El Ni?o de las almendras

La vida de Jos¨¦ Ferrer, El Ni?o de las almendras, empapela las paredes de su pe?a flamenca. En los desvencijados muros te?idos de duende y embrujo, no queda un resquicio para el olvido. Entre los cientos de fotos comparte silla de anea con Camar¨®n, Antonio Mairena, Enrique Morente... y dos turistas japoneses embriagados por su voz y sus chatos de vino. "En mi local cabe todo el mundo: payos y gitanos, granadinos y guiris, profesionales y aficionados al flamenco", explica con orgullo. Y es cierto. El port¨®n de la calle Quijada s¨®lo se abre la noche de los s¨¢bados. No es f¨¢cil encontrar la pe?a en el laberinto del Albaic¨ªn. Y no hay ning¨²n cuadro flamenco que amenice la velada. Tampoco resulta extra?o ver al cante a un gitano del Sacromonte, acompa?ado a la guitarra por un alem¨¢n mientras una nipona se remanga las faldas y baila un zapateado. El espect¨¢culo lo ponen los clientes. Jos¨¦ Ferrer alecciona, controla y, de vez en cuando, se anima por sole¨¢s o fandangos. Tan albaicinero como el jazm¨ªn o la buganvilla, El Ni?o de las Almendras naci¨® por accidente en Casablanca. A los ocho a?os dej¨® la escuela y se forj¨® su apodo en las calles de Granada en plena posguerra. "?ramos siete bocas que alimentar, as¨ª que mi padre me compr¨® una cesta y me puso a vender almendras saladas. Yo las tostaba, yo las paseaba y, cuando el hambre apretaba, yo mismo me las com¨ªa", recuerda. Ya por entonces se arrancaba al cante en el corral del Aljibe de la Vieja, donde cobraba un chavico de entrada. Y en 1943, con doce a?os, gan¨® su primer concurso. Sin embargo, la fama y el prestigio local los logr¨® en La Chata, el viejo coso taurino de Granada. "Fue en un festival flamenco con los mejores cantaores de la ¨¦poca. Yo estaba en las gradas, vendiendo almendras, y la gente empez¨® a gritar mi nombre para que saliera de espont¨¢neo. No me lo pens¨¦ dos veces y fue un ¨¦xito". As¨ª comenz¨® la carrera profesional de Ferrer. "Nunca he sido una estrella, pero nunca me falt¨® trabajo", matiza. Durante a?os actu¨® en teatros y salas de fiestas de Granada. Coincidi¨® con Mach¨ªn, "el de las maracas", en el caf¨¦ Hollywood; con Antonio Molina en el Teatro Cervantes y grab¨® su ¨²nico disco de t¨ªtulo embriagador: Todos los d¨ªas de borrachera. Viaj¨® de gira por Marruecos, cobrando diez duros por actuaci¨®n. Y luego lleg¨® a Madrid, donde consigui¨® el carn¨¦ de artista y un puesto con los mejores en el Teatro Villarrosa. Aunque su carrera comenzara en una plaza, Jos¨¦ Ferrer nunca ha sido torero. Algo que no le impidi¨® salir de la taberna El Dorado de Torremolinos a hombros del mism¨ªsimo Manuel Ben¨ªtez, El Cordob¨¦s. "Estaba en su mejor ¨¦poca. Llenaba las plazas, cortaba hasta rabos y cerraba los bares... Estuvimos toda la noche cantando y bailando rumbas. Al final me dio 2.000 pesetas de la ¨¦poca y se empe?¨® en sacarme por la puerta grande", rememora el cantaor. A sus 67 a?os, Jos¨¦ Ferrer sigue acompa?ando con almendras los vinos de sus clientes. Y as¨ª ser¨¢ mientras la voz le responda: "Mi pe?a tiene un almendro / sembrao con mucho arte / to el que viene a visitarla / almendras sale comiendo / del almendro de mi cante".