Nouvel erige un centro cultural de cristal y agua
El arquitecto franc¨¦s levanta un gran complejo en Lucerna que coloca a la ciudad suiza en el circuito europeo
"Si no puedo entrar en el agua, har¨¦ que el agua venga hacia m¨ª". Con esta actitud, de una pragm¨¢tica sabidur¨ªa, el arquitecto franc¨¦s Jean Nouvel resolvi¨® un complicado dilema. Los habitantes de Lucerna, una pl¨¢cida ciudad suiza de 120.000 habitantes rodeada de monta?as de 3.000 metros y que se extiende alrededor de un lago, hab¨ªan rechazado en refer¨¦ndum la posibilidad de que su nuevo Centro Cultural y de Congresos se levantara en mitad del agua. El imaginativo arquitecto franc¨¦s, nacido en Fumel en 1945, no se arredr¨® y dise?¨® un edificio de madera por dentro, cristal por fuera y flanqueado por canales que llegan directamente del lago. Nouvel y su equipo, autores de la nueva ?pera de Lyon o de la Fundaci¨®n Cartier de Par¨ªs, explicaban el mi¨¦rcoles por la tarde, en medio del frenes¨ª de los preparativos de inauguraci¨®n de su centro en Lucerna, las razones de utilizaci¨®n de estos materiales. "La sala de conciertos y algunos espacios interiores", afirm¨® el arquitecto, "pretenden crear un ambiente acogedor, cerrado sobre s¨ª mismo, algo as¨ª como una nuez. Por el contrario, el cristal que recubre las fachadas sirve de espejo del entorno, donde se reflejan las aguas del lago, las laderas verdes, los paseantes o el cielo".
El arquitecto recalc¨® el car¨¢cter multifuncional de todo el complejo y su integraci¨®n en la ciudad. "La idea, por ejemplo, de un techo que sobresale de las fachadas con sus grandes alas pretende ofrecer distintas perspectivas de la ciudad y del lago, e intenta jugar con el paisaje" coment¨® Nouvel, que ha dise?ado tambi¨¦n un sistema de apertura y cierre de puertas en la sala de conciertos para amplificar o difuminar los sonidos seg¨²n el tipo de m¨²sica que se ofrece.
Intimista por un lado, y abierto al mundo por otro, ¨¦ste parece ser el mensaje que Lucerna env¨ªa al resto de Europa con un complejo cultural que ha reunido estos d¨ªas en esta ciudad germanohablante de Suiza central a especialistas en arquitectura, m¨²sicos ilustres y periodistas de varios pa¨ªses.
Seis a?os de debates
Una ovaci¨®n subray¨® el mi¨¦rcoles por la noche el momento en el que Nouvel sub¨ªa al estrado de una monumental y original sala de conciertos con capacidad para 1.850 personas. No era para menos. La fiesta cultural pon¨ªa fin a seis largos a?os de debates, referendos, discusiones de proyectos y b¨²squeda de financiaci¨®n. "Ha sido muy duro, pero ha valido la pena", se?alaba Brigitte M¨¦tra, ayudante de Nouvel y jefa del proyecto. El arquitecto franc¨¦s no andaba desencaminado cuando compar¨® en su intervenci¨®n los centros culturales de este final de siglo con las catedrales medievales. En Lucerna, una alianza entre las fuerzas del poder y los artistas, como en la Edad Media, ha convertido en realidad este gran centro que se ver¨¢ completado a finales del pr¨®ximo a?o con un museo de arte contempor¨¢neo y un palacio de congresos. Todo comenz¨® cuando, a mediados de los a?os ochenta, los responsables del Festival Internacional de M¨²sica de Lucerna concluyeron que su antigua sala de conciertos, con notorias deficiencias ac¨²sticas, no serv¨ªa para atraer a las grandes figuras. Situada en una zona de Europa donde la pasi¨®n por la m¨²sica cl¨¢sica es comparable con la obsesi¨®n por el orden y la limpieza, Lucerna quer¨ªa a toda costa incluirse entre las contadas ciudades europeas, como Salzburgo o Edimburgo, que son citas de referencia para la cultura del verano. El salto del localismo a la universalidad pod¨ªa lograrse con un edificio emblem¨¢tico y la firma de un arquitecto de lujo. Costara lo que costase. De este modo, el presupuesto se elevar¨¢ a 20.000 millones de pesetas, una inversi¨®n similar a la reforma del Teatro Real, de Madrid, pero en este caso en una peque?a ciudad suiza.
La carrera en pos de una capitalidad cultural de primera divisi¨®n empez¨® cuando una anciana mecenas, de nombre Alice Bucher, puso la primera piedra a finales de los ochenta. O mejor dicho, libr¨® el primer tal¨®n por valor de un mill¨®n de francos suizos, unos 100 millones de pesetas. A partir de ah¨ª todos los habitantes de Lucerna atisbaron beneficios en el Centro de Cultura y Congresos: industriales hoteleros y grupos ecologistas, empresas de construcci¨®n y estudiantes de m¨²sica.
La colaboraci¨®n no se ha limitado al capital y las artes, sino que la financiaci¨®n ha implicado tanto al Ayuntamiento y al Gobierno cantonal como a multitud de donaciones privadas. Esta cooperaci¨®n ha dado sus frutos. Ayer, Claudio Abbado abri¨® la presente edici¨®n del Festival Internacional de M¨²sica de Lucerna. El aperitivo lo hab¨ªa servido el mi¨¦rcoles la Orquesta Sinf¨®nica de la ciudad, bajo la direcci¨®n del ruso Vladimir Ashkenazy. Pero con Jean Nouvel y su edificio como estrellas indiscutibles.
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