"La Iglesia vasca no ha sabido estar por encima de las ideolog¨ªas", dice De Pablo
El profesor de Historia Santiago de Pablo expuso ayer su tesis de que la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica vasca "no ha sabido mantenerse por encima de las ideolog¨ªas" en el Pa¨ªs Vasco. "Los obispos tendr¨ªan que dar unas l¨ªneas muy generales en sus pastorales, siendo conscientes de que siempre estar¨¢n en el punto de mira de quienes van a realizar una lectura pol¨ªtica de sus pronunciamientos", consider¨® De Pablo. El profesor de la facultad de Historia de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, intervino ayer en el curso de verano sobre El siglo XX en el Pa¨ªs Vasco con una exposici¨®n en la que subray¨® que la Iglesia vasca padeci¨® la tragedia de estar sometida a "la incompatibilidad de dos tradicionalismos, uno carlista, el otro nacionalista, que identificaron el sentimiento religioso con una visi¨®n pol¨ªtica concreta. Son dos tradicionalismos que piensan lo mismo pero sobre patrias diferentes". La ruptura se produjo con la Guerra Civil y el posicionamiento de los nacionalistas con la Rep¨²blica y de los carlistas con los insurrectos franquistas. El historiador desminti¨® que el obispo vitoriano Mateo M¨²gica -que padeci¨® destierro durante la Rep¨²blica y con el r¨¦gimen franquista-, fuera un cl¨¦rigo nacionalista: "M¨²gica fue un hombre desconcertado que ve c¨®mo sus fieles se matan en las trincheras y que no sabe qu¨¦ hacer. Cuando lleg¨® a Vitoria del Obispado de Pamplona ya se sab¨ªa que ten¨ªa una sensibilidad vasquista, pero en ning¨²n momento fue un nacionalista". Transferencia de sacralidad La implantaci¨®n manu militari del nacionalcatolicismo durante la posguerra deriv¨® en la depuraci¨®n de no menos de 700 sacerdotes de una Iglesia vasca "rota y desgarrada", que no levantar¨¢ cabeza hasta los a?os 60. El manifiesto cr¨ªtico con el r¨¦gimen franquista dado a conocer en 1960 por 339 sacerdotes -que no representaban m¨¢s del 10% del clero vasco, enfatiz¨® De Pablo- y los efectos del Concilio Vaticano II se conjugaron con la emergencia de la reivindicaci¨®n nacionalista, con resultados nefastos. El historiador a?adi¨® que en este contexto se explica la incorporaci¨®n de algunos sacerdotes a la pr¨¢ctica del terrorismo: "El nacionalismo vasco radical se convirti¨® en una religi¨®n, de forma que se produjo una transferencia de sacralidad hacia la patria, por la que ya val¨ªa no s¨®lo morir, sino matar". Para Santiago de Pablo los sacerdotes que colaboraron directamente con ETA interpretaron que "el cristianismo no es un medio de salvaci¨®n eterna, sino social y pol¨ªtica. Jesucristo no ser¨ªa un libertador del pueblo jud¨ªo oprimido por el romano, sino que el pueblo vasco era el que estaba pendiente de su liberaci¨®n respecto del espa?ol", dijo. En este sentido reproch¨® a la jerarqu¨ªa cat¨®lica vasca una "cierta responsabilidad" en el fen¨®meno de la violencia. "No porque haya alentado mentes intolerantes, sino quiz¨¢s por haberse separado de su misi¨®n pastoral, que fue mezclada por algunos de sus miembros con una liberaci¨®n personal, seg¨²n la cual no s¨®lo es bueno morir por una fe, sino que matar puede ser l¨¬cito". El ponente puntualiz¨®, con todo, que esta actitud no puede generalizarse, "puesto que los obispos condenaron la violencia desde 1968. Fueron sectores minoritarios, que de alguna manera pueden seguir existiendo, los que afirmaron que la liberaci¨®n del Pa¨ªs Vasco puede justificar el terrorismo". En la panor¨¢mica del siglo que acaba, Santiago de Pablo tambi¨¦n hizo notar la diferencia entre una ciudadan¨ªa vasca que en el primer tercio constitu¨ªa una sociedad cat¨®lica, mientras que en los albores de la nueva centuria "el Pa¨ªs Vasco es una de las regiones con menor pr¨¢ctica religiosa". As¨ª y todo resalt¨® que la "trascendencia" p¨²blica que tienen las declaraciones de los obispos vascos "sigue siendo mayor que en otros lugares", entre otras razones por la interpretaci¨®n "pol¨ªtica" que se hace de los mensajes pastorales.
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