El plomo y las cenizas

El arabista Miguel Hagerty, que acaba de reeditar su estudio y traducci¨®n de Los libros pl¨²mbeos del Sacromonte -unas misteriosas planchas de plomo caligrafiadas que contienen una doctrina que aboga por la sincretizaci¨®n del islam y el cristianismo desenterradas en Granada a finales del siglo XVI-, cree que los restos de los m¨¢rtires que aparecieron junto a ellas, incluidos los del patr¨®n de Granada, San Cecilio, son parte de una fabulosa estrategia inventada por los moriscos para evitar la p¨¦rdida de su identidad. "No existe la m¨¢s m¨ªnima duda de que se trata de una fabulaci¨®n de los moriscos para impedir que su cultura fuera totalmente absorbida por la de los cristianos viejos", explica el autor del estudio. Tanto los libros como los restos de los m¨¢rtires aparecieron entre 1595 y 1597 en el monte de Valpara¨ªso que, a causa de los milagros, fue conocido pronto como Sacromonte. Aunque el contenido de los libros fue inmediatamente condenado por la Iglesia y ¨¦stos secuestrados en el Vaticano, las cenizas de los santos, a la vista del fervor popular, fueron autentificadas. "Las reliquias", explica Hagerty, "daban cierto aire de autenticidad a toda la fabulaci¨®n. Lo que no sab¨ªan los moriscos es que el Concilio de Trento permit¨ªa que las reliquias fueran calificadas por las autoridades eclesi¨¢sticas del sitio en que se encontraron. Esto dio pie a que la Inquisici¨®n separara la causa de las reliquias de la causa de los libros, a pesar de que sin ¨¦stos no se sabr¨ªa de qu¨¦ reliquias se trataba". Hagerty, que es profesor de la Facultad de Traducci¨®n e Interpretaci¨®n de la Universidad de Granada, cree que los moriscos granadinos pecaron de ingenuidad y no sospecharon que la expulsi¨®n era una opci¨®n pol¨ªtica. La nueva edici¨®n de Los libros pl¨²mbeos del Sacromonte (Editorial Comares, 1998) contiene un amplio estudio y la traducci¨®n de los enigm¨¢ticos libros de plomo. "El elemento ling¨¹¨ªstico sigue interes¨¢ndome, pero ahora entiendo mucho m¨¢s la motivaci¨®n de los autores. Comprendo, y me conmueve, su pragmatismo a la hora de cambiar creencias religiosas para obtener logros sociales. Antes los autores me parec¨ªan interesantes; ahora los admiro", agrega.