Robos
DE PASADA
En verano Granada queda a merced de un pu?ado de ladrones aturdidos por una crisis de melancol¨ªa, individuos que aspiran a delinquir como los grandes maestros, pero que lo ¨²nico que consiguen es acaparar fracasos. Comparten un m¨¦rito, la voluntad de robar, pero no sirve de nada. M¨¢s que impericia para asaltar viviendas y trepar por las fachadas, la caracter¨ªstica fundamental de los ladrones de verano es la modestia de sus fechor¨ªas y lo f¨¢cilmente que se dejan prender. Parece como si robaran para cumplir una promesa, para agradecer la curaci¨®n de un hijo enfermo o para ingresar por voluntad en la c¨¢rcel. El enorme esfuerzo que despliegan no est¨¢ acorde con el bot¨ªn ni con el resultado de sus humildes desmanes. Cuando una persona decide renunciar a la honra se supone que es a cambio de enormes recompensas. Esa teor¨ªa es cierta s¨®lo en algunos casos: en los delitos financieros, las estafas y las especulaciones amparadas por la complicidad de alg¨²n pol¨ªtico corrupto. Los partes que la Polic¨ªa env¨ªa a los peri¨®dicos durante los d¨ªas let¨¢rgicos del verano parecen inventados por un imitador de Charles Dickens. Vean si no es as¨ª: Rafael R. P., de 24 a?os, no durmi¨® la madrugada del d¨ªa 13. Entre el sue?o y el robo eligi¨® la ocupaci¨®n menos sosegada. Aprovech¨® la soledad de la hora y entr¨® en un edificio en obras, mir¨® a su alrededor y busc¨® qu¨¦ llevarse. La Polic¨ªa lo encontr¨® en una calle principal, "arrastrando una campana de cocina", supongo que sudoroso e indefenso. Un d¨ªa antes cay¨® en manos de los agentes un ladr¨®n de p¨¢jaros. Manuel M. E. escal¨® una valla de dos metros de altura y una vez en el piso fue sacando de sus jaulas, con la paciencia de un entom¨®logo, los canarios, los ruise?ores, los petirrojos y los jilgueros y luego los aglomer¨® en otra mayor llena de p¨ªos y trinos delatores con la que sali¨® a la calle antes de ser detenido. Los ladrones de agosto caen en manos de la polic¨ªa met¨®dicamente, con la amarga fatalidad con que se consumen los d¨ªas de vacaciones. Los ladrones de agosto son parte indisoluble del verano, como los turistas y los ardientes monumentos que visitan. Cuando la Polic¨ªa detiene al ¨²ltimo de ellos comunica la incidencia al servicio meteorol¨®gico central para que sepa que el oto?o ya est¨¢ en puertas.
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