Congreso para 6 millones de mujeres
El PP aplaza hablar de pensiones a las amas de casa porque se desconoce su aportaci¨®n al PIB
Las amas de casa ya no quieren un sueldo. Les basta con el reconocimiento social y econ¨®mico del trabajo que hacen d¨ªa a d¨ªa. Con este objetivo, representantes de estas mujeres en Espa?a y otros 22 pa¨ªses se re¨²nen en Madrid, desde ayer y hasta el viernes, en su III Congreso Mundial. Y han preparado un estatuto social que, a imagen del de los trabajadores, recoge los derechos que desean ver reconocidos para un colectivo que s¨®lo en Espa?a agrupa a casi seis millones de mujeres.Amalia G¨®mez, secretaria general de Asuntos Sociales, expuso ayer ante ellas lo que pueden por ahora esperar del PP. ?Dif¨ªcilmente?, dijo G¨®mez, ?se puede hablar de pensiones hasta que no se realice un diagn¨®stico claro de la situaci¨®n?, lo que implica, seg¨²n la responsable, conocer la aportaci¨®n de las amas de casa al PIB o que se sepa cu¨¢ntas mujeres cobran pensi¨®n de viudedad u otro tipo de pensiones, como las contributivas.
Las amas de casa niegan ser un movimiento conservador, aunque sus vestidos de chaqueta, zapatos y peinados no rompen moldes. Algunas hacen cola frente a los tel¨¦fonos para llamar a sus maridos, a los que, seg¨²n una de las asistentes, dan las gracias por haberlas dejado venir a Madrid. Y es que con ello han abandonado sus hogares y, por tanto, su trabajo durante tres d¨ªas. Casi todas dejaron atr¨¢s los 50 hace a?os y han descubierto en sus asociaciones -fundamentalmente la Confederaci¨®n de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU), que organiza el congreso- una forma de ?cambiar las cosas?, de sentirse arropadas y la fuerza necesaria para reivindicar lo que creen justo. Ese ?cambiar las cosas? pasa porque sus hijas no sean ?esclavas de la casa? y por el reconocimiento de su derecho a percibir las pensiones de jubilaci¨®n e invalidez de las que gozan el resto de los trabajadores.
Los responsables de sus desgracias, seg¨²n declaran, no son nunca sus maridos, sino la sociedad en general o el Estado en particular. ?El Estado deber¨ªa considerarnos como a un trabajador m¨¢s?, se queja una de ellas, que no duda en rechazar la posibilidad de que sea su esposo, al fin y al cabo el que se beneficia directamente de su trabajo, quien cotice por ella a la Seguridad Social.
Admiten que el suyo es un trabajo dif¨ªcil de cuantificar. Pero aseguran que por sus manos pasan ?33 actividades distintas? a lo largo de una jornada laboral que alcanza las 10 horas diarias. Desde barrer, cocinar o recoger a los ni?os a la puerta del colegio hasta participar en las reuniones de padres, que ?deber¨ªan cambiar su nombre por el de reuniones de madres?. Pero no tienen derecho a vacaciones pagadas ni a pagas extraordinarias. ?Lo m¨¢s triste es que dependemos de los hombres para todo?, afirma una de ellas, llegada desde Alpedrete (Madrid).
Muchas de las participantes -todas concienciazadas, todas asociadas- ni siquiera ejercen a tiempo completo sus labores . ?Mi marido es de los de antes. Ha tardado 15 a?os en hacer una cama?, explica una de las cuatro delegadas de Mallorca, que admite que ?las cosas han cambiado mucho?. Aunque a esta mujer le gustar¨ªa dejar ?para siempre? su trabajo en una lencer¨ªa para ocuparse s¨®lo de su casa, es la excepci¨®n.
En Espa?a hay cerca de seis millones de amas de casa puras, sin m¨¢s trabajo que su casa, su marido y sus hijos. ?Una fuerza que no tienen ni los partidos ni los sindicatos?, afirma la presidenta de la Confederaci¨®n de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios, Juana Mar¨ªa Gonz¨¢lez Cavada. Hay adem¨¢s tres millones y medio de mujeres que compatibilizan sus labores dom¨¦sticas con trabajos casi siempre a tiempo parcial. Quieren poder elegir. Muchas de ellas dejaron sus empleos hace a?os y ahora, ya mayores, desean reincorporarse al mercado laboral. Es otro de sus objetivos: que la igualdad de oportunidades les llegue en forma de cursos de readaptaci¨®n laboral.
Pero se han olvidado de los hombres. Uno de los pocos que ayer se dej¨® ver en el Palacio de Congresos fue el alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano.
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