El caso de Divaika Tuzola
Ten¨ªa 24 a?os cuando, en una de las m¨²ltiples revueltas que hab¨ªa en su pa¨ªs, comenzaron a detener a algunos de sus compa?eros de trabajo. Sinti¨® miedo, y logr¨® colarse en uno de los aviones que recog¨ªan a los cooperantes europeos. "All¨ª los aeropuertos no son como aqu¨ª, no hay tanto control".El avi¨®n, que se dirig¨ªa a Italia, se detuvo en Barcelona y no lo dud¨®. Su nombre es Divaika Tuzola. Es originario de la actual Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, antiguo Zaire.
No sab¨ªa una palabra de espa?ol, pero se qued¨®. Nada m¨¢s bajar del avi¨®n pidi¨® asilo pol¨ªtico aunque, a pesar de las pruebas que aport¨®, tuvo que esperar m¨¢s de seis a?os para que se lo concedieran, como la mayor¨ªa de sus compa?eros.
Trabaj¨® de camarero o en lo que pudo para mantenerse. Asegura que tuvo mucho apoyo de las asociaciones cat¨®licas y de la CEAR (una fundaci¨®n que se dedica a ayudar a los refugiados), que le pag¨® el abogado que a¨²n lleva su caso (s¨®lo ha conseguido el asilo de forma provisional).
Es hijo de un trabajador de los ferrocarriles y de una modista, "gente normal", dice Divaika, pero consigui¨® estudiar una carrera y se licenci¨® en Sociolog¨ªa.
?sa es otra de las historias nunca contadas: la mayor¨ªa de los ciudadanos del ?frica negra que vienen a Espa?a y piden asilo pol¨ªtico son estudiantes o profesores universitarios, con una buena preparaci¨®n, que se ven obligados a realizar trabajos de baja cualificaci¨®n por ser extranjeros y no estar regularizados.
?Y volver? Divaika explica qu¨¦ es lo que desea, pero "cuando se normalice la situaci¨®n". "Quiero trabajar en temas de desarrollo, tal vez ser profesor". Pero por ahora las noticias que llegan desde su pa¨ªs no son muy alentadoras: los disturbios y enfrentamientos armados son constantes.
Divaika tiene otro plan para el futuro m¨¢s inmediato. Quiere hacer un estudio personal sobre las costumbres y la forma de vivir de los espa?oles, y ya ha hablado con un profesor de San Sebasti¨¢n que podr¨ªa ayudarle. Casi siete a?os de vida en Espa?a le avalan.
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