Una peque?a gran pel¨ªcula

A partir de la un tanto mis¨®gina frase "todas hieren... s¨®lo la ¨²ltima mata", el guionista y director Pablo Llorca hace un personal e interesante trabajo que se aparta por completo de lo que suele ser habitual en el cine espa?ol. Tanto de las primeras pel¨ªculas de sus compa?eros de generaci¨®n, como de las de directores consagrados. Gracias a un bien manejado tono experimental, a su habilidad t¨¦cnica y a plantear una peculiar historia de amor llevada hasta sus ¨²ltimas e insensatas consecuencias. Situada en un lugar al margen del espacio y el tiempo -la ¨²nica informaci¨®n que se da es que uno de los personajes regresa tras pasar 15 a?os en un campo de concentraci¨®n, lo que tampoco sit¨²a mucho la historia-, Todas hieren es una peque?a producci¨®n de bajo presupuesto, pero que gracias al trabajo de Llorca y sus actores se convierte en una gran pel¨ªcula.Al igual que la m¨²sica de fondo es el Cuarteto para piano n? 3 en Do Menor, de Brahms, Todas hieren es otro peculiar cuarteto, donde tres hombres muy diferentes giran en torno de una hermosa mujer, mucho m¨¢s joven que ellos, perdidos en una casa situada en ninguna parte, en buena medida rodada en oscuros interiores, donde la buena fotograf¨ªa de Aitor Mantxola se concentra hasta en las part¨ªculas de polvo en suspensi¨®n.

Tras la ambiciosa Jardines colgantes (1993), su primer largometraje, que ha recorrido gran cantidad de festivales pero nunca se ha estrenado, Pablo Llorca debe esperar cinco a?os para hacer Todas hieren, que por fin se ha estrenado antes de participar en el Festival de Montreal. Uno de los atractivos de la pel¨ªcula reside en su reparto. En el centro se sit¨²a una espl¨¦ndida Leonor Watling, descubrimiento de Pablo Llorca en su anterior pel¨ªcula, rodeada por el portugu¨¦s Luis Miguel Cintra, actor habitual de Manoel de Oliveira, y Eusebio L¨¢zaro, en uno de los mejores trabajos de su carrera.