluso con empresas alemanas. Y medios oficiales espa?oles atribuyen las inusuales cr¨ªticas a ?la presi¨®n de los l?nder m¨¢s ricos para obtener total libertad de conceder ayudas p¨²blicas?, evitando que las regiones subvencionadas por los fondos estructurales hagan lo propio.
El ¨²nico que se ha revuelto es el presidente de la Comisi¨®n, Jacques Santer. Critic¨® el viernes que la carta s¨®lo mencione ?un aspecto del principio de subsidiariedad, el de no recurrir a una acci¨®n comunitaria cuando no sea necesario?, pero no al otro, a saber, ?no dudar en recurrir a ella cuando proporciona un valor a?adido?.
Hechos son amores. En el ¨²ltimo trienio, Bruselas ha legislado menos que en uno s¨®lo de los a?os que van de 1990 a 1993, mientras los Gobiernos han aumentado al ritmo del 15% sus reglamentaciones nacionales, cuantific¨® Santer. Y ejemplos simb¨®licos: mientras la Comisi¨®n renunci¨® a proponer una directiva para asegurar la sanidad en los zool¨®gicos, sustituy¨¦ndola por una recomendaci¨®n gen¨¦rica, los Gobiernos la auspician. Y los ministros han llegado al reglamentismo de fijar temperaturas m¨ªnimas y m¨¢ximas en los camiones de transporte de animales, contra el criterio de Bruselas.
Con esta ri?a previa y la batalla financiera sin sosegar, los Quince se disponen a celebrar su primera cumbre comunitaria tras la creaci¨®n del euro. Entonces, en el primer fin de semana de mayo, todos dijeron que la creaci¨®n de la moneda ¨²nica supon¨ªa el inicio de una era y no el final de una etapa. ?La era de los cangrejos? M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina 53
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