No nos lo merecemos
Si se consigue superar la barrera creada por la descarga de la adrenalina, la sordidez ambiental y la sensaci¨®n de gravedad plomiza, hay algo evidente en el momento actual: Espa?a no se merece lo que est¨¢ pasando. Cualquier comparaci¨®n entre lo que es la vida cotidiana de los espa?oles y ese t¨²nel sin salida en que consiste la vida p¨²blica revela hasta qu¨¦ punto es falsa la afirmaci¨®n de que cada pueblo tiene la pol¨ªtica que se merece. ?sta, adem¨¢s, tiene el privilegio de poder hundir irremisiblemente todo lo dem¨¢s. Y, si lo consigue, lo har¨¢ incluso en contra de lo que son las mejores tradiciones de cada una de las dos grandes fuerzas pol¨ªticas.De esa fusi¨®n sentimental que ha llevado a los dirigentes socialistas a la puerta de la prisi¨®n de Guadalajara s¨®lo cabe decir una cosa: no tiene futuro. Como en la tragedia griega, su desenlace est¨¢ previsto y ser¨¢ el peor imaginable. Si esas personas miran a su alrededor, ver¨¢n que existe otra Espa?a, m¨¢s all¨¢ de los 7.000 de Guadalajara, que les ha votado en alg¨²n momento o que, situada un poco m¨¢s a la izquierda o hacia el centro, lo puede hacer en el futuro. No deja de admitir que los socialistas tienen razones para actuar como lo hacen, aunque no les asista la raz¨®n. No traga ese condumio indigerible basado en contradicciones como que los condenados no hicieron nada, pero que est¨¢ bien hecho lo que, por otra parte, tambi¨¦n hicieron otros. Mide la val¨ªa de una pol¨ªtica antiterrorista por sus resultados, a medio y largo plazo, previsibles tanto los unos como los otros. Y no cree que Espa?a carezca de un Estado de derecho porque eso de la "dictadura silenciosa" fue el diagn¨®stico, producto del desvar¨ªo y la exaltaci¨®n de la oposici¨®n cuando el PSOE estaba en el poder.
Si los socialistas fueran capaces de mirar un poco m¨¢s all¨¢ de lo que hoy sucede -y hay que pensar, sobre todo, en que lo haga Borrell- recordar¨ªan que en otro momento de nuestro pasado, durante los a?os veinte, hubo tambi¨¦n terrorismo de Estado. Entonces lo que preocup¨® a algunos es que no naciera un "clamor de indignaci¨®n" porque la consecuencia podr¨ªa ser "envilecer toda la vida nacional". Quienes as¨ª pensaban aseguraron que si aquello no conclu¨ªa y "el desenfreno se nos impone, en momento de peligro general no seremos seguramente ni d¨¦biles ni indecisos". Se refer¨ªan a su denuncia de aquella situaci¨®n intolerable que es siempre la violencia al margen de la ley. Se llamaban Largo Caballero y Juli¨¢n Besteiro y el entrecomillado procede de un manifiesto socialista de enero de 1921.
No nos merecemos tampoco la actitud del partido del Gobierno, ni siquiera imaginando lo que hubiera podido hacer con ella un Rodr¨ªguez cualquiera. En un momento como ¨¦ste no es tolerable ni el asombro ante imputaciones contrarias (aunque sean, en parte, injustas), ni la pretensi¨®n de alejamiento, ni la prosa burocr¨¢tica sobre los pasos que ha de seguir un indulto, ni el silencio regocijado ante los males del otro. La pretensi¨®n de hacer tragar que hoy no existe riesgo alguno de fractura social resulta tan insultante para el observador como las triples versiones de los condenados. Hay en el PP toda una propensi¨®n a la miniaturizaci¨®n, a la mezquindad, al pugilato por lo m¨ªnimo. En los d¨ªas m¨¢s negros de la vida espa?ola un amigo del presidente -que es quien es por ese exclusivo motivo- anda comprando emisoras para cumplir un prop¨®sito pol¨ªtico declarado y manifiesto. Y el PP no parece darse cuenta, en paralelo con el adversario, que las ventajillas del perill¨¢n se pagan caras en el medio plazo.
Aznar debiera pensar en grande y, como los socialistas, tiene donde inspirarse. En la transici¨®n, Su¨¢rez no disolvi¨® las Cortes a comienzos de 1979 en plena crisis del PSOE, no reproch¨® a los comunistas Paracuellos, no hizo ciega demagogia de derechas y supo, por ejemplo, que a medio plazo le merec¨ªa la pena restablecer la Generalitat. En cada uno de estos terrenos podr¨ªa haber obtenido una aparente ventaja relativa. Pero a medio plazo hubiera perdido ¨¦l y, sobre todo, hubi¨¦ramos perdido todos. Si Aznar quiere ser de centro, la foto-robot la tiene bien clara. No nos merecemos el embrollo presente. Ni siquiera los dos grandes partidos si atienden a su supuesto modelo en el pasado.
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