Un lugar en la historia
...Hay partidos que duran toda la vida. Hoy juega Argentina frente a Inglaterra y antes de empezar ya le estamos haciendo un lugar en la historia. El mito del retorno es uno de los m¨¢s festejados en el mundo del f¨²tbol, de modo que mientras se juegue este partido, andar¨¢n por el aire los fantasmas de todos los anteriores partidos. El ¨²ltimo fue el del 86, de p¨¦simo juego pero con dos episodios que hicieron impacto en la memoria universal: La mano de Dios y El pie del diablo, siempre Maradona dando al f¨²tbol argumentos excesivos.... Tambi¨¦n resulta excesiva la espera de cualquier partido en donde a la palabra f¨²tbol se le agregan los colores de la patria, la corbata de la pol¨ªtica o el uniforme de la guerra. Que la pelota salte cuanto antes con su inocencia para que el f¨²tbol suelte ese lastre que lo contamina.
... Owen es a Ortega lo que Inglaterra es a Argentina. Los dos sienten el f¨²tbol en clave atacante y desde el atrevimiento pero cada uno est¨¢ cruzado por la cultura a la que pertenece: Owen es la velocidad en l¨ªnea recta, Ortega es la habilidad humillando con cortes y quebradas.
... En el f¨²tbol la ¨¦tica no necesita el auxilio de la pol¨ªtica, si no miren a Paraguay. Hab¨ªa algo de campo despu¨¦s de la batalla en el desolador paisaje del perdedor. Los jugadores en el suelo parec¨ªan muertos de pena en la misma orilla de los sue?os alcanzados. De pronto Chilavert entendi¨® que el partido no hab¨ªa terminado y los fue a levantar uno por uno para devolverles la vida con un abrazo. La vida, en este caso, se llamaba dignidad. Ten¨ªa raz¨®n Chilavert: si Paraguay hab¨ªa luchado hasta el l¨ªmite por la victoria ?por qu¨¦ deb¨ªan avergonzarse por la derrota?
... El mundo del f¨²tbol es un observatorio inmejorable porque donde confluyen la pasi¨®n, el miedo y el cansancio, cada uno se muestra como es. El controvertido Chilavert, por ejemplo, salv¨® con grandeza una situaci¨®n l¨ªmite. En la otra punta voy a poner, y con mucho gusto, a Dunga. Un l¨ªder que sobreact¨²a y que es festejado por algunos medios de comunicaci¨®n. Hasta ahora s¨®lo fue un compa?ero desleal, un delator televisivo que en lugar de corregir con la voz corrige con los brazos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.