Nueva faz para el viejo templo

El primer crep¨²sculo del oto?o te?¨ªa ayer de sombra fresca la Plaza de la Paja. Pese al griter¨ªo de algunos ni?os que jugaban al front¨®n despreocupadamente contra los muros de las a?ejas casas, de las hojas de un pu?ado de acacias parec¨ªa brotar ese silencio que mantiene encapsuladas en la Edad Media algunas plazas del coraz¨®n de Madrid.En un primer piso de la contigua Costanilla de San Andr¨¦s, bajo una farola, un cartel color crema recordaba que all¨ª, en el a?o de 1477, se alzaba el palacio de los Lasso de Castilla, "alojamiento preferido por los Reyes Cat¨®licos en sus visitas a Madrid". Otro cartel anuncia que Gutierre de Vargas y Carvajal, obispo de Plasencia, mand¨® all¨ª construir una iglesia en 1557.

Ese templo, monumento nacional desde 1931, permanece desde hace una semana escondido bajo una tupida redecilla verde, entre dos filas de andamios. Se trata de la Capilla del Obispo, una pieza renacentista que fue cerrada al culto en 1966 y cuya fachada, contigua a la de la parroquia de San Andr¨¦s, mostraba una erosi¨®n preocupante. Para atajarla, la Empresa Municipal de la Vivienda en colaboraci¨®n con la Direcci¨®n General de Patrimonio, va a rehabilitarla en los pr¨®ximos cuatro meses con financiaci¨®n de 23 millones de Caja Madrid.

Tras la redecilla se adivina un frente de piedra, ornado con un medall¨®n blanco, escudo de los Vargas. "Los ni?os lo han roto a balonazos", se lamenta una vecina de la plaza. Tras el muro suben dos escalinatas de piedra que van a dar a una puerta met¨¢lica, pobre sustituta de otra excelsa, de roble y nogal, repujada con una Anunciaci¨®n, un Isaac llevando le?a para el sacrificio de su hijo y dos medallones con cabezas de ap¨®stoles.

Nadie sabe qu¨¦ pas¨® con esta puerta. Ten¨ªa adem¨¢s otra de entrada a la sacrist¨ªa, obra de Crist¨®bal de Robles, con incrustaciones labradas de batallas b¨ªblicas, Mois¨¦s contra los amalecitas y Josu¨¦ contra los gabaonitas. "Yo creo que estas otras puertas si se conservan", imaginan los vecinos, que no pueden acceder al interior. Josefa y Mar¨ªa Jes¨²s del Pozo, sexagenarias, evocan con ojos ilusionados sus respectivas bodas en la Capilla del Obispo. Wenceslao Fern¨¢ndez Barrera, de 57 a?os, tapicero, vecino de la Costanilla de San Andr¨¦s, recuerda cuando recibi¨® la Primera Comuni¨®n. "La Capilla era de los duques de Alba, con un mobiliario que mi padre tapiz¨® de raso", comenta con orgullo, "Tuvo un retablo magn¨ªfico". No se equivoca Wenceslao. El retablo, dorado, obra de Francisco Giralte, disc¨ªpulo de Alonso Berruguete, "es de lo mejor que pueda contemplarse en Castilla", escribir¨ªa Jos¨¦ Mar¨ªa de Azc¨¢rate. "?jala a¨²n siga dentro", comenta otro vecino.