Tendiendo puentes
Doce mediadores, diez de ellos extranjeros, trabajan para acercar los servicios sociales a los inmigrantes y fomentar su relaci¨®n con los vecinos
Ejercen de pontoneros, pero sin hacer uso de la ingenier¨ªa, porque su misi¨®n no es acercar orillas, sino culturas. Son los doce mediadores interculturales que desde hace un a?o trabajan en los distritos madrile?os de Arganzuela, Carabanchel, Centro, Fuencarral, Moncloa-Aravaca y Tetu¨¢n, los seis con m¨¢s poblaci¨®n inmigrante. Su objetivo es acercar a estos nuevos vecinos de origen extranjero a la red de servicios sociales, que a menudo desconocen, y fomentar su contacto con los residentes de toda la vida.Diez de estos doce mediadores son, a su vez, inmigrantes marroqu¨ªes, chinos, subsaharianos y latinoamericanos, lo que les ayuda a acercarse y comprender las necesidades de los destinatarios de sus servicios.
Pese a todo, su presencia a pie de calle en lugares de reuni¨®n de inmigrantes no ha sido siempre bien entendida: hubo quien recelaba de ellos por creer que ten¨ªan que ver con la polic¨ªa y quien escuchaba su discurso sobre la interculturalidad con la idea de que no era m¨¢s que una sofisticada argucia para ligar.
"Nadie sab¨ªa muy bien qu¨¦ era eso del mediador", explica Bonifacio Ofogo, camerun¨¦s licenciado en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica, cuentacuentos y uno de los dos mediadores del distrito de Moncloa-Aravaca, con fuerte presencia de caribe?os.
Pese a lo que pudiera creerse, a este africano no le ayud¨® su color de piel en su nueva tarea. "Notaba que me ignoraban y luego me explicaron que algunos dominicanos rechazan a la gente negra porque los relacionan con los haitianos, que son lo m¨¢s pobre del Caribe", explica este hombre.
"Oficina" en Aravaca
Aquellas reticencias quedaron atr¨¢s y ahora, cada jueves y cada domingo, ¨¦l y su compa?era Luzmar, una trabajadora social colombiana, plantan su oficina en la plaza de la Corona Boreal de Aravaca, un importante punto de encuentro de la colonia dominicana. Contactar con los l¨ªderes naturales del colectivo les ha ayudado a ganarse poco a poco su confianza. Otros dos d¨ªas despachan los casos que les deriva el centro de servicios sociales de Moncloa, al otro extremo del distrito."Sobre todo atendemos a mujeres dominicanas con grandes problemas ps¨ªquicos, porque han tenido que emigrar dejando a miles de kil¨®metros a sus hijos y maridos. Nosotros las derivamos al programa de terapia psicol¨®gica de la Asociaci¨®n de Mujeres Dominicanas en Espa?a [AMDE]", explica Ofogo.
Otra de sus tareas es estrechar lazos entre inmigrantes de diferentes procedencias. "En Aravaca ve¨ªamos que marroqu¨ªes y dominicanos pasaban las horas muertas en la misma plaza sin tratarse apenas entre ellos", a?ade. As¨ª que el pasado 31 de mayo, en la celebraci¨®n del d¨ªa de la madre dominicana en Aravaca, una fecha importante para los caribe?os, los mediadores hicieron un esfuerzo para formentar la participaci¨®n de espa?oles y de marroqu¨ªes.
Las demandas que reciben para ayudar a tramitar permisos de residencia son menores. S¨ª tienen alg¨²n problema serio de vivienda, como el de una familia marroqu¨ª hacinada "en una pocilga" de Aravaca por la que pagaban 50.000 pesetas mensuales, una cantidad demasiado elevada que no pod¨ªan afrontar. "Hemos hablado con el due?o para intentar impedir el desahucio, pero como no ha servido para nada, estamos tramitando la concesi¨®n a esta familia de un piso social", concluye Ofogo.
?l y una de las mediadoras de Fuencarral, Sakina Suleimani, una profesora marroqu¨ª de instituto, tambi¨¦n est¨¢n actuando en un colegio de Chamber¨ª con numerosos hijos de inmigrantes. Persiguen fomentar la convivencia y evitar que se consolide una pandilla de alumnos que ya han tenido escarceos con peque?os delitos y trapicheos de droga. Intentan que cada ni?o valore su propia cultura y aprenda a valorar la de los dem¨¢s.
El distrito en el que trabaja Suleimani no tiene, a diferencia del de Moncloa, lugares claves de reuni¨®n de los inmigrantes, a excepci¨®n de los alrededores del centro comercial La Vaguada. "Vamos contactando con unas personas a trav¨¦s de otras", explica.
"Nuestra tarea se centra sobre todo en lo educativo, con los hijos de inmigrantes en los colegios y con casos de adolescentes que no saben qu¨¦ hacer y a los que derivamos a programas formativos de instituciones y asociaciones", a?ade. En algunos centros se han encargado de traducir la informaci¨®n de la Asociaci¨®n de Padres de Alumnos para que tambi¨¦n los progenitores de los ni?os extranjeros se involucren en el colegio.
"Fuencarral no tiene, como Centro o Tetu¨¢n, una red de asociaciones de inmigrantes y de atenci¨®n social, lo que dificulta nuestra labor", concluye.
La figura del mediador intercultural no es nueva. Existe desde hace a?os en ciudades como Londres o Par¨ªs, donde la convivencia entre personas de diferentes continentes viene de lejos, aunque en algunos de estos lugares su papel es m¨¢s el de un int¨¦rprete. Tambi¨¦n se est¨¢ ensayando en Catalu?a y Andaluc¨ªa.
En Madrid, los primeros pasos se dieron con la apertura, en el primer semestre de 1995, de la escuela de mediadores sociales en inmigraci¨®n por un convenio entre el Gobierno regional, entonces del PSOE, y la Universidad Aut¨®noma.
?sa fue la cantera de la que proviene la mayor¨ªa de los doce mediadores y cuatro monitores que ejercen este cometido. Su salida al ruedo tuvo que esperar dos a?os, hasta la firma de otro acuerdo en primavera de 1997 entre la Universidad y el Ayuntamiento de Madrid. Poco a poco, si las tendencias migratorias no cambian, su figura puede ser necesaria en todos los distritos.
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