El palacio de los ingenuos

El coleccionista franc¨¦s de arte na?f y empresario de la cosm¨¦tica Albert Laporte tiene la llave del palacio de los artistas ingenuos. La puerta de este universo c¨¢ndido y alegre no se abre ante el pedigr¨ª pict¨®rico ni ante un elevado cachet en los circuitos art¨ªsticos. Un pastor de ovejas puede ver colgado su cuadro al lado del de un embajador. S¨®lo los pintores antiacad¨¦micos, autodidactas, espont¨¢neos, sinceros, naturales, aut¨¦nticamente na?ves, en definitiva, pueden hacerse un lugar en el espl¨¦ndido Museo de Arte Na?f (MAN). Laporte encontr¨® en el edificio modernista de El Mol¨ª de la Torre, en la planicie ampurdanesa de El Far d"Empord¨¤, el marco ideal para hacer realidad un sue?o que empez¨® a gestarse hace m¨¢s de 30 a?os, cuando compr¨® su primer cuadro na?f en el march¨¦ aux puces de Par¨ªs. Su museo, inaugurado el mes de mayo, expone la segunda colecci¨®n de arte na?f m¨¢s importante del mundo. El noble caser¨®n, con m¨¢s de 1.500 metros cuadrados de superficie y cuidados jardines, perteneci¨® a la familia Pitxot y aloj¨® durante muchos veranos al pintor Salvador Dal¨ª, que lo describe en su Vida secreta como un lugar m¨¢gico que parec¨ªa construido adrede para so?ar y fantasear despierto. Los defensores de lo na?f afirman que este arte intenta aportar una bocanada de aire fresco a un mundo excesivamente complejo, mecanizado e intelectualizado, donde el hombre se siente a menudo rechazado. El museo rescata una frase de Baudelaire: "He vuelto a buscar asilo en la impecable ingenuidad".