La valla que cost¨® 5.000 millones no logra frenar la avalancha de inmigrantes en Ceuta
Frank lleg¨® el viernes, tra¨ªa los pies hinchados de caminar tres meses. Desde que abandon¨® Sierra Leona, debi¨® cruzar seis pa¨ªses hasta alcanzar la frontera de Ceuta, donde una doble valla met¨¢lica, de tres metros de altura y ocho kil¨®metros de longitud, alambre de espino y vigilancia policial constante, amenazaba el final de su traves¨ªa. Unos cuantos dirhams bastaron para que un guardia marroqu¨ª le se?alara una de las 40 alcantarillas -algunas de casi dos metros de di¨¢metro- que taladran el subsuelo entre Marruecos y Espa?a. Tras cinco a?os de trabajo y 5.000 millones de inversi¨®n, la avalancha de inmigrantes sigue creciendo. El Gobierno admite -aunque todav¨ªa en privado-que la valla es un fracaso.
De d¨ªa y de noche, la frontera de Ceuta es un espect¨¢culo trepidante, donde lo tr¨¢gico -la lucha por sobrevivir de los inmigrantes que llegan exhaustos despu¨¦s de cruzar ?frica- cede a veces el paso a lo rid¨ªculo: pandillas de j¨®venes marroqu¨ªes, mujeres cargadas de pesados fardos de contrabando y ancianos que apenas pueden sostenerse sobre s¨ª mismos consiguen burlar f¨¢cilmente, una y otra vez, los sistemas de seguridad de un proyecto de ingenier¨ªa construido en teor¨ªa para "impermeabilizar" la frontera entre Marruecos y Espa?a.La obra -adjudicada a finales de 1993 a la empresa Cubiertas por 3.500 millones de pesetas- ya ha costado m¨¢s de 5.000 y, seg¨²n fuentes de la delegaci¨®n del Gobierno en Ceuta, a¨²n absorber¨¢ unos cientos de millones m¨¢s antes de estar finalizada. Adem¨¢s de la carretera de seguridad, la doble valla y el alambre de espino, el proyecto incluye potentes focos para iluminar todo el trazado, sensores y c¨¢maras de v¨ªdeo para controlar desde un punto fijo -el puesto fronterizo de El Tarajal- cualquier intento de traspasar ilegalmente la frontera. Nada de eso funciona. Ni siquiera ha sido librado todav¨ªa el presupuesto para la instalaci¨®n el¨¦ctrica. El jueves pasado, a eso de las dos de la madrugada, s¨®lo la Luna en cuarto creciente y las linternas de los guardias civiles arrojaban algo de luz sobre la frontera.
La obra -ejecutada en un 95% seg¨²n sus responsables- se retrasa una y otra vez debido fundamentalmente a los frecuentes desprendimientos de tierra provocados por la lluvia. Al contrario que en Melilla, donde el Ej¨¦rcito ha reforzado con alambradas todo el per¨ªmetro fronterizo, pr¨¢cticamente llano, la complicada orograf¨ªa de Ceuta agrava a¨²n m¨¢s la situaci¨®n. La doble valla y la carretera de circunvalaci¨®n transcurren por siete colinas, con pendientes que superan a veces el 35%. El proyecto fue concebido adem¨¢s en 1992, cuando la entrada de inmigrantes sin documentaci¨®n procedentes del centro de ?frica era casi inexistente.
Ahora, en cambio, raro es el d¨ªa que no llegan varios subsaharianos al campamento de Calamocarro, a las afueras de Ceuta, donde una m¨¦dico y una enfermera -apenas equipadas convenientemente- atienden a los inmigrantes, que se hacinan -seis en cada litera, tres arriba y tres abajo- en tiendas militares de campa?a. "Me impresiona verlos llegar", relata Cleopatra R"Kaina, la m¨¦dico, "vienen destrozados, desnutridos, con los pies llenos de llagas, pero con un gesto de paz en el rostro..., como satisfechos por haber cubierto una parte de su viaje, quiz¨¢ el m¨¢s peligroso".
Un verdadero ¨¦xodo
Dice Cleopatra que, lejos de disminuir, el aluvi¨®n de inmigrantes es cada d¨ªa mayor: "Es un verdadero ¨¦xodo. Lo primero que hacen cuando llegan es escribir a sus pa¨ªses, a Sierra Leona, a Liberia, a Nigeria... y contar que ya han llegado, que aunque parezca incre¨ªble es posible llegar. Seguir¨¢n llegando".Seg¨²n las ¨²ltimas cifras oficiales -los datos fr¨ªos que ocultan tanto sufrimiento- Cleopatra tiene raz¨®n. M¨¢s de 16.000 inmigrantes fueron detenidos durante 1997 por intentar entrar ilegalmente en Espa?a por Andaluc¨ªa, Ceuta y Melilla. Este a?o, las cifras provisionales ya indican que muchos m¨¢s est¨¢n de viaje. A modo de ejemplo, y s¨®lo en la provincia de C¨¢diz, la cifra de inmigrantes detenidos duplica la de 1997.
Nadie cree ya, por tanto, que las alambradas, los muros que separan pa¨ªses con niveles de vida tan distintos, sirvan para detener la inmigraci¨®n clandestina, y la valla de Ceuta va camino de convertirse en otro ejemplo. El Gobierno, mientras tanto, ha optado por encomendar a la Guardia Civil la custodia de la frontera. Y los guardias, antes que a vigilar, han tenido que dedicarse -como muestra la fotograf¨ªa, tomada ayer mismo- a taponar lo mejor posible, con tablas viejas o piedras, las alcantarillas que comunican como un pasillo el territorio marroqu¨ª con el espa?ol. S¨®lo algunas alcantarillas tienen rejillas de seguridad, pero son tan endebles que los inmigrantes -en su af¨¢n por terminar un viaje tan largo- logran romperlas sin excesivo esfuerzo.
La labor de la Guardia Civil re¨²ne adem¨¢s una complicaci¨®n a?adida. Sabido es que la econom¨ªa de Ceuta depende en buena medida del contrabando. Hombres y mujeres marroqu¨ªes -fundamentalmente mujeres, por la dureza del trabajo- arriban cada ma?ana a la ciudad espa?ola y se cargan hasta no poder m¨¢s con fardos llenos de productos para el contrabando: mantequilla, galletas, pa?uelos de papel... Al atardecer regresan a sus pueblos, donde revenden la mercanc¨ªa y sacan unos cuantos dirhams de beneficio. De ah¨ª que alguien dijera en su d¨ªa que la funci¨®n de la valla, tan sofisticada sobre el papel, deb¨ªa ser de "impermeabilizaci¨®n porosa".
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