Al fin, un presidente
Si se hace balance sobre lo acontecido en las pasadas corridas generales de la Aste Nagusia bilba¨ªna, un hecho destaca por encima de todo. El comportamiento del presidente de Vista Alegre, Mat¨ªas Gonz¨¢lez, a la hora de la concesi¨®n de trofeos y de calibrar las peticiones demasiado bullangueras del p¨²blico respecto de la m¨²sica. Hay que darle un alt¨ªsimo sobresaliente. Acostumbrados durante muchos a?os a regalar orejas sin ton ni son, al fin este agosto la plaza de Bilbao volv¨ªa a la seriedad, al rigor que siempre tuvo como plaza de primera categor¨ªa. Gonz¨¢lez ha tenido el coraje de reprobar su propia conducta como presidente en los tres a?os anteriores. Su actitud en este agosto, pone en evidencia toda una larga trayectoria de intereses espurios fraguados con esta plaza como tel¨®n de fondo. Bilbao pose¨ªa un cr¨¦dito de exigente, donde los trofeos que otorgaba daban categor¨ªa al torero premiado... Sobre esas premisas, los presidentes de los ¨²ltimos a?os hicieron concesiones en exceso gratuitas. Se regalaban orejas a diestro y siniestro. Cada tarde de agosto era una juerga orejera y musiquera. El Bilbao de suma categor¨ªa se convert¨ªa en una plaza cualquiera. Para que siguiera esa inercia durante los a?os que hicieran falta, la cr¨ªtica reina del ditirambo y la legi¨®n de taurinos que viven de la bulla avalaba y aplaud¨ªa la labor nefasta de los presidentes de turno. Y de pronto, surge un Mat¨ªas Gonz¨¢lez renovado. Un hombre dispuesto a devolverle a Bilbao la solera que tuvo, la seriedad perdida. Como si fuera un chasquido de un mill¨®n de palomas que echan a volar de golpe, la cr¨ªtica honesta, los aficionados sensatos, la gente de bien del toro denota la actitud recia e inteligente y clara y exacta del presidente. Hacen p¨²blicos sus elogios. Reconocen un cambio de comportamiento. Si en otro tiempo no guardaron sus cr¨ªticas duras, ahora se alegran de poder alabar sin paliativos la conducta ejemplar en el cap¨ªtulo de la concesi¨®n de trofeos y al acto de controlar el ordenamiento de la m¨²sica. De todos modos, decir cr¨ªtica honesta y aficionados sensatos no quiere decir que entren de lleno en el para¨ªso de la ingenuidad. Todo lo contrario. Palparon unos y otros que la nueva actitud de Mat¨ªas Gonz¨¢lez puso nerviosos y no muy contentos a determinados miembros de la junta administrativa. Por si fuera poco, desde dos medios de comunicaci¨®n (prensa y televisi¨®n) llegaron a denostar gravemente a Mat¨ªas Gonz¨¢lez. Aduc¨ªan en esos dos medios que el presidente aspiraba a ser protagonista de la feria. Llegaron a pedir su destituci¨®n. Para colmo de los disparates, peligrosos disparates, las aviesas intenciones de no se sabe qui¨¦n fabricaron el rumor de que una comisi¨®n de toreros y apoderados ped¨ªa que echaran de su puesto al presidente Mat¨ªas Gonz¨¢lez. Ya s¨®lo por estas injustas e intempestivas reacciones, la actitud de Mat¨ªas se eleva a gran altura. Y nosotros tenemos que apoyarle en la medida de lo posible, porque con ello contribuimos a dotar a Bilbao de aquello que perdi¨® por negligencia y blandura de unos presidentes concretos. Es un primer paso. Pero falta mucho para llegar a alcanzar el prestigio escamoteado. Por ejemplo, tiene que conseguir el presidente que no salga toro alguno sin el trap¨ªo, peso, edad y hechuras adecuados para una plaza como Vista Alegre. Desde ¨¦pocas inmemoriales Bilbao fue la n¨²mero uno en ese sentido. ?Por qu¨¦ no volver a serlo?... A la hora de tener que devolver los toros que el reglamento le invita a devolver, le animamos a que cumpla esa decisi¨®n para bien de la fiesta y de la plaza bilba¨ªna. Como estaremos con el presidente a la hora de exigir que se ejecute el tercio de varas con toda ejemplaridad, cosa que brilla por su ausencia de un tiempo a esta parte. Esa lacra execrable la han permitido los toreros, los empresarios, la cr¨ªtica benevolente (otra gran lacra), los taurinos de pan y mel¨®n, con la complicidad de un p¨²blico pagano, al que enga?an para que se comporte como un autista y aplauda cada vez que algo se mueve por el ruedo. Si en el ¨¢nimo de Mat¨ªas Gonz¨¢lez vive la intenci¨®n de convertir la plaza de Bilbao en lo que fue, el agradecimiento de muchos de nosotros no conocer¨¢ l¨ªmites mayores.
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