Los alemanes de origen turco quieren salir del gueto
De los 2,1 millones de turcos residentes en Alemania, 220.000 son ciudadanos alemanes, y de ellos, 160.000 tienen derecho a votar el 27 de septiembre. Sea cual sea su postura respeto a la inmigraci¨®n, los partidos se esfuerzan por captar los favores de esta comunidad variopinta, de peso creciente en la vida social. El voto de los alemanes de origen turco puede ser decisivo para la elecci¨®n de un diputado por mandato directo en el distrito de Sch?neberg-Kreuzberg de Berl¨ªn. En la capital de Alemania, la mayor concentraci¨®n turca fuera de Turqu¨ªa, residen 168.000 turcos, de ellos, 30.000 con pasaporte alem¨¢n.En el Parlamento federal (Bundestag), que se renueva el 27 de septiembre, la comunidad turca tiene dos representantes: el diputado Cem ?zdemir, de Los Verdes, y la diputada Leyla Onur, del Partido Socialdem¨®crata (SPD). ?zdemir, nacido en Alemania hace casi 33 a?os, es un ejemplo de la nueva realidad multicultural que provoca hostilidad en quienes se empe?an en identificar la ciudadan¨ªa con los or¨ªgenes ¨¦tnicos.
"Yo no soy un emigrante. Siempre estuve aqu¨ª. No quiero estar en un gueto. Soy un ciudadano y no deseo ser definido como minor¨ªa", afirma ?zdemir, durante una jornada electoral por el barrio berlin¨¦s de Kreuzberg. Kreuzberg es uno de los cuatro distritos que forman el cintur¨®n de pobreza del centro de Berl¨ªn. Vivir all¨ª es casi como vivir en Estambul. Turcos son los letreros, los comercios y hasta las tabernas de ambiente gay. En turco est¨¢n las pintadas en pro de la liberaci¨®n del Kurdist¨¢n, turcas son las mujeres de cabeza cubierta que desaparecen en los patios interiores, y turcos son el kebab, la salsa de yogur y el t¨¦ que han desbancado a las salchichas, la mostaza y la cerveza.
Hijo de un tornero y una costurera emigrados, ?zdemir solicit¨® la ciudadan¨ªa alemana cuando ten¨ªa 16 a?os, en parte "para no tener que hacer la mili en Turqu¨ªa". Se la dieron en 1984, pero los centros de reclutamiento de la Bundeswehr (Ej¨¦rcito federal), se olvidaron de ¨¦l. Hasta hoy, el diputado no sabe si el "despiste" tuvo por fin prevenir alg¨²n incidente racista inc¨®modo.
Coalici¨®n "rojiverde"
?zdemir estudi¨® pedagog¨ªa y se meti¨® en pol¨ªtica. Fue uno de los dirigentes verdes en el land (Estado federado) de Baden-W¨¹rttemberg, y en 1994, como miembro de la lista de Los Verdes, entr¨® en el Bundestag, donde se ha dedicado a cuestiones de emigraci¨®n y ciudadan¨ªa. Su nombre suena como uno de los futuros responsables de la pol¨ªtica de extranjer¨ªa, si llega al Gobierno una coalici¨®n rojiverde (SPD-Los Verdes). Los comerciantes de hortalizas, los vendedores de casetes de cantantes como Seze Aksu o Yeniden Yetmise, que provocan furor cuando vienen de gira a Alemania, los exdrogadictos, los padres de familia preocupados por el auge del islam, y los negros alemanes son parte de los interlocutores de ?zdemir en Kreuzberg.El diputado y su comitiva se desplazan a pie por la Oranienstrasse. En el caf¨¦ Orya, ?zdemir se re¨²ne con varios exdrogadictos. El caf¨¦ forma parte de un proyecto de lucha contra la drogadicci¨®n y supone una isla donde no se consumen ni drogas ni alcohol. "Nos hemos integrado en todos los ¨¢mbitos de la sociedad alemana", dicen ir¨®nicamente Alev Kubat-Cedik y Mirican Kaya, los asistentes sociales que atienden a los exdrogadictos. Haber cometido delitos bajo los efectos de la droga puede costar la expulsi¨®n a los extranjeros, aunque lleven d¨¦cadas residiendo en Alemania o hayan nacido en el pa¨ªs. ?ste es el caso de uno de los presentes en el caf¨¦ Orya. Se trata de un padre de dos hijos, que tiene 38 a?os, de los cuales lleva 26 residiendo en Alemania. Hace cuatro, se someti¨® a una terapia y no ha vuelto a probar la droga, pero deber¨¢ abandonar Alemania antes del 31 de diciembre por los delitos que cometi¨® -y que ya pag¨® con varias penas de c¨¢rcel- cuando trataba desesperadamente de financiar su h¨¢bito.
?zdemir y Los Verdes quieren que los inmigrantes tengan un derecho de residencia garantizado y no puedan ser expulsados. Tambi¨¦n quieren que los plazos para adquirir la ciudadan¨ªa se reduzcan y se agilicen. El que ha nacido en Alemania, deber¨ªa poder adquirir la ciudadan¨ªa autom¨¢ticamente, y el que haya vivido en el pa¨ªs, deber¨ªa poder solicitarla transcurridos cinco a?os y no diez, como ahora. El derecho a adquirirla, se reducir¨ªa de 15 a 10 a?os de residencia.
La ciudadan¨ªa alemana, cuyos fundamentos legales se remontan a 1913, se basa en el "derecho de sangre". En Alemania viven m¨¢s de siete millones de inmigrantes y Ozdemir calcula que uno de cada seis alemanes es hijo de un matrimonio mixto. Alemania, dice, perdi¨® una oportunidad hist¨®rica de haber reformado su derecho de ciudadan¨ªa en los a?os setenta, cuando el SPD gobernaba conjuntamente con los liberales del FDP. "Hab¨ªa que haber actuado cuando qued¨® claro que los emigrantes se iban a quedar, que tra¨ªan a sus familias y se transformaban en miembros de esta sociedad. Hoy es m¨¢s dificil, debido al paro, la reunificaci¨®n, el radicalismo de derechas y reacciones como el integrismo isl¨¢mico y el nacionalismo, que no se daban en los setenta".
En la agencia de viajes Beytas, que ofrece vuelos a Estambul por 269 marcos (unas 23.000 pesetas), Battal Akdag comenta el caso de un conocido, de 47 a?os, que ha sido expulsado "por ilegal" tras 19 a?os de residencia en Alemania. "Va a tener problemas en Turqu¨ªa, porque no tiene papeles alemanes y tampoco tiene los turcos en regla", se?ala.
Tras la agencia de viajes, le toca el turno a los alemanes negros agrupados en la Iniciativa Alemanes Negros y Negros en Alemania (ISD). En el despacho de un abogado amigo, Joseline, Michael e Ika, explican los fines de esta organizaci¨®n, que se form¨® hace 10 a?os en pro de una sociedad antirracista y sin discriminaci¨®n. Aseguran que la red de organizaciones en defensa de los negros alemanes representa a unas 300.000 personas.
"Normas centroeuropeas"
El a?o pasado, la ISD emprendi¨® la defensa de una aspirante a recepcionista del hotel Adlon, nacida en Burundi. Esta estudiante, que llevaba 16 a?os en Berl¨ªn, fue rechazada por el hotel m¨¢s elegante de la capital porque su ind¨®mito cabello, peinado en decenas de trencitas, no cumpl¨ªa con "las normas centroeuropeas". Desde que la prensa aire¨® su caso, el Adlon contrata a gente de otras razas, explican los j¨®venes de la ISD."En Alemania tienen muchas dificultades con todo lo que les parece ajeno", comenta ?zdemir. "Alemania no se ha dado cuenta de que el mundo ha cambiado", puntualiza Michael, que es funcionario policial y tiene 34 a?os. La soci¨®loga Ika cree que los matices de racismo no se dan tanto entre el este y el oeste del pa¨ªs como entre el campo y la ciudad. Dice sentirse insegura cuando viaja a provincias en el este y opina que la marginaci¨®n de dos grupos sociales distintos, como negros y turcos, no garantiza su solidaridad mutua.
En el n¨²mero 34 de la Oranienstrasse, ?zdemir se re¨²ne con dirigentes de la Asociaci¨®n de Padres Turcos, una entidad laica que fomenta la integraci¨®n y la ense?anza biling¨¹e. Tiene 400 socios, pero parte de quienes antes frecuentaban este centro, inspirado en las asociaciones de padres espa?oles en Alemania, acuden ahora a otros destinos, como la Asociaci¨®n de Padres Alternativa, nacionalista e islamista, que se fund¨® hace un a?o y medio. "Con el tiempo, hemos constatado que ni los religiosos ni los nacionalistas nos aceptan. Somos demasiado progresistas", se?ala Kazim Aydin, seg¨²n el cual la Asociaci¨®n Alternativa recibe apoyo de Ir¨¢n y de Arabia Saud¨ª.
?zdemir est¨¢ a favor de que el islam tenga tambi¨¦n su puesto en las escuelas alemanas, mientras en ellas se ense?e la religi¨®n. "Si no se quiere dejar el islam a los radicales, hay que integrarlo en las escuelas", afirma, "eso es mejor que dejar que el islam se imparta en los patios interiores con maestros llegados de Turqu¨ªa y libros escritos para una minor¨ªa, que ense?an cosas que nada tienen que ver con la Constituci¨®n, tales como la desigualdad del hombre y la mujer".
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