Alexandre Vona publica a los 76 a?os su ¨²nica obra, escrita a los 25
El autor sefard¨ª la dej¨® olvidada en Ruman¨ªa cuando emigr¨® a Par¨ªs
Alexandre Vona es ingeniero y poeta. Su ¨²nico libro parece una novela, pero es una compleja reflexi¨®n po¨¦tica "sobre la destrucci¨®n de la palabra, sobre la nada". Vona (en realidad, Alberto Enrique B¨¦jar: es sefard¨ª) escribi¨® Las ventanas cegadas (Debate) a los 25 a?os. Luego emigr¨® a Par¨ªs y olvid¨® el manuscrito en una maleta. Un amigo lo guard¨® y 50 a?os m¨¢s tarde lo public¨®. Hoy, ante su sorpresa, triunfa en toda Europa.
Vona es un hombre elegante, culto, conversador infatigable y simp¨¢tico. Se le ve muy feliz en Espa?a, de donde procede su familia (¨¦l naci¨® en Bucarest), pero dice que preferir¨ªa haber venido "como un escritor verdadero, a hablar de mi ¨²ltimo libro, en vez de a explicar c¨®mo un viejo de 76 a?os que escribi¨® algo a los 25 no ha vuelto a escribir nada m¨¢s, salvo 20 o 30 poemas, uno de ellos fant¨¢stico, y tres relatos".Vona considera que hablar de Las ventanas cegadas a estas alturas de su vida resulta "tremendo". "?Ha muerto ya aquel joven que escrib¨ªa entonces? ?Tal vez escrib¨ªa aquel joven como el viejo que soy ahora?". La duda procede del mismo sitio. Seg¨²n explica en un espa?ol que toma cosas del franc¨¦s y el italiano, Vona se considera un poeta, no un escritor, y "la poes¨ªa es el don m¨¢s extra?o, un arte anormal, que consiste en destruir el instrumento de trabajo: la palabra. Por eso no hay poetas j¨®venes o viejos, s¨®lo poetas. La poes¨ªa no se aprende, se tiene o no".
Libro embrujado
Vona reconoce que su libro no es f¨¢cil de leer -"si no se lee como un poema puede incluso ser fastidioso"-, pero admite el acierto del vaticinio que un d¨ªa le hizo por carta Mircea Eliade, "mi mejor amigo, aunque era de extrema derecha". Eliade dijo que Las ventanas cegadas era "un libro con un extra?o destino, un libro embrujado (...) que no obstante conocer¨¢ el ¨¦xito, empezando por el ¨¦xito del cari?o"."Debe ser as¨ª", dice Vona, "porque lo escrib¨ª sin pensar en nada, en ning¨²n simbolismo. S¨®lo quer¨ªa juntar palabras y destruirlas. ?se es el gran misterio de la literatura. Hay un tipo de escritor no autom¨¢tico, independiente de la experiencia y la memoria, que tiene su propia l¨®gica y su propia memoria, y que a momentos funciona muy bien. Si hubiera escrito un libro bien construido, tal vez ahora ser¨ªa el hombre que ha escrito 25 libros".
Admirador de Rilke, Kafka, Proust y sobre todo Hamsun, el Nobel noruego, "que me ense?¨® la importancia de los silencios y las elipsis", Vona cuenta en su novela la historia (la no-historia) de un tipo sin nombre, ocupaci¨®n, sentimientos ni edad que vive en un delirio: el de no poder ver y no poder ser visto. "Es un autista que se desplaza a todas partes con sus ventanas tapiadas, que vive en ese mundo oscuro cuando est¨¢ en casa y fuera. No existe m¨¢s que el vac¨ªo, la proyecci¨®n de su estado de angustia, de p¨¢nico, no s¨¦ si a la muerte o a una especie de muerte permanente".
Una sensaci¨®n bastante com¨²n, por otro lado. "S¨ª. Nos emborrachamos y nos hundimos para no vivir el esc¨¢ndalo de la imposibilidad de vencer a la muerte". Lo que muchas veces no excluye la vanidad, recuerda Vona. "Cioran, siendo tan buen escritor, se me hizo peque?o el d¨ªa que lo encontr¨¦ en Par¨ªs, en 1948. ?l llevaba cinco a?os all¨ª. "No me hable en rumano", me dijo, "ma?ana voy a la radio y no quiero tener acento". Me pareci¨® terrible. ?C¨®mo alguien tan desesperado pod¨ªa querer pasar por algo que no era? Ionesco, en cambio, era un hombre admirable. El autor rumano de m¨¢s talento".
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