"Venid, ser¨¢ mi ¨²ltimo partido"
Laudrup sigue ofreciendo su clase y no acaba de despedirse
Las cosas han ido m¨¢s lejos de lo que pensaba. "Venid a Ly¨®n, es casi seguro que ser¨¢ mi ¨²ltimo partido". La mujer y los dos hijos de Michael Laudrup estuvieron en Ly¨®n para asistir a la despedida del jugador dan¨¦s. Francia gan¨® a Dinamarca, pero Laudrup tuvo una nueva oportunidad. Esta vez frente a Nigeria, en octavos de final. Escenario, el futurista estadio de Saint Denis. Mismo mensaje. "Es muy probable que sea el partido de la retirada". Nigeria era favorita frente a Dinamarca, pero Laudrup y su hermano Brian recordaron los tiempos en los que los daneses jugaban como los ¨¢ngeles. Su maravilloso partido coron¨® la goleada al equipo africano."Estamos bien as¨ª, sin presi¨®n, sin que nadie repare en nosotros", comenta Laudrup, que no pierde de vista lo que sucedi¨® en el Mundial 86. En aquella edici¨®n Dinamarca provoc¨® tanto entusiasmo en la cr¨ªtica y en la gente que la marea termin¨® por llevarse al equipo. Butrague?o les marc¨® cuatro goles en Quer¨¦taro y tuvieron que volverse a casa antes de lo previsto, con jugadores extraordinarios, como Elkjaer Larsen, Morten Olsen, Soren Lerby, Arnesen, Jesper Olsen y el propio Laudrup, que s¨®lo encontraba satisfacci¨®n en la selecci¨®n danesa. Por aquella ¨¦poca jugaba en Italia y padec¨ªa todos los rigores de un f¨²tbol poco permisivo con futbolistas de su especie.
A punto de cumplir los 35, despu¨¦s de una gloriosa carrera en el Bar?a y de la admiraci¨®n que provoc¨® en el madridismo, Laudrup acaba de cerrar una temporada espl¨¦ndida. Ha salido campe¨®n de Liga y Copa con el Ajax y tiene el Mundial como un regalo a?adido. Si siempre jug¨® para divertirse, ?qu¨¦ mejor que hacerlo ahora? Mientras sus compa?eros se dan al golf cerca de Montecarlo, Michael y su hermano Brian pasan las horas de forma relajada. Se entrenan, charlan en el vest¨ªbulo del hotel, juegan al backgammon y mantienen un estilo de vida muy alejado de la tensi¨®n que se supone a cualquier jugador en esta encrucijada. A ellos nadie les exige que ganen el Mundial. La exigencia es de otra naturaleza. Pasar un buen rato, disfrutar con el f¨²tbol y, si llega la ocasi¨®n, dar una lecci¨®n a sus rivales.
El pr¨®ximo es Brasil, nada menos. Michael ya ha llamado a su mujer. "Vente a Nantes. Es casi seguro que sea mi ¨²ltimo partido".
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