A F¨¦lix de Az¨²aFRANCESC DE CARRERAS
Como posiblemente ya saben algunos lectores, soy miembro del Foro Babel. Sin embargo, para hablar con exactitud, esta pertenencia debe ser matizada dada la peculiar naturaleza de esta entidad. En efecto, el Foro Babel no es una asociaci¨®n, ni siquiera un grupo dotado de una organizaci¨®n estable, ni tiene local para reunirse, ni tiene propiamente unos miembros fijos, es decir, unos socios. Se trata, simplemente, de un ¨¢mbito de debate, libre y abierto, en el que coinciden personas de ideolog¨ªas diversas -dentro de un universo que va del centro izquierda a la izquierda- con un v¨ªnculo com¨²n: la convicci¨®n de que en un Estado democr¨¢tico el sujeto de los derechos debe ser la persona individual y no la naci¨®n, entendida ¨¦sta en su sentido etnicista y territorial. Esta convicci¨®n b¨¢sica nos ha llevado a ser cr¨ªticos con las ideolog¨ªas nacionalistas que no part¨ªan de este presupuesto, presentes no s¨®lo en los partidos expl¨ªcitamente nacionalistas, sino tambi¨¦n en todos los partidos de la izquierda catalana. De ah¨ª naci¨®, precisamente, la idea de constituir un espacio c¨ªvico para dialogar sobre estos temas, cuya actividad se canalizara principalmente a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n, con objeto de incidir en la opini¨®n p¨²blica, y que termin¨® casualmente llam¨¢ndose Foro Babel. Las ideas que le dan unidad son las que constan en dos documentos, aprobados en abril de 1997 y junio de 1998, suscritos por varios centenares de ciudadanos de nuestro pa¨ªs, los cuales, al firmarlos, si lo desean, pueden considerarse pertenecientes al Foro Babel. En este sentido yo me considero miembro de ¨¦l. Pero adem¨¢s, el foro -la misma palabra lo indica- tambi¨¦n se expresa de forma plural a trav¨¦s de sus miembros individuales y ello responde plenamente a su car¨¢cter, ya se?alado, de ¨¢mbito de debate libre y abierto. F¨¦lix de Az¨²a, miembro tambi¨¦n de Babel en el sentido indicado, persona de peso en nuestro mundo intelectual y cultural, y colega en estas p¨¢ginas de EL PA?S, ha realizado unas declaraciones seg¨²n las cuales los objetivos del Foro Babel no se han cumplido, ya que el debate que plante¨¢bamos no ha tenido lugar, y propone que Babel no vuelva a manifestarse hasta despu¨¦s de las elecciones al Parlament. Estas opiniones de Az¨²a, con las que han coincidido o discrepado otros firmantes, han levantado cierto revuelo en nuestro peque?o mundo y algunos observadores han querido ver fisuras all¨ª donde no las puede haber ya que Babel es, por su propia naturaleza, un ¨¢mbito de opiniones diversas. Yo, por ejemplo, no estoy de acuerdo con algunas afirmaciones de F¨¦lix de Az¨²a. Me parece indudable que el debate se ha dado, sigue y seguir¨¢. En este sentido, los dos manifiestos de Babel han sido, antes que otra cosa, oportunos: es decir, han aparecido en unos momentos en los cuales buena parte de la sociedad catalana deseaba que se trataran p¨²blicamente estos temas y se pusiera de manifiesto que el pensamiento ¨²nico sobre ellos no era m¨¢s que una pura ilusi¨®n. Me parece que esto, hoy, ya est¨¢ claro. La disidencia con el pensamiento ¨²nico no s¨®lo existe, sino que es amplia y profunda: ah¨ª est¨¢ la lista de firmantes, los art¨ªculos en prensa, las cartas al director, las llamadas a las radios, las conferencias y actos diversos, el ¨¢nimo que te dan amigos y desconocidos... y la proliferaci¨®n de varios foros babel por el territorio de Catalu?a. Tambi¨¦n las reacciones que ha suscitado, positivas y negativas, son una prueba de que hay af¨¢n de debate. No olvidemos que, a partir del nuestro, han proliferado los manifiestos, documentos y declaraciones sobre esta materia de asociaciones, fundaciones y partidos. Todo ello es debate, discusi¨®n y di¨¢logo. Compara, F¨¦lix, lo que decimos nosotros con lo que afirman los dem¨¢s: advertir¨¢s discrepancias, pero tambi¨¦n muchas coincidencias, algunas esperadas, otras m¨¢s sorprendentes y curiosas. Y sobre todo, no seamos ingenuos: las posiciones de mera descalificaci¨®n -las de Branchadell, que nos llamaba c¨ªnicos e hip¨®critas; los juicios de intenciones del fundamentalista Manent; las de Bru de Sala, que calific¨® el manifiesto de "engendro"- deben considerarse, en este pa¨ªs, normales. Y no lo dudes, todav¨ªa vendr¨¢n m¨¢s. Se debate como se puede, no con la altura intelectual, la objetividad y las reglas de juego que uno desear¨ªa. Pero las cuestiones que ha planteado Babel se han situado en el centro de la opini¨®n p¨²blica y de la opini¨®n publicada: ciertamente porque estaban latentes en la sociedad, pero tambi¨¦n, quiz¨¢, porque hemos acertado en el modo, directo y pol¨¦mico, de plantearlas. Si no otra cosa, Foro Babel es en estos momentos, para la opini¨®n p¨²blica, un punto de referencia. Tampoco estoy de acuerdo con F¨¦lix en que en tiempos electorales debamos callar. Por supuesto, est¨¢ claro que el espacio en el que act¨²a el Foro Babel es el de la opini¨®n p¨²blica, no el del juego entre fuerzas pol¨ªticas. Adem¨¢s, por su composici¨®n, es de naturaleza plural. De todo ello se deduce que, obviamente, no puede apoyar a un partido o a un candidato. Pero de esto a callar hay un gran trecho. En una sociedad que queremos viva, en la cual todas las opiniones deben ser expuestas y todos los intereses representados, nadie que tenga algo que decir debe renunciar a exponer sus ideas. El debate no puede dejarse nunca, en solitario, a los partidos pol¨ªticos, ni siquiera en tiempos electorales. Los intereses pol¨ªticos, sociales, econ¨®micos y culturales son muy diversos, y todos sus agentes deben participar en el debate p¨²blico, precisamente para que el ciudadano forme con libertad su propio criterio antes de depositar su voto en las urnas. La libre expresi¨®n, en tiempos electorales, quiz¨¢ no pueda decirse que sea m¨¢s necesaria que nunca, pero s¨ª que, cuando menos, es tan necesaria como siempre. El debate, F¨¦lix, debe seguir y seguir¨¢ porque no hay quien lo pare. Primero entre nosotros mismos y luego con quienes est¨¦n dispuestos a ello. La libertad no existe para ser proclamada, sino para ser ejercida. ?nicamente se niegan al di¨¢logo razonable aquellos que tienen miedo a la libertad. Lo importante no es tener raz¨®n, lo importante es estar dispuesto a razonar. Y tener el coraje moral de hacerlo en p¨²blico y con total libertad.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UAB
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