La gerontocracia impone su ley
Alemania gana con facilidad a la combativa pero d¨¦bil Estados Unidos
?ste fue un partido que marc¨® una diferencia sustancial entre el viejo mundo y el nuevo, aunque hablar de vejez en Alemania es redundante. Klinsmann, Hassler, K?hler, Thon y Kopke jugaban en el pleistoceno, o eso nos parece. Pero entre la gerontocracia con un gramo de f¨²tbol y unos novatos sin recursos, no hay duda: ganan los veteranos.Alemania venci¨® por el peso de la historia, apenas nada m¨¢s. No necesit¨® de un gran despliegue en el encuentro para imponerse a los norteamericanos, que han retrocedido desde el ¨²ltimo Mundial. Sampson, el entrenador de Estados Unidos, hab¨ªa hablado de una superpoblaci¨®n en el medio campo, con seis jugadores para resistir el presumible rodillo alem¨¢n. En la delantera, Wynalda, un partisano frente a los rocosos centrales de Berti Vogts. En las cuestiones de marcajes, los americanos tiraron mucho de la persecuci¨®n individual. Pope sigui¨® a Bierhoff, Regis a Klinsmann y as¨ª sucesivamente.
Pero explicar este partido desde la t¨¢ctica supondr¨ªa dar alg¨²n valor al dise?o del coach Sampson. La ausencia de un contenido verdaderamente futbol¨ªstico fue la causa de la inferioridad de Estados Unidos frente a un equipo que mantiene sus constantes. Gana cuando juega mal y cuando juega bien, que es bastante frecuente.
El encuentro abund¨® en la dificultad que tiene Alemania para regenerar su f¨²tbol y sustituir a la vieja guardia. Despu¨¦s de examinar cuidadosamente a sus equipos durante la temporada -cinco de los jugadores que disputaron el partido de ayer jugaron contra el Real Madrid en la Copa de Europa- es incuestionable que Vogts ha escogido a los mejores. Que pr¨¢cticamente todos se encuentren en el declive de su carrera es otra cosa.
S¨®lo por oficio, Hassler, Thon, M?ller y Klinsmann son capaces de manejar sin despeinarse un partido de esta clase. Si el adversario ayuda, mejor todav¨ªa. Con respecto a alg¨²n tipo de novedad, Vogts estableci¨® una especie de l¨ªbero alternativo en algunas fases del encuentro. Se sabe de la predilecci¨®n que sienten los alemanes por convertir al libre en el director de orquesta.
As¨ª ha sucedido desde los tiempos de Beckenbauer, pasando por Matth?us y Sammer. Ahora es el repescado Thon, un peque?o futbolista que promet¨ªa grandes cosas cuando jugaba en el Bayern de M¨²nich hasta que sufri¨® una grave lesi¨®n. Despu¨¦s de una larga traves¨ªa por el desierto, redescubri¨® el f¨²tbol como defensa escoba en el Schalke04. Ahora es incontestable en la selecci¨®n alemana. En el comienzo del partido, Thon y Jeremies -otro centrocampista- se repartieron la funci¨®n de libre seg¨²n qui¨¦n se adentrara en el medio de la cancha. La intenci¨®n era mantener siempre el control del juego. M¨¢s tarde, despu¨¦s del primer gol -un c¨®rner, el salto de Klinsmann, el cabezazo de M?ller y el error del hombre que tapaba el palo, que dej¨® pasar el bal¨®n entre su cadera y el poste-, Jeremies ingres¨® definitivamente en la media. No era necesario inventar la p¨®lvora para superar a un equipo debil¨ªsimo, s¨®lo sostenido por el entusiasmo y alguna cosita de Reyna. Alemania interpret¨® el partido como un asunto menor y meti¨® una velocidad de crucero. El gol de Klinsmann tuvo ese aspecto de naturalidad. Lo meti¨® como si estuviera en un entrenamiento. Quiz¨¢ eso fue el partido: una sesi¨®n de pr¨¢ctica con 40.000 personas en el Parque de los Pr¨ªncipes. Es la raz¨®n por la que resulta dif¨ªcil establecer un juicio real sobre el verdadero estado del equipo, que hizo lo de casi siempre: ganar. As¨ª se suele escribir la historia cuando se trata de la selecci¨®n alemana.
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