El PSC ante sus 20 a?osJORDI SOL? TURA
El 16 de julio de 1978 asist¨ª al congreso fundacional del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) no como delegado, sino como representante del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC). Estaba convencido entonces, y los hechos posteriores lo confirmaron todav¨ªa m¨¢s, de que asist¨ªa a un acto de enorme importancia para el futuro de la izquierda y de la democracia en Catalu?a y en toda Espa?a y por ello segu¨ª los debates de aquel congreso con una mezcla de esperanza y de inquietud. Esperanza porque asist¨ªa a la fusi¨®n de tres partidos o corrientes del ¨¢mbito socialista, fusi¨®n absolutamente indispensable para asegurar la hegemon¨ªa de la izquierda en Catalu?a, sobre todo despu¨¦s de los resultados de las primeras elecciones del 15 de junio de 1977, que hab¨ªan demostrado que dicha hegemon¨ªa no s¨®lo era posible, sino real. Inquietud porque era palpable que subsist¨ªan serias tensiones entre los grupos fundacionales y porque algunas de las diferencias principales -como la relaci¨®n entre el nuevo partido y el PSOE, o la unidad sindical, o la conexi¨®n entre el catalanismo y el socialismo- no s¨®lo no estaban totalmente resueltas, sino que generaban pasiones encontradas en el propio congreso. Cuando ¨¦ste termin¨® con la fundaci¨®n de un partido cuyas siglas, PSC (PSC-PSOE), expresaban la complejidad del acuerdo final pero tambi¨¦n la realidad concreta de un socialismo catal¨¢n unido, pens¨¦ que, pese a los problemas que quedaban por resolver, la izquierda catalana hab¨ªa dado un enorme paso adelante. Decir esto hoy, 20 a?os despu¨¦s, puede parecer una obviedad, pero entonces no lo era. Durante la fase final del franquismo el panorama de la izquierda catalana era diferente. El PSUC ocupaba el espacio principal en la lucha clandestina y, aunque ten¨ªa ya problemas internos, era visto por mucha gente como un grupo unido y eficaz que bien pod¨ªa convertirse en la primera fuerza de la izquierda una vez conquistada la democracia, en la l¨ªnea del modelo italiano. El socialismo, en cambio, parec¨ªa fragmentado en diversas corrientes, diversos grupos y diversas posiciones pol¨ªticas y, en general, exist¨ªa el temor de que acabase dividi¨¦ndose sin remedio en torno a la cuesti¨®n crucial de la autonom¨ªa de Catalu?a. Las elecciones del 15 de junio de 1977 dibujaron otro panorama. El resultado global fue enormemente esperanzador porque, como recordaba, la izquierda en su conjunto obtuvo una amplia mayor¨ªa. Pero en su seno la correlaci¨®n de fuerzas era distinta a la de la fase anterior: el socialismo coligado era la primera fuerza, el PSUC la segunda. Y desde aquel mismo instante ambas formaciones ten¨ªan que situarse con claridad en el nuevo panorama, sobre todo teniendo en cuenta los resultados electorales de las mismas izquierdas en el resto de Espa?a. La conclusi¨®n era evidente: la izquierda era mayoritaria en Catalu?a y para seguir si¨¦ndolo ten¨ªa que unirse y gobernar. Para ello, los diversos grupos socialistas deb¨ªan unificarse y el PSUC ten¨ªa que mantener su unidad sabiendo que ya no ser¨ªa la primera fuerza, sino la segunda. El peligro era que unos no fuesen capaces de unificarse y que los otros se rompiesen en veinte pedazos. El congreso de unificaci¨®n socialista de julio de 1978 fue, por consiguiente, un enorme paso adelante para mantener la hegemon¨ªa de la izquierda en Catalu?a. Pero su mismo ¨¦xito coincidi¨® con un proceso contrario en el PSUC, donde empezaron a manifestarse los primeros signos de la disgregaci¨®n que culminar¨ªan, dos a?os y medio despu¨¦s, con una tremenda e insalvable divisi¨®n. El resto es conocido: el PSC ha tenido el inmenso m¨¦rito de mantener y consolidar su unidad interna y de convertirse en la fuerza pol¨ªtica m¨¢s s¨®lida y estructurada de Catalu?a, asegurando con ello la hegemon¨ªa de la izquierda en las elecciones generales y en las municipales. El resto de la izquierda ha pasado por avatares muy duros y todav¨ªa no est¨¢ clara la conclusi¨®n de las rupturas iniciadas en 1981. Pero esta hegemon¨ªa no se ha conseguido en las elecciones auton¨®micas y es, sin duda, una asignatura pendiente de todas las fuerzas de izquierda que s¨®lo se podr¨¢ superar si ¨¦stas saben captar la realidad de la sociedad catalana m¨¢s all¨¢ de sus propios l¨ªmites y, adem¨¢s, si saben sumar sus esfuerzos, no si ponen por delante sus divergencias. La cuesti¨®n de la hegemon¨ªa fue decisiva en el pasado y lo ser¨¢ tambi¨¦n en el futuro. La autonom¨ªa de Catalu?a y, en general, la creaci¨®n del que hemos dado en llamar Estado de las autonom¨ªas fueron posibles hace 20 a?os en gran parte porque los socialistas y los comunistas de Catalu?a lucharon por ello con propuestas casi id¨¦nticas, y porque, en sinton¨ªa con los principales l¨ªderes del PSOE y del PCE, contribuyeron de manera decisiva a convertir sus propuestas auton¨®micas en programa de acci¨®n de ambos partidos. Hoy la situaci¨®n es distinta, porque la correlaci¨®n de las fuerzas no es la de entonces y porque el presente y el futuro de la sociedad catalana exigen conceptos nuevos y propuestas nuevas. Sin duda, la unidad de la izquierda seguir¨¢ siendo un asunto importante, pero todas las esperanzas de cambio pasan y pasar¨¢n forzosamente por el PSC, porque hace 20 a?os supo convertirse en el eje central de la izquierda catalana y porque durante estos 20 a?os no s¨®lo lo ha seguido siendo, sino que ha ampliado sus l¨ªmites hacia el centro, y esto es un enorme capital pol¨ªtico. Por consiguiente, la celebraci¨®n del vig¨¦simo aniversario de su fundaci¨®n no ha de consistir s¨®lo en el reconocimiento y la asunci¨®n de un pasado fecundo, sino tambi¨¦n, y por encima de todo, en la formulaci¨®n de una propuesta nueva para el futuro desde la legitimidad que da el s¨®lido trayecto de estos 20 a?os. Creo que una gran parte de la sociedad catalana espera esta propuesta y sabe o intuye que s¨®lo el PSC est¨¢ en condiciones de hacerla. ?ste es, a mi entender, el sentido profundo del aniversario.
Jordi Sol¨¦ Tura es diputado socialista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.