Para amansar a las peque?as fieras
Ya se sabe que la m¨²sica amansa a las fieras, se hallen ¨¦stas en los zool¨®gicos o en los colegios. Cerca de un millar de estos "locos bajitos", que dir¨ªa Serrat, llenaron ayer el Teatro Principal de Alicante de palmas y alaridos de excitaci¨®n. Los chavales, procedentes de varios colegios de la capital y las localidades lim¨ªtrofes, acud¨ªan a ver el espect¨¢culo "Tuve tuba por un tubo", que combina el cuento semiesc¨¦nico, la pantomima y la m¨²sica para ganarse a un p¨²blico que no por su corta edad es menos exigente. Con esta iniciativa, el Festival de M¨²sica Contempor¨¢nea de Alicante se abre por primera vez a los ni?os, una experiencia que ya ha calado con ¨¦xito en otros prestigiosos cert¨¢menes musicales como el Festival de Jazz de Vitoria. La obra, escrita y presentada por el compositor Fernando Palacios, re¨²ne en escena cuatro trombones, dos tubas y una bater¨ªa. Los m¨²sicos no dialogan, sino que se expresan a trav¨¦s de sus instrumentos y la ¨²nica voz que se escucha es la de Palacios, que narra una historia en la que los ni?os se ven involucrados. Porque esa historia no es sino la explicaci¨®n de lo que est¨¢ sucediendo: un 24 de septiembre de 1998, un grupo de ni?os acude al teatro para ver un concierto de The Sir"s Aligator Company, pero los m¨²sicos no se presentan. S¨®lo aparece en escena Miguel, el empleado de la limpieza del teatro, que se queda dormido y en su sue?o aprende a tocar la tuba. Cuando falta poco para el inicio de la funci¨®n, los ni?os est¨¢n sentados, pero entregados a una chiller¨ªa en tono de soprano y embargados por la inquietud permanente de quien est¨¢ descubriendo el mundo d¨ªa tras d¨ªa. La voz que anuncia que en cinco minutos comenzar¨¢ la obra, lejos de calmarlos, sube el volumen de sus gritos. Cuando se alza el tel¨®n, la situaci¨®n no mejora, aunque la presencia en el escenario del narrador y las amonestaciones de los profesores contribuyen a que los ¨¢nimos se vayan calmando. El elemento sorpresa juega una parte importante en la obra. As¨ª, al inicio de esta primera parte de la funci¨®n hay varios de los m¨²sicos camuflados en las butacas. Cuando el presentador, sorprendido ante la ausencia del grupo que ha anunciado, pregunta si alguien del p¨²blico sabe tocar, los componentes de The Sir"s Aligator Company -una banda real que se dedica desde 1995 a tocar adaptaciones para viento y bater¨ªa de temas de artistas contempor¨¢neos como Michael Jackson o Tom Jones- acuden uno a uno a escena. Entablan un di¨¢logo mediante el sonido de sus instrumentos, construyendo divertidas fanfarrias cercanas al free jazz que hacen las delicias de los ni?os, acostumbrados a estos contrapuntos, atonalidades y melod¨ªas saltarinas y circenses tan propios de los dibujos animados. La parte central del espect¨¢culo, que describe una tuba a trav¨¦s de un texto mitad adivinanza mitad poema simpl¨®n del estilo de Gloria Fuertes y desemboca en el sue?o de Miguel, se resiente un poco de falta de ritmo, y los educadores vuelven a sudar la gota gorda para sofocar incipientes conatos de rebeli¨®n en el patio de butacas. La recta final, con toda la banda sobre el escenario interpretanto a ritmo de "dixieland" una alborotada sonata interrumpida con trabalenguas, es la que se gana definitivamente a los chavales, muchos de los cuales pueden dar rienda suelta a sus ansias de bailar, esta vez sin recibir una rega?ina. La experiencia vivida ayer en el Teatro Principal dej¨® buen sabor de boca tanto a escolares como a organizadores. Se ech¨® en falta, sin embargo, un poco m¨¢s de interacci¨®n con el p¨²blico infantil. Los ni?os pudieron hacer poco m¨¢s que participar, manos en alto, en un juego de hipnosis colectiva cuando Miguel interpret¨® un solo de tuba. Un espect¨¢culo que permitiera a los ni?os subir al escenario y jugar con los instrumentos o explorar las posibilidades de su propia voz, como sucede, por ejemplo, en un montaje de Bobby McFerry en el que los infantes imitan los ins¨®litos sonidos que salen de la garganta del creador de la exitosa "Don"t worry, be happy".
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