Aburrimiento en familia
La gente no va a los toros en C¨®rdoba ni por prescripci¨®n facultativa. Lo viene demostrando desde la feria de mayo y en los dos festejos que se han celebrado este pasado fin de semana. Ayer, a la hora de hacer el pase¨ªllo los tres novilleros, se contabilizaron un total de 1.175 espectadores, o lo que es lo mismo, el 8,3% de las 14.040 plazas del coso cordob¨¦s.Y no es de extra?ar esta actitud, visto los precios de las localidades y las birrias de encierros en esta plaza de primera categor¨ªa. El s¨¢bado, con tres toreros de la tierra (Finito, El Pireo y Alejandro Castro, que tom¨® la alternativa) hubo menos de un cuarto de entrada y, con toda seguridad, acertaron a quedarse en casa o en la piscina los que no acudieron a participar en una corrida con toros impresentables, tal vez desechos de la ganader¨ªa de Marcos N¨²?ez.
N¨²?ez / Mart¨ªnez, Reina, ?valos
Novillos de Carlos N¨²?ez, mansos descastados; la mayor¨ªa pitados en el arrastre. Curro Mart¨ªnez: vuelta; oreja. Reina Rinc¨®n: ovaci¨®n y saludos; silencio. Juan Carlos ?valos: dos avisos con retraso, y ovaci¨®n y saludos; palmas.Plaza de C¨®rdoba, 6 de septiembre. Poco m¨¢s de un octavo de entrada.
Y claro, la afici¨®n movi¨® ayer ficha y dej¨® que se viera el cemento en la plaza. S¨®lo 1.175 espectadores, sin contar a los m¨²sicos, en la novillada, en la que se present¨® con picadores el joven cordob¨¦s Juan Carlos ?valos.
La novillada de Carlos N¨²?ez no sirvi¨® y los chavales, muy verdes, se las vieron y desearon para salir ilesos de la plaza, en la que el aburrimiento se apoder¨® del p¨²blico, que en ocasiones despertaba sobresaltado cuando los noveles eran cogidos de mala manera.
Curro Mart¨ªnez intent¨® torear al natural a su primero, pero se le quedaba a mitad de viaje. Puso mucha voluntad con el cuarto y sac¨® genio despu¨¦s de ser volteado. Esto el vali¨® el reconocimiento del p¨²blico y la oreja.
Reina Rinc¨®n, como sus dos compa?eros de terna, no pudo sacar nada en claro de los espec¨ªmenes que le toc¨® en suertes. El quinto le cogi¨®, sin consecuencias y tom¨® la espada para acabar con el manso.
?valos manej¨® bien el capote con su primero y ah¨ª acab¨® pr¨¢cticamente su actuaci¨®n. Dos avisos oy¨® -el presidente le perdon¨® el tercero- por prolongar la faena y por no acertar con el acero. Con el que cerr¨® plaza, ?valos no se confi¨®.
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