La delincuencia toma las calles de Buenos Aires
"Cierre siempre con llave, y si llama a un cerrajero, elija uno de confianza", recomienda un pol¨ªtico
El diario La Naci¨®n de Buenos Aires del 3 de septiembre publicaba las siguientes noticias en su p¨¢gina 14 bajo el ep¨ªgrafe Informaci¨®n General: a seis columnas, "Crece la inseguridad. Asaltan, toman rehenes y se rinden por TV"; a cuatro columnas: "Las detenciones aumentaron un 25%"; otras noticias en la misma p¨¢gina: "Piden jueces y polic¨ªas m¨¢s poder para combatir la delincuencia", "Inquietud vecinal en Adrogu¨¦" y "Roban y quedan libres en 48 horas". El ejemplar fue escogido al azar en un d¨ªa cualquiera.A juzgar por lo que publica cada d¨ªa la prensa bonaerense, podr¨ªa llegarse a la conclusi¨®n de que la capital argentina se ha convertido en una ciudad sin ley. ?Realidad o percepci¨®n? Las estad¨ªsticas responden: el 27% de la poblaci¨®n mayor de 18 a?os en la capital y el gran Buenos Aires ha sido v¨ªctima de alg¨²n delito en el ¨²ltimo a?o. El 32% de los adolescentes (12 a 18 a?os) ha sufrido alg¨²n delito en el mismo periodo.
Son datos del ¨²ltimo estudio sobre la seguridad p¨²blica realizado por el Centro de Estudios Uni¨®n para la Nueva Mayor¨ªa. Su director, Rosendo Fraga, afirma categ¨®ricamente que la inseguridad "es un problema real hoy en la poblaci¨®n". La ¨²ltima encuesta indica que "el auge de la delincuencia es considerado el principal problema del pa¨ªs, despu¨¦s del desempleo", cuando hace un a?o ocupaba el sexto lugar en la agenda de las demandas sociales.
El aumento de la delincuencia no es un fen¨®meno nuevo. "Lo que ha cambiado en los ¨²ltimos meses y ha generado un tremendo impacto period¨ªstico no es la ola de delitos, sino que ha empezado a afectar a los sectores acomodados", afirma un estudioso del tema. Los asaltos a restaurantes elegantes del barrio norte o la Costanera tienen mayor repercusi¨®n que un delito en un barrio marginal. El elegante restaurante Dolly ha sido asaltado en cuatro ocasiones. Varios individuos armados entran en el local, desvalijan la caja y a los clientes. Todo sucede muy r¨¢pido. En la ¨²ltima ocasi¨®n, los asaltantes mataron al polic¨ªa de vigilancia. La propietaria ha decidido cerrar.
La inseguridad sigue siendo un problema ligado a la desigualdad. Los segmentos altos que han sufrido un delito son el 12%, mientras que los bajos llegan al 40%. Cuatro de cada 10 personas de bajos ingresos han sufrido un delito. "Viven en lugares con menor seguridad y menos presencia policial", se?ala la investigaci¨®n sobre la seguridad p¨²blica. "Buenos Aires todav¨ªa es m¨¢s segura que R¨ªo de Janeiro o M¨¦xico", dice Fraga, "pero no es menos cierto que es mucho m¨¢s insegura que hace 10 a?os". Y apunta tres variables: "El aumento de la pobreza y la marginaci¨®n, el tr¨¢fico y consumo de drogas y la impunidad. Si cometer delitos no tiene riesgo, ¨¦stos aumentan".
"Se se?ala muchas veces a la pobreza y el desempleo como las causas de la inseguridad. Es una verdad a medias, porque la mayor¨ªa de los desempleados y de la gente sin recursos no son delincuentes. Son v¨ªctimas de los delitos". Al referirse a la marginaci¨®n, Fraga dice que el 80% de los detenidos en Buenos Aires son extranjeros. "En t¨¦rminos sociales, a quien est¨¢ parado en su pa¨ªs lo sostiene la familia; el que est¨¢ desempleado en un pa¨ªs que no es el suyo est¨¢ marginado".
Diversos estudios y encuestas revelan hasta qu¨¦ punto reina en la sociedad argentina una sensaci¨®n de impunidad. Empieza por el hecho de que pocos pol¨ªticos pueden demostrar c¨®mo obtienen los recursos para vivir. "El ciudadano percibe la corrupci¨®n a trav¨¦s de peque?as cosas. Lo que m¨¢s irrita a la gente es el llamado gnocchi: el empleado p¨²blico que no trabaja y que va el d¨ªa 29 a cobrar", se?ala Fraga. Hay una sensaci¨®n de impunidad frente a la corrupci¨®n que hoy tambi¨¦n se est¨¢ planteando frente al delito. Detienen a un delincuente y lo sueltan enseguida.
Tambi¨¦n tiene que ver con la impunidad la p¨¦rdida del miedo del delincuente a apretar el gatillo. "En otros pa¨ªses hay que partir de la base de que quien mata a un polic¨ªa deber¨¢ enfrentarse a todo el cuerpo, que pondr¨¢ todo su esfuerzo para capturarlo. Antes de matar a un polic¨ªa, el delincuente se lo piensa. En Argentina esta premisa falla".
Frente al delincuente hay una polic¨ªa que no goza precisamente de buena imagen entre la poblaci¨®n. El caso extremo lo constituye la polic¨ªa de la provincia de Buenos Aires, implicada en todo tipo de esc¨¢ndalos. La reforma llevada a cabo en este cuerpo a comienzos de este a?o no ha significado un avance en su eficacia. Tampoco el traspaso de la polic¨ªa federal al Gobierno de la ciudad de Buenos Aires que preside Fernando de la R¨²a (15.000 agentes) parece haber servido de mucho, a juzgar por las estad¨ªsticas.
La desconfianza ante la capacidad del Estado por defender a los ciudadanos est¨¢ siendo explotada por los pol¨ªticos. El partido Acci¨®n por la Rep¨²blica de Domingo Cavallo ha empezado a distribuir un cuadernillo con sugerencias para evitar ser asaltado en los edificios: "Cierre siempre con llave, y, si llama a un cerrajero, elija uno de confianza..."
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