El ocio toca fondo

Gustavo tiene 23 a?os y apenas sabe nadar. Sobre la cubierta de una vacilante embarcaci¨®n, se muestra remiso a enfundarse el traje de neopreno y echarse a la espalda los diez kilos de aire comprimido. Al igual que sus once compa?eros de clase, este granadino ya ha recibido varias lecciones te¨®ricas y algunas pr¨¢cticas en la piscina del club de buceo La Herradura, ubicado en el puerto deportivo de Marina del Este. Ahora afronta su primera inmersi¨®n en mar abierto, lo que en el argot del submarinismo se llama bautizo. "Yo estoy aqu¨ª por mis hermanos. Hace mucho tiempo que ellos quer¨ªan probar este deporte, vieron una buena oferta y me animaron a acompa?arlos. Pero la verdad, no s¨¦... no estoy muy seguro...", duda, antes de colocarse las aletas. El buceo con botellas de aire (no confundir con la apnea, a pulm¨®n) es un deporte con fines exclusivamente l¨²dicos, ya que la pesca submarina est¨¢ prohibida. Los riesgos que entra?a su pr¨¢ctica (descompresi¨®n, fauna peligrosa, fallos de equipo...) hacen obligatorio el apoyo de instructores con experiencia. De hecho para bucear, es indispensable un t¨ªtulo. Gustavo es un buen ejemplo de que la pr¨¢ctica de esta disciplina no requiere una preparaci¨®n f¨ªsica excepcional. "No hay que ser un atleta, ni tan siquiera saber nadar bien. S¨®lo se necesita aprender a manejar un instrumental t¨¦cnico, no forzar nunca en profundidad y encontrar el l¨ªmite donde pasarlo fenomenal", explica Alberto Rodr¨ªguez, instructor del club La Herradura. Aunque de alg¨²n modo se trata de un deporte elitista (el equipo completo cuesta unas 100.000 pesetas y una lancha para su pr¨¢ctica resulta casi imprescindible), los convenios firmados entre las escuelas y las instituciones p¨²blicas abaratan mucho el aprendizaje. "Un curso de iniciaci¨®n de una semana de duraci¨®n sale por unas 30.000 pesetas", matiza Alberto. Los fondos marinos de la Punta de la Mona, entre las localidades granadinas de Almu?¨¦car y La Herradura constituyen un lugar privilegiado para las inmersiones. Prueba de ello es la gran demanda de cursos de aprendizaje y de perfeccionamiento que reciben de toda Espa?a las escuelas all¨ª ubicadas. "Aqu¨ª se puede bucear todo el a?o, porque en invierno la temperatura del agua no suele bajar de los 13 grados", se?ala Julio de la Rosa, bi¨®logo marino e instructor de buceo. "Adem¨¢s, -contin¨²a- las aguas tienen gran transparencia, hay poco oleaje y los fondos, son rocosos y muy asequibles". La confluencia de las corrientes del Mediterr¨¢neo y del Atl¨¢ntico en esta zona le otorgan una doble riqueza de fauna. Aunque la pesca indiscriminada ha mermado mucho la poblaci¨®n. "Hace diez a?os encontrabas pulpos y meros a quince metros de profundidad. Ahora es m¨¢s f¨¢cil topar con ba?eras y ruedas de cami¨®n", se queja Julio de la Rosa. A¨²n as¨ª, abundan los invertebrados y las rocas est¨¢n cubiertas por colonias de p¨®lipos de gran colorido. Tras su bautismo, Gustavo regresa al barco algo aturdido por la presi¨®n y completamente desconcertado: "Es alucinante. Al principio no controlas el regulador de flotabilidad, pero en cuanto le pillas el truco es como si volaras".