Homenaje de Villa Rojo a Lorca

La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha tenido el acierto de organizar su homenaje a Garc¨ªa Lorca seg¨²n una f¨®rmula tan original como ¨²til. Todo un programa monogr¨¢fico de un solo autor de la tierra, Jes¨²s Villa Rojo (Brihuega, 1940) se pasea en pocos d¨ªas por Toledo, Cuenca, Guadalajara, Valdepe?as y Ciudad Real. Est¨¢ a cargo de la Orquesta de C¨®rdoba dirigida por el tinerfe?o Gregorio Guti¨¦rrez y cuenta con la colaboraci¨®n de solistas tan valiosos como la mezzo bonaerense Soraya Chaves y el violonchelista bilba¨ªno Asier Polo.Comenz¨® el itinerario el jueves en el museo de Santa Cruz de la capital toledana ante un p¨²blico numeroso, interesado y entusiasta, que concedi¨® a Villa Rojo y sus int¨¦rpretes un ¨¦xito justo y grande. La obra del compositor, presente en la vida musical europea desde hace tiempo, es fuerte y personal y as¨ª disfrutamos de la larga belleza del Concierto para violonchelo, escrito en 1982 y magistralmente protagonizado por Asier Polo. Su perfecci¨®n t¨¦cnica, su capacidad expresiva y la naturaleza de su sonido pleno y hermoso se ponen al servicio de una inteligente penetraci¨®n en los pentagramas. De este modo quedaron demostrados los m¨¦ritos de una obra que ser¨¢ pronto de repertorio. Asier Polo y sus colaboradores demostraron c¨®mo un gran solista de violonchelo puede obtener un ¨¦xito resonante sin necesidad de tocar el concierto de Dvorak.

La m¨²sica de Villa Rojo no s¨®lo est¨¢ bien pensada y realizada, sino que busca y encuentra una expresividad que se comunica directamente con la audiencia. Se demostr¨® tanto en el concierto como en las melod¨ªas tituladas Cantar con Federico, visi¨®n honda de la l¨ªrica del poeta granadino pero ajena al tan frecuente espa?olismo convencional. M¨²sica pura y significativa que en alg¨²n caso, como en la tercera canci¨®n, nos habla con aciertos extraordinariamente emotivos.

El Septeto y el Pasodoble pertenecen a otro orden de ideas. Sobre el primero se alza una leve sombra del ¨²ltimo Falla y en el pasodoble orquestal, de 1992, el aire popular queda estilizado con sumo talento: es el alma de lo popular antes que la forma lo que Villa Rojo nos ofrece. El director Gregorio Guti¨¦rrez es un valor claro de la nueva generaci¨®n; su saber, su temperamento y su duende quedan a la par de su responsabilidad a la hora de montar pentagramas tan actuales por la sustancia como libres en las formas.