Costa Argumosa

Nada apetece menos, en pleno verano madrile?o, que irse pronto a dormir. El calor es tan pesado que los habitantes de la urbe buscan cualquier excusa para no quedarse en casa. Y lo mejor para aprovechar las noches estivales es salir a las terrazas, que es algo as¨ª como el deporte nacional veraniego.Entre los asiduos madrile?os a las terrazas tiene gran predicamento desde hace unos cuantos a?os la costa Argumosa. Se trata de las decenas de terrazas veraniegas instaladas por los bares de esa calle, que ocupan casi totalmente sus dos aceras, desde que empieza, en la plaza de Lavapi¨¦s, hasta que termina, en la calle de Atocha.

Como corresponde al car¨¢cter del barrio, las terrazas de Argumosa son populares. Frente al refinamiento de otras zonas con m¨¢s pretensiones de sofisticaci¨®n, Argumosa est¨¢ llena de familias, de Lavapi¨¦s o sus cercan¨ªas, que salen a la calle a pasar menos calor que en sus casas. Los padres toman ca?as con tapas, los abuelos salen a airearse, y los ni?os dan guerra a todos, calle arriba y calle abajo. En todo caso, mucho mejor que asfixiarse en casa.

La costumbre de salir a la calle y sentarse a la fresca para sobreponerse a los calores de la can¨ªcula madrile?a es antigua. Pero la conversi¨®n de la calle de Argumosa en templo de ca?as nocturnas es m¨¢s reciente.

Seg¨²n cuenta Domingo Aurrecoechea, de la comisi¨®n de festejos de la calle de Argumosa, la costa comenz¨® como una forma m¨¢s de recuperar la calle durante la transici¨®n a la democracia. "Al reiniciar la celebraci¨®n de las fiestas de San Lorenzo, a principios de los a?os ochenta, el movimiento ciudadano, espont¨¢neamente, casi demand¨® a los bares anta?ones que salieran a la calle. Y fue entonces cuando empezaron a pedir permisos para sacar mesas a la calle".

Hacer el agosto

La fama de esta forma de asueto fue tal que, en poco tiempo, muchos bares comenzaron a pedir permisos de apertura, hasta llegar al abigarramiento de hoy en d¨ªa. Son locales que parecen inventados para justificar el dicho de hacer el agosto. Es en esta estaci¨®n, y m¨¢s en este mes, cuando se celebran las fiestas de San Lorenzo, patr¨®n del barrio, cuando los bares acumulan, como hormigas, para el invierno. "Algunos se mueren de hambre cuando no es temporada de terrazas", dice el due?o de un bar. As¨ª que aprovechan las fiestas de San Lorenzo, los pr¨®ximos d¨ªas 9, 10 y 11, en las que, a la vez que se saborea una cerveza, se puede asistir a carreras de sacos o a un concurso de mascotas. Lo que no se encuentra son espect¨¢culos de chotis o concursos de chulapos. "Pues no, no somos castizos", dice un vecino.En todo caso, esta proliferaci¨®n de bares ha llevado a la especializaci¨®n. En costa Argumosa, sin que haya hostilidad entre ellos, conviven grupos humanos muy diferentes. Seg¨²n desciende la numeraci¨®n de la calle, cambia la clientela de los locales, que se especializan en gente m¨¢s joven y m¨¢s belicosa. Entrando por la calle de Atocha, los bares son m¨¢s tradicionales, m¨¢s del estilo de las tascas de toda la vida. Son tabernas populares, resistentes en Argumosa desde los a?os cincuenta, como el Chip¨¦n, Casa Ruiz o el bar Revuelta. All¨ª es donde se encuentran familias completas tomando aperitivos.

El bar Autom¨¢tico es una especie de bisagra entre estos lugares y los m¨¢s combativos. All¨ª se puede escuchar jazz y m¨²sica moderna en un ambiente m¨¢s relajado que el que hay m¨¢s adelante. M¨¢s cerca de la plaza de Lavapi¨¦s aparecen terrazas frecuentadas por gente joven, okupas o inmigrantes. No hay que olvidar que Lavapi¨¦s es un barrio crecientemente multi¨¦tnico.