El misterio del semen
Extraordinaria, la respuesta de Isabel Preysler a La Vanguardia, cuando le piden una valoraci¨®n de sus tres esposos: "Las comparaciones siempre son odiosas, y m¨¢s entre maridos". Si esta mujer empezara a re¨ªrse de su personaje, quiz¨¢ nos esperaran tiempos mejores. Entretanto, tengo que confesarles que me obsesiona que Monica Lewinsky guardara cual oro en pa?o un vestido manchado de semen, por muy de Clinton que fuera el lampar¨®n. Me veo obligada a manejar varias hip¨®tesis. Una: estaba tan enamorada que almacen¨® la prenda para usarla como punto en el libro de poes¨ªa que suele leer cuando va a que le limpien las enc¨ªas (est¨²pida rima, la m¨ªa). Dos: pensaba hacerle chantaje al presidente envi¨¢ndole a Hillary trocitos de tela empapados en el preciado l¨ªquido. Tres: sencillamente, es una guarra. Y surge imparable, adem¨¢s, la pregunta fundamental: ?qu¨¦ hace el semen de Clinton en un vestido, cuando su recipiente natural suele hallarse debajo? Pero es lo que yo digo: puede que usen el semen tan indiscriminadamente como el ketchup.Claro que tambi¨¦n podr¨ªa ocurrir que la tal Lewinsky, habiendo querido practicar la fecundaci¨®n in vitro (es s¨®lo un suponer), se haya sometido a los consejos del c¨¦lebre ginec¨®logo Jos¨¦ Botella Llusi¨¢, t¨ªo de Ana Botella de Aznar y uno de los profesores m¨¢s influyentes del franquismo en materia de reproducci¨®n cat¨®lica. Hombre fascinante, por cierto, y recientemente nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Santiago de Compostela (ceremonia a la que asisti¨® su sobrina, que fue agasajada por la tuna, como sin duda recordar¨¢n los lectores adictos a las capas y los clavelitos).
El caso es que Botella Llusi¨¢ (que en 1979 declar¨® a El Correo Catal¨¢n que "el problema de la frigidez femenina es irrelevante", y que "yo he llegado a pensar si la mujer no es fisiol¨®gicamente fr¨ªgida") piensa que, para la fecundaci¨®n in vitro, la forma ideal de recoger el semen (habida cuenta, escribe, que "en Espa?a, como pa¨ªs cat¨®lico, nos repugna la masturbaci¨®n", tiene narices) es, o bien echarle un polvo a la santa con un cond¨®n piamente agujereado y aprovechar los restillos, o bien, y ¨¦ste puede ser el caso de Lewinsky y su inexplicable mancha en prenda, poner en pr¨¢ctica el m¨¦todo del platillo, o sea que (y cito literalmente) "se manda [sic] para ello incorporarse a la mujer inmediatamente despu¨¦s del acto, coloc¨¢ndose un platillo debajo, en el que el sobrante que cae se recoge y se puede mandar a analizar". No me digan que una no va a ponerse perdida de semen la falda, teniendo que realizar ejercicios de este porte en medio del sofoco post-coito.
Enemigo ac¨¦rrimo del aborto, Botella Llusi¨¢ no ve en la mujer m¨¢s que una reproductora de la especie, para quien aconseja que tenga acceso a "una cultura general com¨²n con todos los seres de la misma sociedad, tambi¨¦n con los hombres", y "una formaci¨®n encaminada no a hacer de ella un buen ciudadano, sino una buena esposa y una buena madre de familia o, si se queda soltera, a ser ¨²til a sus semejantes".
Creo que hemos dado, por fin, con el origen de la mujer-mujer que el presidente Aznar dijo preferir cuando le preguntaron, en plena campa?a electoral.
Como no quiero que piensen que me he sacado todo lo que antecede de la manga, a?ado que las frases entrecomilladas y otras m¨¢s igualmente pintorescas que aqu¨ª no caben pertenecen a una serie de obras de Botella Llusi¨¢ publicadas en la d¨¦cada de los setenta (algunas, despu¨¦s de la transici¨®n) y citadas en el magn¨ªfico libro de Jes¨²s M.de Miguel El mito de la inmaculada concepci¨®n, editado por Anagrama en 1979. En esta ¨²ltima cr¨®nica de domingo en que me dirijo a ustedes, antes de marcharme de vacaciones, no puedo dejar pasar la oportunidad de aconsejar, sobre todo a los j¨®venes y a las muchachas en flor, que se anden con ojo con la molicie veraniega, y que lo del cond¨®n agujereado, ni de co?a. Por mucho que os agarre un apret¨®n, no olvid¨¦is inspeccionar el admin¨ªculo mir¨¢ndolo al trasluz. Y al primero que os mande sacudiros encima de un platillo, par de tortas. Ni que fuera el presidente de Estados Unidos.
Por lo dem¨¢s, s¨®lo nos queda cruzar los dedos y concentrarnos en el deseo de que agosto sea un mes en el que se queden todos mudos. S¨®lo as¨ª podremos llegar con cierta salud a la rentr¨¦e, esa amenaza que encaramos todos los a?os. Salud.
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