Mor¨¢n
Estimado se?or Fern¨¢ndo Mor¨¢n: soy un jubilado de 79 a?os. Siempre fui rojo; ahora ejerzo, simplemente, de dem¨®crata. No milito en partido alguno, aunque de vez en cuando se me ve el plumero y me pongo como un basilisco ante los desatinos de la Izquierda madrile?a, nido de grillos enzarzados, guirigai de taifas. Su designaci¨®n como candidato a la alcald¨ªa me ha llenado el alma de caracolillos: usted, m¨¢s que un potencial, es un futuro semiperfecto de indicativo. Al se?or Manzano, en cambio, le veo bastante pret¨¦rito, algo perifr¨¢stico y un no s¨¦ qu¨¦ de subjuntivo. Adelante, se?or Mor¨¢n, marchando, que es gerundio.Me han contado que, como es usted un caballero, va a prescindir de insultos, injurias e improperios en su campa?a electoral. Lo celebro. Pero yo ir¨ªa m¨¢s all¨¢, don Fernando, porque tampoco se puede ir por ah¨ª como una ursulina, con lo que est¨¢ cayendo. Me explico: yo, en su caso, estructurar¨ªa los m¨ªtines en torno a una selecci¨®n rigurosa de los mejores chistes de todos los tiempos. No habr¨ªa que soltarlos atropelladamente, sino de una forma viperina y contundente, para partir las piernas de risa a los votantes propios al tiempo que los rivales hacen mutis con el rabo entre las piernas
Como imagino que anda usted muy ocupado, me ofrezco para el puesto de asesor-apuntador. Me conozco de cabo a rabo todos los chascarrillos y mordacidades de la historia de nuestra ciudad, ordenados por temas. Usted me necesita a su lado en las comparecencias p¨²blicas, porque siempre estoy a la que salta y en cualquier controversia le puedo soplar al o¨ªdo la maledicencia oportuna en el momento adecuado. Madrid bien vale una risa.
Al margen de estas apreciaciones, y a t¨ªtulo personal, me atrevo a hacerle una sugerencia. Deber¨ªa organizar un acto de desagravio al ?ngel Ca¨ªdo, que es mirado de reojo por el actual equipo gobernante. Sin Satan¨¢s no es posible entender la santidad ni la noche oscura del alma. Si usted se lo monta bien, le votan hasta los cartujos.
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