Los expertos critican la apat¨ªa social ante el desarrollo urban¨ªstico salvaje
Debate en Santander sobre la falta de una "cultura de la ciudad"
El patrimonio arquitect¨®nico espa?ol est¨¢ abandonado. En la actualidad, hay ciertos movimientos que ejercen acci¨®n cr¨ªtica, como los que defienden una conducta m¨¢s racional sobre las restauraciones, la recuperaci¨®n del entorno y el respeto a la ecolog¨ªa. "Pero falta la consolidaci¨®n de una teor¨ªa que defina las pautas de ese objetivo". Es una de las conclusiones a que lleg¨® ayer el acad¨¦mico de Bellas Artes y arquitecto Antonio Fern¨¢ndez Alba en el curso Patrimonio hist¨®rico arquitect¨®nico, de la Universidad Men¨¦ndez Pelayo.
Fern¨¢ndez Alba subraya que la llegada "de una falsa modernidad ha llenado de aparatos que se dicen modernos todos los perfiles rurales de pueblos preciosos, y no digamos de las zonas de costa, lo que ha contribuido a destruir irremediablemente el paisaje". La falta de una "cultura de la ciudad" en Espa?a ha sido debatida esta semana en Santander por Fern¨¢ndez Alba; el catedr¨¢tico de Historia del Arte Pedro Navascu¨¦s, y el arquitecto y director de la Escuela de Arquitectura de Madrid Ricardo Aroca, entre otros. Pero Fern¨¢ndez Alba hace varias matizaciones: "No hay que olvidar que la Espa?a que pudi¨¦ramos llamar bella era triste por pobre y miserable". El arquitecto explica que "hoy el concepto de pueblo como tal no existe. Todo el territorio es metr¨®poli porque est¨¢ lleno de esos aparatos que condicionan la vida en la metr¨®poli, es el tejido que forman los coches, los electrodom¨¦sticos y una forma de trabajo igual que la de la ciudad".
La destrucci¨®n del paisaje de buena parte de las costas espa?olas en las ¨²ltimas d¨¦cadas es analizada por Fern¨¢ndez Alba: "No hab¨ªa una ley de costas y, si la hab¨ªa, no se respetaba. Se ha destruido un patrimonio natural y los operadores econ¨®micos son tan poderosos que es muy dif¨ªcil desmontar todo ese tejido en aras de una ciudad m¨¢s amable". El arquitecto considera que un ejemplo digno de mencionar, compartido por un buen n¨²mero de expertos y que muestra una posible v¨ªa de soluci¨®n a este desastre, es el de Barcelona. "Se ha realizado una pol¨ªtica positiva de la ocupaci¨®n de las zonas vac¨ªas de los espacios industriales de la Catalu?a de principios de siglo. Esos espacios se recuperan para introducir un equilibrio verde, un microclima que compense de una manera natural lo que ha sido destruido".
El alcalde de Barcelona, Joan Clos i Matheu, que tambi¨¦n ha participado en este curso, explica que se est¨¢ produciendo un proceso de extensi¨®n de la ciudad hacia el territorio en busca de casas con jard¨ªn, por ejemplo, y el centro tiene cada vez menos poblaci¨®n. Y cuenta c¨®mo enfrentarse a esto: "No nos queda otra alternativa que tener una visi¨®n global de la ciudad y su entorno, una visi¨®n metropolitana. En el centro hist¨®rico debemos incorporar elementos de calidad y paisaje que los ciudadanos exigen e intentar adem¨¢s que la urbanizaci¨®n perif¨¦rica se haga con un sentido urbano".
El paisaje
La recuperaci¨®n del espacio c¨ªvico-monumental y la del paisaje son los aspectos que despiertan actualmente m¨¢s inter¨¦s y preocupaci¨®n. Especialmente es nuevo el debate sobre el paisaje, dice Fern¨¢ndez Alba, "porque antes ni se conservaba el monumento, ni el pueblo, y el ¨¢rbol no ten¨ªa mayor inter¨¦s". Acerca de la recuperaci¨®n de los conjuntos patrimoniales, se?ala Ricardo Aroca que hay que esforzarse "por hacer un seguimiento de los grandes monumentos, un buen mantenimiento y ocuparse de reunir datos sobre lo que sucede en cada uno, y no tanto por hacer grandes intervenciones que tiene muchos problemas". Aroca dice que deber¨ªa imponerse "una moratoria para ver qu¨¦ est¨¢ pasando, para reunir datos de forma unificada, definir lo que es pol¨ªticamente correcto, y dejar de hacer restauraciones de forma generalizada, sino s¨®lo en casos de absoluta necesidad".
Buena parte de los problemas de las metr¨®polis provienen de la falta de una cultura de la ciudad, que es un cultura abandonada, no s¨®lo por muchos pol¨ªticos, sino en general. Los arquitectos lamentan que no haya una educaci¨®n de las ense?anzas primarias para entender lo que significa la ciudad, porque el respeto a la ciudad debe nacer de una educaci¨®n en torno a ella. En Espa?a lo p¨²blico apenas tiene aceptaci¨®n y hay un credo de lo privado, opina Fern¨¢ndez Alba. Esto es uno de los aspectos sobre el que hay que introducir un cambio de mentalidad: "El respeto al espacio p¨²blico es una conducta social fundamental para poder vivir la ciudad. Es un problema de educaci¨®n y no s¨®lo del capital, que ya sabemos c¨®mo opera y que va a buscar un beneficio, pero que puede ser tratado positivamente, como se ha hecho, por ejemplo, en Edimburgo".
Babelia
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