Fren¨¦tica y deslumbrante oferta de conciertos sinf¨®nicos y de c¨¢mara
No s¨®lo de ¨®pera vive Salzburgo. La oferta de conciertos sinf¨®nicos y de c¨¢mara se sucede a ritmo fren¨¦tico, en paralelo con los t¨ªtulos l¨ªricos. Estos conciertos son cien por cien made in Salzburgo: nada de giras precocinadas con un par de programas alternativos que las grandes formaciones instrumentales meten en el microondas en la ciudad de turno, sino obras frescas, de temporada, cuidadosamente seleccionadas de acuerdo con la direcci¨®n del festival. El resultado es de una impecable coherencia. La Filarm¨®nica de Viena, por ejemplo. Al margen de sus compromisos con el foso, al final de la presente convocatoria habr¨¢ ofrecido nueve conciertos, con cinco programas diferentes, cada uno de ellos confiado a un especialista. Valery Gergiev ofreci¨® repertorio ruso rom¨¢ntico (26 de julio); Neville Marriner, obras cl¨¢sicas (Haydn, Mozart, Beethoven, 1 y 2 de agosto); Maazel se desdobl¨® en violinista, compositor y director, para ofrecer una primera parte en la que actuaba como solista (Mozart y su M¨²sica para viol¨ªn y orquesta) y una segunda en la que dirig¨ªa la Pat¨¦tica de Chaikovski (14 y 15 de agosto); Riccardo Muti ten¨ªa previsto otro programa ruso (Prokofiev y Chaikovski, 19 y 22 de agosto), y al cierre (29 y 30 de agosto), Mariss Jansons, con la mirada puesta en este siglo (Strauss, Berio, Ravel).
En Salzburgo estuvo tambi¨¦n (16 de agosto) Claudio Abbado con su Joven Orquesta Gustav Mahler. Soberbia su Muerte y transfiguraci¨®n, de Richard Strauss. Luego, con la cantante finlandesa Soile Isokoski, se adentr¨® en los cuatro ¨²ltimos lieder para demostrar que, aun siendo j¨®venes y haciendo Strauss, sus pupilos son capaces de sacar pianissimi. Finaliz¨® con la obertura de Tannhauser y el teatro se ven¨ªa abajo. Ritmo y acento Si uno prefer¨ªa un programa m¨¢s compacto, entonces no ten¨ªa m¨¢s que dirigirse al Mozarteum, donde, en cinco d¨ªas (entre el 16 y el 22 de agosto), Simon Rattle, al frente de la Orquesta Sinf¨®nica de Birmingham, ofrec¨ªa la integral de las sinfon¨ªas beethovenianas. A este cronista le toc¨®, el 17 de agosto, la Segunda y la Quinta, y debe confesar que sali¨® algo desconcertado. El Beethoven de Rattle es pre-Harnoncourt, impulsivo, jugado todo a la carta del ritmo. La melod¨ªa se vuelve casi un mero tr¨¢mite para llegar al acento. Tit¨¢nico, s¨ª, pero sin dar tiempo para saborearlo. Quiz¨¢ ha llegado la hora de volver a considerar tempi m¨¢s reposados, volver a estudiar las lecciones de Klemperer y B?hm.
No menos espectacular la oferta de m¨²sica de c¨¢mara. Aparte de la ¨®pera Mahagonny, Kurt Weill ha tenido un ciclo espec¨ªfico de cuatro conciertos. El segundo de ellos, el 14 de agosto, fue una delicia. Weill compart¨ªa programa con su contempor¨¢neo Hanns Eisler (1898-1962), quien tambi¨¦n colabor¨® con Bertold Brecht y fue el autor del himno de la extinta Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. Actuaba un chansonnier aut¨¦ntico, de cabar¨¦ berlin¨¦s, micro en mano y voz de cazalla: Heinz Karl Gruber. Sensacional, acompa?¨¢ndole, Sylvain Cambreling ante el Klangforum de Viena.
Para acabar, una nueva presencia espa?ola. Jordi Savall y sus grupos Hesperion XX y La Capella Reial de Catalunya presentaron en el Mozarteum (18 de agosto), con notable ¨¦xito, el octavo libro de madrigales de Claudio Monteverdi, los Madrigali guerrieri et amorosi. Todo ello a la espera, el a?o que viene, del Faust 3.0 y La condenaci¨®n de Fausto, de Berlioz, a cargo de La Fura dels Baus. Sin olvidar el Doktor Faust, de Busoni, en una nueva puesta en escena de Peter Mussbach, o el Don Giovanni que prepara Luca Ronconi. Tiempo habr¨¢. S¨®lo queda decir que ha sido un placer.
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