Jeanne Moreau, Hopkins, Banderas y John Malkovich jalonan un certamen prometedor
"Barrio", de Fernando Le¨®n, y "Frontera Sur", de Gerardo Herrero, pel¨ªculas espa?olas en liza
La actr¨ªz francesa Jeanne Moreau lleg¨® anoche a la capital guipuzcoana para recibir el Premio Donostia, que el festival le concedi¨® el a?o pasado y no le fue posible recoger. Su presencia es el primer jal¨®n de los varios que ir¨¢n marcando las sucesivas etapas del encuentro, al que acudir¨¢n tan populares y eminentes personalidades como el brit¨¢nico Anthony Hopkins, el espa?ol Antonio Barderas y los estadounidenses John Malkovich y Arthur Penn, a quien se espera en la clausura. Barrio y Frontera Sur son los dos filmes espa?oles que entrar¨¢n en la liza del concurso, en el que compiten 15 peliculas.
Otro c¨¦lebre hombre de cine que acudir¨¢ al festival hacia la mitad de su celebraci¨®n es el italiano Bernardo Berlolucci, que traer¨¢ bajo el brazo las latas de su ¨²ltima pel¨ªcula, Asediados, que a¨²n permanece in¨¦dita en Europa y ¨²nicamente ha sido proyectada, de manera informal, en el pasado festival de Toronto. Los ecos que nos llegan de este nuevo filme de Bertolucci hablan de un esfuerzo del cineasta para dar por finalizado el ¨²ltimo tramo de su brillante filmograf¨ªa y afrontar, casi desde cero, un arriesgado giro dentro de su estilo.El festival donostiarra arrancar¨¢ esta noche con una pel¨ªcula estadounidense de producci¨®n independiente, Amigos y vecinos, de la que es director el joven Neil Labute. Otra producci¨®n norteamericana, Dos vidas en un instante, dirigida por Peter Howitt, ser¨¢ la que lo clausure, el pr¨®ximo d¨ªa 26, en la habitual sesi¨®n de gala en que ser¨¢ dado a conocer el reparto de los premios.
Sobre este reparto gravitar¨¢ la inesperada y controvertida propuesta hecha hace unos d¨ªas por el director del festival de Venecia, Felice Laudadio, de suprimir este juego de galardones en los grandes festivales. Diego Gal¨¢n, director de ¨¦ste, comenta la ins¨®lita propuesta de su colega: "No creo que sea por ahora viable una medida como ¨¦sta. Las cosas van m¨¢s bien por el lado contrario, pues incluso peque?os festivales que carec¨ªan de secci¨®n competitiva, como el de Deaville, tengo entendido que se proponen ponerla en marcha".
Riesgo
Y a?ade Gal¨¢n, con un deje de sorna: "A la gente de la producci¨®n, a los due?os de las pel¨ªculas, que son quienes en definitiva nos proporcionan la materia de nuestro trabajo y lo hacen posible, lo que en realidad le gustar¨ªa es venir a concursar, pero sin concurso". Es el f¨¢cil juego de la apuesta al caballo cuando ya ha ganado la carrera, la supresi¨®n de la zona oscura del riesgo, muy propia de un mundo en el que se entrelazan arte y negocio, parcelas de conducta que tienen visiones opuestas de la idea de riesgo."El riesgo es indispensable en los grandes festivales y eliminarlo equivaldr¨ªa a hacerles perder tensi¨®n e incluso morbo", prosigue Gal¨¢n. Y cuenta que un cineasta espa?ol le dio un argumento irrefutable para mantener viva y en vilo la atenci¨®n ante un desfile de pel¨ªculas. "Me dijo: "si quit¨¢seis el concurso, al final la gente sacar¨ªa la conclusi¨®n de que, al no haber ganadoras, todas las pel¨ªculas han perdido". Me pareci¨® un argumento sagaz, adem¨¢s de divertido".
Una de las secciones m¨¢s vivas del festival donostiarra es la llamada Zabaltegui o Zona Abierta. Su nombre desvela con nitidez su contenido: una conjunci¨®n no competitiva, libre de luchas, de pel¨ªculas que abren horizontes. Algunas de las que propone esta Zona Abierta del festival donostiarra, este cronista ha tenido la oportunidad de verlas en otras latitudes de la aventura del cine actual para abrirse caminos en busca de cine futuro, como la brasile?a Central do Brasil, la griega La eternidad y un d¨ªa, la colombiana La vendedora de rosas y la francesa La vida so?ada de los ¨¢ngeles, que son hermosas y vigorosas pel¨ªculas procedentes de culturas y sensibilidades muy distintas, pero que coinciden en contribuir desde zonas de la creaci¨®n muy lejanas entre s¨ª a ese esfuerzo del cine por abrirse paso, en medio de la creciente e informe marea de la audiovisualizaci¨®n de la vida cotidiana, con todo su pasado a cuestas, con su identidad intacta, e incluso reforzada, en cuanto relato, en cuanto arte, y en cuanto misterio moderno por excelencia. Si en el marco de esta Zona Abierta hay otras obras de parecida enjundia, una vez m¨¢s se convertir¨¢ en la tierra firme de las inevitables, porque est¨¢ en su l¨®gica serlo, flotaciones del concurso.
"Zona abierta", afirma Diego Gal¨¢n, "es a mi juicio una parcela esencial, y no siempre bien atendida por los medios de comunicaci¨®n del festival. Es cierto que, en ediciones precedentes, se nos fue de las manos, porque tal vez pecamos de querer abarcar demasiado y sobrecargamos su programaci¨®n de t¨ªtulos. El a?o pasado, en concreto, proyectamos en ella 44 pel¨ªculas. Demasiadas. Pero este a?o hemos comprimido la programac¨ª¨®n en catorce menos, a un total de 30. Creo que esta concisi¨®n la beneficia y s¨®lo nos queda esperar que los medios se percaten de ello y le den la atenci¨®n que merece.
Las retrospectivas de San Sebasti¨¢n 98 est¨¢n dedicadas a la obra completa de dos cineastas ant¨ªpodas, tanto en lo que hace a las latitudes geogr¨¢ficas e hist¨®ricas en que hicieron su trabajo, como al estilo de su cine. El japon¨¦s Mikio Naruse es un cl¨¢sico en su pa¨ªs, pero un desconocido, salvo por expertos, en Occidente, que forj¨® su vasta obra desde los a?os treinta a los sesenta, y que una vez tuvo como ayudante de direcci¨®n a un joven meritorio llamado Akira Kurosawa, que ha escrito dedicado a ¨¦l un apunte que prologa el libro que le dedica San Sebasti¨¢n 98 y que hay que situar entre lo ¨²ltimo que nos dio de s¨ª mismo este gigante abatido por la muerte hace dos semanas.
El otro cineasta que San Sebasti¨¢n 98 recupera al completo es el estadounidense Terry Gilliam, hombre de cine con fan¨¢ticos y detractores a ultranza.
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