Un m¨¢rtir de segunda
En todas las guerras hay m¨¢rtires de primera y de segunda. Hasta en las guerras sucias. El encarcelamiento de los dos m¨¢ximos responsables del Ministerio del Interior despu¨¦s de que el Tribunal Supremo les declarara culpables del secuestro de Segundo Marey ha dado lugar a un mont¨®n de reacciones desmedidas: autobuses cargados de militantes socialistas dispuestos a expresar a gritos a las puertas de la prisi¨®n de Guadalajara su lealtad inquebrantable, multitudinarias y t¨¦tricas ovaciones a un general de la Guardia Civil sobre el que existen las peores sospechas... Todo un estallido de dudosas pasiones que recuerda a los desahogos ultras en los a?os de la transici¨®n y que no deja de sorprender en gentes que se dicen de izquierdas. No s¨®lo ning¨²n socialista parece haberse acordado de las v¨ªctimas de la guerra sucia, sino que tan siquiera se han acordado de los "verdugos" veniales e inocentes -que tambi¨¦n los hubo- que participaron en ella sin enterarse, con el mismo atolondramiento con el que el Fabricio del Dongo de La Cartuja de Parma de Stendhal pas¨® por la batalla de Waterloo. Despu¨¦s de que el Supremo le condenara a cinco a?os de prisi¨®n y a ocho de inhabilitaci¨®n por custodiar a Segundo Marey obedeciendo ¨®rdenes de sus jefes, un paisano nuestro, el polic¨ªa cordob¨¦s Luis Hens Serena, hasta ayer destinado en M¨¢laga, acaba de entrar en prisi¨®n y se ha quedado para siempre sin su trabajo. Cuando el secuestro de Marey, Hens era un polic¨ªa reci¨¦n salido de la academia al que el secretismo que es norma en la lucha antiterrorista le imped¨ªa conocer el alcance de la misi¨®n que sus superiores le hab¨ªan encomendado. Seg¨²n el testimonio del propio secuestrado, Hens trat¨® siempre de tranquilizarle y de dulcificar, en lo posible, las horrorosas circunstancias de su cautiverio. Que se sepa, Hens y el otro funcionario que intervino en la custodia, Juan Ram¨®n Corujo, son, adem¨¢s, los ¨²nicos de los condenados por el Supremo que han pedido perd¨®n a su v¨ªctima. Hens y Corujo han tenido que pagar de sus propios bolsillos los gastos de abogado, as¨ª como las indemnizaciones a las que han sido condenados. Para ellos no ha ido ni un duro de esos fondos reservados que han enriquecido a m¨¢s de uno y han mantenido a cuerpo de rey a indeseables como el chapucero polic¨ªa franquista Jos¨¦ Amedo. Condenado a la ruina, la c¨¢rcel y el paro, ellos -que s¨®lo obedecieron, d¨®cil e ingenuamente- no han recibido casi muestras de solidaridad, ni ayuda econ¨®mica, ni una palmadita en la espalda. Entretanto, a los m¨¢ximos responsables de la guerra sucia no les faltaba de nada, e incluso eran vitoreados como h¨¦roes por buena parte de sus compa?eros del PSOE. Ahora, los paisanos de C¨®rdoba de Luis Hens han comenzado a movilizarse y ya tienen unas dos mil firmas pidiendo su indulto. Sus colegas de la Comisar¨ªa Provincial de M¨¢laga tambi¨¦n andan recogiendo apoyos. A Hens le queda, al menos, el consuelo de haber sido perdonado por su v¨ªctima, cuya familia, incluso, le ha llamado por tel¨¦fono para interesarse por su estado de ¨¢nimo en v¨ªsperas de ingresar en la c¨¢rcel.
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