Disloque cordobesista
Dos horas y media de corrida, de la que poco habr¨ªa que hablar si no fuese por las conocidas dotes de animador de El Cordob¨¦s, que esta vez tambi¨¦n tore¨®. Porque ni Litri ni Ponce consiguieron lucirse m¨¢s que aisladamente ante sendos lotes poco propicios. No puede neg¨¢rseles la voluntad y las buenas intenciones, pero lo que hicieron no queda para el recuerdo. Y eso que en los toros primero y segundo hubo fuertes peticiones de oreja, que la presidencia no atendi¨®.El primero ten¨ªa problemas y Litri fue meti¨¦ndolo poco a poco en la muleta, en un trasteo de m¨¦rito, aunque un punto acelerado. El sobrero, de Joselito, era un mulo, mansurr¨®n y sos¨ªsimo, con el que Litri tambi¨¦n estuvo decidido y digno, intentando justificar sus repetidas presencias en la Monumental.
Torrealta / Litri, Ponce, Cordob¨¦s
Cuatro toros de Torrealta, 1? de Mar¨ªa Lourdes Mart¨ªn y 4?, sobrero, de Jos¨¦ Miguel Arroyo, desiguales de presencia y juego. Litri: aviso y ovaci¨®n; ovaci¨®n. Enrique Ponce: aviso y vuelta; silencio. El Cordob¨¦s: oreja en los dos; sali¨® a hombros. Plaza Monumental, 26 de julio. Tres cuartos de entrada.
El segundo ya floje¨® de manos de salida y tuvo una embestida borreguil, que daba poca o nula emoci¨®n a cuanto se hiciese con ¨¦l. Ponce no se acopl¨® de buen principio, pero luego hubo destellos de su buen gusto e innata torer¨ªa, aunque nunca a gusto con el astado, como lo prueba el hecho de las fuertes dobladas a finales a un toro muy flojo, realizadas con el deseo de que el animal parase de andar para poder ejecutar la suerte suprema. El quinto fue otro mulo, este de Torrealta, que lleg¨® a la muleta pr¨¢cticamente parado. Ponce prob¨® y prob¨® terrenos y distancias para ver si el corn¨²peta se decid¨ªa a embestir, pero ni por ¨¦sas.
Y vamos con el animador-torero. En verdad, hay que decir que le toc¨® el mejor lote, que no acab¨® de lucir por cuanto ver¨¢n acto seguido. El tercero, Volandero de nombre, era excelente por los dos pitones, y El Cordob¨¦s lo mulete¨® con buenas maneras por ambos pitones y en los medios con mucha quietud, en faena completa, que tuvo inicio, desarrollo y remate, aunque la boyante embestida de la res se apagase un tanto cuando el diestro opt¨® decididamente por acortar distancias. Una buena estocada y una oreja bien ganada. El sexto tambi¨¦n tuvo buena condici¨®n, aunque algo m¨¢s de genio. El Cordob¨¦s, siempre con deseos de agradar, inici¨® el trasteo rodilla en tierra junto a las tablas, estando a punto de sufrir un percance. Se llev¨® el toro a los medios y lo tore¨® muy bien con la diestra, despacio y con temple, sin inmutarse, cuando sufri¨® una violenta tarascada. Poco dur¨® tanta belleza, porque volvi¨® a colocarse muy encima, ahogando las embestidas y provocando que el toro, claro, se parase, circunstancia que le vino al pelo para iniciar sus demostraciones histri¨®nico-circenses, impropias de una plaza de primera, aunque el buen p¨²blico se las ovacionase. Pinchazo y estocada. Entusiasmo general. Una oreja, salida a hombros por la puerta grande y la de Barcelona convertida en una plaza pueblerina, gracias al disloque cordobesista. Apaga y v¨¢monos.
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